Acoso contra la mujer: todos los días, a cada hora

19 junio, 2017

“La lluvia era muy intensa, recuerdo que eran entre las seis y seis media de la tarde de un viernes de abril. Estaba resguardándome debajo de un techo de lámina de un puesto que ese día no había abierto. Poco a poco comencé a ver como el granizo cubría de blanco toda la calle; se veía muy padre, tomé mi cel y grabé un video para subirlo a mis redes¸ y cuando terminé de grabarlo, la prima reacción que tuve era ver si alguien más estaba viéndome. Y me sorprendió porque nunca lo había visto por esos rumbos y en la tarde; él me sonrió, pero como que me sentí rara, en vez de seguir caminando hacia insurgentes, pero me di la vuelta y me regresé rápidamente para mi trabajo”.

Un camión, cuatro estaciones del tren suburbano, otras nueve del metrobús y 4 cuadras más que debe caminar: es el trayecto que diariamente hace Andrea, para llegar a su trabajo. Originaria del Estado de México, tiene 29 años y es licenciada en mercadotecnia.

“El machismo siempre está presente: en la calle, nunca falta el pelado que te chifla o te grita algo, sucede habitualmente, pero no tengo porque acostumbrarme a ellos, tienen que aprender a respetar a la mujeres. También siempre te encuentras con el tipo que se te queda mirando y te quiere desnudar con la mirada.”

FOTO: GALO CAÑAS /CUARTOSCURO.COM

Lo dice mientras que su rostro da señales que reflejan enojo e indignación.  Enseguida levanta la mirada y entretanto dobla varias veces una servilleta que tiene entre sus manos, y comenta.

“Ya sabes, es muy común que conforme te vas adaptando a un nuevo estilo de vida, periódicamente vas como identificando a personas que al igual que uno,  a diario toman el camión o el tren en el  mismo horario que solemos tener, es muy común,” repite.

 Según datos del INEGI, a diario más de 800 mil personas que viven en el Estado de México, se trasladan todos días a la Ciudad de México, lugar en el que tienen su trabajo, o en otros casos, jóvenes que estudian la secundaria, el bachillerado y la universidad.

“Nunca lo vi dentro del tren del suburbano, jamás me lo encontré dentro del vagón, o en la plaza que está en Buenavista. Yo siempre tomo el metrobús de la Línea 1, pero me subo el que está frente a la estación; casi nunca me cruzo a insurgentes. Pero fue ahí donde me lo empecé a encontrar.”

FOTO: ISAAC ESQUIVEL /CUARTOSCURO.COM

Pantalón de mezclilla, siempre usaba camisa, era de piel clara, cabello corto y de unos 36 años, siempre traía sus audífonos puestos y su celular en las manos, lo describe Andrea: “yo nunca tuve intenciones de hablarle, pero como te digo, se fue convirtiendo en esas personas que usualmente comienzas a identificar porque seguido te los encuentras.”

“Y yo siempre ando a las carreras”, menciona la licenciada en mercadotécnica y con un tono de voz que expresa pena, y confiesa ser una persona impuntual pero con una mirada apuntando hacia el cielo, agradece que de alguna manera suele llegar ”Casi siempre” antes de las 9 de la mañana al trabajo; su hora de entrada.

“Siempre trato de apurarme, pero se me hace tarde y ando corriendo para llegar. Sin embargo, eso fue lo que me hizo darme cuenta de que algo había de raro. Nunca llego a Buenavista a la misma hora.  Y lo extraño es que ya muy seguido me lo encontraba, incluso conforme pasaban los días, antes de llegar a la estación nunca lo veía, pero cuando ya me iba a subir al metrobús, él aparecía.”

Andrea de 29 años, recuerda que ella siempre se bajaba primero que él, en las estaciones que están aledañas a la Condesa y parte de la Colonia Roma.

