Daniel CallejasLas semanas han pasado y las conferencias mañaneras no acaban; hora y media diaria para rendir cuentas con palabras que cachan los periodistas. Unos preguntan, otros no corren con la misma suerte. Hasta hay gatos debajo de la tarima donde define la agenda el presidente.
¿Soluciones? Cero cuantificables. Siguen el huachicoleo, la violencia en el país y servidores públicos perdiendo 90 minutos de trabajo en Palacio Nacional. Ahora, la constante de echarse la bolita de unos a otros y pensar en “las buenas voluntades” es el tema semanal.
Por ejemplo, Michoacán, detenido desde hace días por un bloqueo de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) porque el magisterio no ha recibido el pago de sus últimas quincenas.
Pero… ¿quiénes pagan las consecuencias? Empresarios y ciudadanos de a pie que vienen de tierras lejanas. Francisco Cervantes, presidente de la Confederación de Cámaras Industriales de México (Concamin), estima que las pérdidas diarias por los bloqueos de la CNTE son de mil millones de pesos. Ferromex contabiliza alrededor de 200 trenes parados, además de otros 96 carrotanques.
Y aquí ustedes dirán: “¿Y a mí qué?” Pues dentro de la afectación por el bloqueo hay combustible que quiere llegar a la refinería de Tula, en Hidalgo; 100 mil toneladas de materias primas, autopartes, alimentos que quizá ya se echaron a perder, entre otros insumos.
El gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles, ya le exigió a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), encabezada por Javier Jiménez Espriú, que resuelva el bloqueo porque son vías de comunicación, obligación que debe resolver el gobierno Federal, pero el titular de la dependencia le echa la bolita al mandatario estatal.
Peor aún la respuesta que dio Andrés Manuel López Obrador sobre el tema, pues apela a “la buena voluntad de la CNTE” para levantar el bloqueo. No mamar. Como si en 2006, cuando el presidente bloqueó Paseo de la Reforma al perder las elecciones, nosotros hubiéramos aguantado felizmente a que nos diera chance al libre tránsito.
Ahora, más allá de las kilométricas conferencias lagañeras y eventos públicos que ya vimos en 12 años de campaña, es urgente que todo el gabinete se dedique más a trabajar que a ser acompañantes del presidente por las mañanas.
En vez de alegar que si el problema es estatal o federal, lo que necesitan los ciudadanos son resultados palpables, no palabrerías en Palacio Nacional. Le recordamos a López Obrador que hay, cuando menos, 30 millones de mexicanos que le dieron su confianza y no pueden esperar los 6 meses que estimó el presidente para poner en marcha los planes para el país. El futuro es hoy, AMLO.
