FOTO: JUAN JOSÉ ESTRADA SERAFIN / CUARTOSCURO.COM

Las otras autodefensas de Michoacán

9 septiembre, 2019

De sacar a los narcotraficantes más temibles de sus pueblos, estos grupos armados se convirtieron en la maña; algunas de estas autodefensas pasaron de ser héroes a villanos

 

“Quién controla Michoacán tiene controlado el negocio de las drogas”, sostienen sin exagerar Ricardo Ravelo, periodista y escritor, experto en temas de narcotráfico.

El inicio

En Michoacán, en efecto, es fundamental para el crimen organizado, a tal grado que fue en esta entidad donde comenzó la llamada “guerra contra el narcotráfico”.

Dicha guerra ha dejado un saldo de número rojos: más alrededor de 250 mil asesinatos y más 40 mil desaparecidos, según cifras oficiales.

Era 11 de diciembre de 2006, Felipe Calderón tenía apenas 10 días en la presidencia cuando lanzó la primera “operación conjunta” de su gobierno, casi siete mil elementos de las fuerzas del orden, militares en su mayoría, se instalaron en los puntos más peligrosos de Michoacán, su estado natal.

Calderón, el uniforme. Foto: Gustavo Aguado

Un mes después, en enero de 2007, también en Michoacán, Calderón Hinojosa visitaba a la 43 Zona Militar, ubicada en Apatzingán, vestido con uniforma militar. La “guerra” iniciaba.

Sin embargo, contradictoriamente los carteles de la droga comenzaron a tener mayor presencia dicha entidad.

Primero “Los Valencia”, aliados con el cártel de Sinaloa; luego “La Familia Michoacana”, cercana con el cártel del Golfo y “Los Zetas”; para consagrarse posteriormente “Los Caballeros Templarios”, siendo una organización criminal más independiente.

“Los Templarios”, liderados por Enrique “Kike” Plancarte y Nazario Moreno González, “El Chayo”, se hicieron del estado, no solo controlaron el negocio de la droga –siembra, producción y trasiego– también comenzaron a incursionar en otras actividades delictivas.

Enrique “Kike” Plancarte y Nazario Moreno González, “El Chayo”. Foto: Reproducción

Se hacían a la fuerza de minas, de donde sacaban metales mismos que terminaban en territorio asiático al salir del codiciado puerto de Lázaro Cárdenas, por donde llegaban precursores químicos para drogas sintéticas como la metanfetamina.

También comenzaron a hacer el llamado “derecho de piso”, una extorsión donde pedían dinero a pequeños y grandes empresarios para no hacerles daño. Su principal ganancia provenía del campo: limoneros y aguacateros, sus principales víctimas.

Por si fuera poco, los criminales se robaban a las mujeres –muchas de ellas menores– por varios días e incluso semanas, para regresarlas a sus familias, en el mayor de los casos, embarazadas.

Terror «templario» en Michoacán. Foto: Reproducción

Del hartazgo a las autodefensas

En 2013, el hartazgo de la sociedad y la ausencia de las autoridades en todos los niveles provocaron el surgimiento de un movimiento armado protagonizado por pobladores: lo grupos de autodefensa. El objetivo era claro: sacar a “Los Caballeros Templarios” de sus calles.

Varios pobladores comenzaron a destacar en el movimiento: Hipólito Mora; José Manuel Mireles; Estanislao Beltrán, conocido como “Papá Pitufo”; Luis Antonio Torres, alias «El Americano»; Juan José Farías, «El Abuelo»; y los hermanos Sierra Santana.

El movimiento había alcanzado tal magnitud mediática que llamó la atención del entonces presidente Enrique Peña Nieto, quien envió a un amigo a solucionar el problema. Alfredo Castillo fue nombrado encargado de la Comisión para la Seguridad y el Desarrollo Integral de Michoacán.

Autodefensas
Alfredo Castillo, «el virrey». Foto: Reproducción

Poco a poco, los grupos de autodefensas fueron ganándole plazas a “Los Caballeros Templarios”, hecho que preocupó a Servando Gómez Martínez, líder de la organización criminal. “Kike” Plancarte y “El Chayo” habían sido abatidos, lo que provocó el ascenso del “La Tuta”.  