“Nunca me dijo nada, solamente una vez me sonrió pero, yo me volteé, fueron como dos semanas seguidas que por casualidad me lo topaba. Siempre fue así cada mañana. Hasta que un viernes por la tarde, llovía mucho y comenzó a caer granizo, grabé un video con mi celular, y cuando terminé y lo iba a guardar, lo vi parado al otro lado de la calle; nunca me lo había encontrado a esas horas y por esos rumbos, sentí un poco de miedo y me regresé a mi trabajo”.

A la semana siguiente, la joven licenciada en mercadotecnia, narra con una expresión de enojo en su cara. Como el lunes y martes que siguieron, aquel joven que parecía de unos 36 años, sorpresívamente se bajó en la misma estación que ella. “Me extrañó un poco que se bajara igual que yo, pero no quise pensar de más. Según yo nunca me siguió”.  

Lo dice mientras que su voz se comienza a cortarse un poco, y arranca pequeños pedazos de papel, de la servilleta que tiene entre sus dedos.

-Dos días después lo vi, eran como las tres y media de la tarde- lo menciona y toma una pequeña pausa, cierra los ojos y seguido de un suspiro, expresa.

“Ya era jueves, había salido temprano del trabajo, porque tenía cita con el dentista. Estaba caminado e iba desenredando el cable de mis audífonos, cuando escuche una voz que me decía, ¡Hola! y cuando levante la mirada, vi a alguien enfrente de mí, y lo único que se me ocurrió decir fue regresar el saludo”.

-Sabes de algún banco que haya cerca de aquí- dijo el chico que durante varias semanas, Andrea se encontró en Buenavista, y ya seguidamente cerca de su trabajo.

FOTO: JACOB GARCÍA /CUARTOSCURO.COM

-La verdad es que no sé, no soy de aquí, tal vez sobre insurgentes haya alguno- respondió la chica de 29 años con una expresión cortante con la intentó cerrar la conversación y seguir su camino.

Sin embargo, asegura que el hombre le siguió insistiendo, “Oye es que yo tampoco conozco por aquí, creo que ando un poco perdido, quieres indicarme más o menos hacia dónde ir.”

-Si sigues toda esta calle sales a la Avenida de los Insurgentes, seguro ahí hay muchos bancos, perdón ya me tengo que ir, llevo prisa- sentenció Andrea para que aquel sujeto le dejara seguir por su camino.

“Si llevas prisa, yo te puedo llevar, tengo acá a lado estacionada mi camioneta, si quieres te puedo encaminar y sirve que tú me dices cómo salir de aquí”.

-Se me hizo muy extraño lo que dijo- asegura la joven licenciada en mercadotecnia. “Me lo topé muchas veces en el camión, y ahora resulta que traía camioneta”.  Fue el primer pensamiento que tuvo mientras escuchaba lo que decía.

“Después extrañamente un señor que cálculo de unos 40 años, quién iba pasando y escucho lo que decía, se acercó y nos dijo que a cinco cuadras de ahí había un banco; nuca supe qué banco estaba buscando, pero inexplicablemente aquel sujeto si sabía”.

-Tú conoces más o menos por aquí, no seas mamona y acompaña al chavo- fueran las palabras que el hombre le dijo a Andrea, para que se viera forzada a “guiar” al joven.

“Me molestaron mucho sus palabras y la forma en cómo lo dijo, yo quería irme de ahí, pero ellos me insistían mucho. Hasta me enojé y le dije al cuarentón, que si tenía mucho interés en ayudar mejor él lo podía acompañar.”

-Ándale no deje abandonado al joven, súbete a la camioneta, no te hagas del rogar- fueron las palabras con las que la mujer de 29 años, segura que comenzó a sentir más miedo. “Me quería forzar a ir, sentía mucho miedo.”

Entretanto, los carros seguían pasando por la calle, y las demás personas caminaban y avanzaban a su lado, no se percataban de lo estaba sucediendo. El sujeto de 33 años, como lo describe la mujer, se acercó y la intentó tomar del brazo.

