Daniel CallejasEl departamento de intereses personales de Miguel Ángel Mancera se cayó la tarde de hace dos semanas en el terremoto de la Ciudad de México. Días previos el jefe de Gobierno se visualizaba como candidato presidencial en 2018 y dialogaba con quien quedaría de interino en el proceso.
Incluso 24 horas antes del terremoto, Mancera había aceptado la renuncia del secretario de Movilidad Héctor Serrano por motivos partidistas. Es de todos sabido que se involucrará al equipo coordinar de la campaña de Mancera, por eso empezaban a desligar cargos ciertos funcionarios.
Serrano dejó el nuevo Reglamento de Movilidad de la ciudad. Pero si el jefe de Gobierno pretende competir por la elección mayor, deberá entregar una ciudad diferente a como la dejó Marcelo Ebrard.
En varias entrevistas Mancera ya dijo que su prioridad es la capital mexicana, resignado y hasta enojado en cámaras se notaba. Parece que la colonia Roma o Condesa se hubieran opuesto, tras el derrumbe de edificios, a la partida del sin partido.
Miguel Ángel Mancera aún debe cuentas a las familias que perdieron su casa en la Roma, la Condesa, Tláhuac… entre más a resolver en la CdMx. En este contexto, debe levantar una ciudad que naturalmente no esperaba un terremoto, pero no solo es eso, dejarla como lo merece.
En su gobierno fue marginal el aumento en la calidad de vida de ciertas delegaciones. Por ejemplo, la falta de agua en Iztapalapa o las construcciones irregulares en Cuauhtémoc, Benito Juárez o Tlalpan. Quizá haga responsable a cada delegado, pero ¿dónde está la autoridad capitalina que ve por su ciudadanía?
Incluso, fuentes cercanas al gobierno de la CdMx, me revelaron que Armando Ahued, titular de la Secretaría de Salud, quedaría como interino. Y que, tras una prueba de meses al frente de la gran urbe, sería el elegido del PRD para formalizar el puesto en 2018.
De tal manera que la Ciudad de México contaría con candidatos especializados en materia de salud: José Narro Robles del PRI y el mismo Ahued. Por Morena se perfila Claudia Sheinbaum, aún con el caso del Colegio Rébsamen y la falsa historia de “Frida Sofía”.
Por parte del PAN podría ser Ernesto Cordero y esa amigable posición que el PRI le otorgó como presidente de la mesa directiva del Senado. Aunque sus roces con Ricardo Anaya lo dejan lejos de ser un consentido panista.
La baraja sigue sin repartirse y ahora aún más. La ciudadanía ha visto por sí misma y la credibilidad de los partidos se cayó como vieja construcción corrupta e insostenible. No solo murió este año el Distrito Federal, con él y luego del terremoto se ha demostrado que los políticos no levantan escombro.
Los servidores públicos están, bajo los hechos de los últimos días, para servirse de la gente y no como lo define la ley. El pueblo que sirve al pueblo es quien realmente tiene el poder, no a través de votos, totalmente sí a causa de la lucha en común.
¿Sepultaremos pronto la democracia? Las elecciones de 2018 serán radicalmente definitorias de qué es lo que necesita México.