“Quise dar un paso hacia atrás, pero el otro señor se movió como para taparme el paso. Ya no sabía qué hacer, estaba muy asustada, hasta que pasó un patrulla cerca de donde estábamos, los dos tipos se vieron entre sí, y el más viejo me dijo, ya vete pinche payasa, y se fue caminando rápido, y fue cuando hice el movimiento para caminar y cruzarme la calle para dar alcance a los policías.”

-No, espera, ya cálmate no te quieras pasar de lista- fue lo que el hombre de 33 años que había seguido por varias semanas a Andrea, le dijo.

Sin que ella lograra detenerse y seguir su paso hacia la patrulla, y mientras miraba y daba señas a los policías, seguido de ese momento se percató que aquel sujeto que había intentado abordarla, ya se había ido, sin que ella alcanzara a ver a qué dirección había escapado.

El Acoso de cada día

A diario miles de mujeres que viven, trabajan y estudian en México, se enfrentan al acoso causado por los hombres. Ya sea en la calle, en el transporte público, en el trabajo y en la escuela,  jóvenes son víctimas en prácticamente cualquier lugar de dicha conducta.

Según cifras de la ONU Mujeres, en México 9 de cada 10 se ha visto vulnerable por este tipo de agresión. Ya sea de manera verbal y física, que va desde tocamientos, gritos, violencia e insinuaciones sexuales, son las formas en las que millones de mujeres sufren estos tipos de actos.

FOTO: ISAAC ESQUIVEL /CUARTOSCURO.COM

De acuerdo con cifras de INEGI, el tipo de violencia que más sufren las mujeres es el sexual, abarcando más de la mitad con un 52%. Asegurando que este tipo de hostigamiento se da dentro de la vida privada con la pareja, y fuera por parte de alguien ajeno.

Asimismo, es el transporte público el lugar donde mayor acosamiento recibe millones de mujeres en todo el país. Según la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública, más del 90 por ciento de este tipo de delito no se denuncia y por ende no se investiga.

Siendo el Estado de México, la Ciudad de México, Sonora y Baja California las entidades que encabezan la lista donde mayor acoso sufren a diario las mexicanas. Sin embargo, advierte el Instituto Nacional de Estadística y  Geografía (Inegi). Todas las entidades tienen altos niveles de dicho problema social.

Números que en los últimos 5 años se han visto poco atendidos por las autoridades, y rápidamente van incrementando.

Un ejemplo de esto lo dio a conocer La Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, quienes afirman  que en el último lustro, se han registrado más de 3 millones de casos, en los cuales, más del 90 por ciento son perpetrado por  hombres que oscilan entre los 16 y 46 años de edad.

Aunado a esto y  al clima de violencia que a diario se vive en todo México, en los últimos años se han incrementado alarmantemente los casos de feminicidios.

El Inegi ha estimado que en la última década se han cometido por lo menos más de 30 mil asesinatos en contra de mujeres, cifras que han aumentado en un 83%  en lo que va del nuevo siglo.

Y que en la mayoría de ellas sufrieron previamente, algún tipo de hostigamiento verbal físico, y en algunas cuestiones, fueron previamente reportadas como desaparecidas.

Siendo el Estado de México, la Ciudad de México, Chiapas, Michoacán, Nuevo León, Sinaloa, Morelos, entre otros, las entidades donde mayores asuntos de este tipo se han visto y mismos que en la actualidad se han decretado Alertas de Género¸ para apoyar, prevenir, atender e investigar dichas cuestiones, que han tenido poco o nulos resultados.

Así como lo ha explicado la ONU, en el país se vive un gran problema cultural, ya que, como recientemente lo mencionó Ana Güemes, en la recién campaña #NoEsDeHombres, “La mayoría de los hombres no consideran el acoso sexual como violencia. Silbarle a una mujer, lo tienen absolutamente naturalizado”.

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Periodista independiente, graduado de la Maestría de Periodismo Político, en La Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Ha trabajado como reportero y editor web, en medios como: Revista Variopinto, y Revolución 3.0.

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