La preocupación de “La Tuta” no era menor, se había convertido en el capo criminal más buscado del país y por su cabeza el gobierno federal ofrecía 30 millones de pesos.

Famoso por hacer videos y publicarlos en redes sociales, Gómez Martínez aseguró en grabaciones difundidas que algunos líderes de autodefensas de estar vinculados con el crimen organizado y que incluso varios de ellos eran desertores de “Los Caballeros Templarios”.

Para “La Tuta”, los autodefensas más cercanos a Alfredo Castillo eran financiados por Nemesio Oseguera Cervantes, “El Mencho”, para, luego de desplazar a “Los Caballeros Templarios”, se hicieran del estado.

«La Tuta», el youtuber del narco. Foto: Especial

“El Mencho” es el líder de cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), en ese entonces una organización criminal que apenas aparecía en el mapa del narcotráfico, hoy el cártel más poderoso del país y uno de los más peligrosos del mundo.

Palabras de profeta

El combate contra “Los Caballeros Templarios” continuó y las autodefensas sacaban de sus pueblos a la maña. El auge del movimiento llego cuando, en febrero de 2015, “La Tuta” fue detenido.

Alfredo Castillo dejó el cargo, Peña Nieto lo llevó a la Comisión Nacional del Deporte (Conade) y la entidad michoacana fue olvidada de nuevo.

El vacío criminal que dejó la caída de “Los Caballeros Templarios” fue ocupado por el CJNG en alianza con una debilitada “Familia Michoacana” y, en efecto, algunos grupos de autodefensa. Las palabras de Gómez Martínez se cumplían.

«El Mencho», el capo del momento. Foto: Especial

De los incondicionales de Castillo destacaron los hermanos Sierra Santana, encabezados por Nicolás Sierra Santana, «El Gordo Viagra”, quienes pronto incursionaron en el crimen organizado con el nombre de “Los Viagras”.

“Los Viagras” en un inicio eran aliados del CJNG. Incluso Jordyn Axel Villa, “El Yordin”, sobrino de “El Mencho”, fue señalado como miembro de “Los Viagras”, cuando fue detenido en marzo del año pasado.

Autodefensas
«Papá Pitufo» y «El Gordo Viagra». Foto: Especial

Sin embargo ambas organizaciones protagonizan una disputa en las últimas semanas. Una veintena de muertos, entre colgados y descuartizados, a principios de agostos en Uruapan son consecuencias de dicha disputa.  

«Papá Pitufo» calificado por varios líderes autodefensas, como Hipólito Mora, como un traidor al movimiento, arropó a “Los Viagras”.

También fue captado entre los miembros de su movimiento a Jesús Méndez, mejor conocido como «El Chuchín», hijo de José de Jesús Méndez «El Chango Méndez», cofundador de la “Familia Michoacana”.

Autodefensas
«El Chichín» en un evento de «Papá Pitufo». Foto: Reproducción

“El Americano” formó una organización delictiva identificada como “Los H3” o “La Tercera Hermandad”.

Lo vincularon con el CJNG y hasta con el cártel de Sinaloa, particularmente con “Los Chapitos”, Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar, hijos de Joaquín Guzmán Loera, “el Chapo”.

Autodefensas
«El Americano». vinculado con el CJNG y el cártel de Sinaloa. Foto: Reproducción

“El Abuelo” también aparece en este listado del salto de bandos. Detenido en al menos tres veces, Farías Álvarez siempre sale de prisión.

Fue vinculado con el extinto el cártel de “Los Valencia”, “La Familia Michoacana”, los propios “Caballeros Templarios” y finalmente con el CJNG. Siempre ha rechazado los señalamientos en su contra.

Farías Álvarez actualmente es blanco del CJNG, quienes en videos difundidos en redes sociales lo han amenazado de muerte. Diversos enfrentamientos en Tepalcatepec confirmarían dicha cacería en su contra.

No fue suficiente

Desde la captura de “La Tuta” a la fecha la violencia se ha disparado en Michoacán, según cifras oficiales.

Durante todo el 2015 se registraron 952 víctimas de homicidios dolosos, mientras que tan sólo de enero a julio de este 2019 los asesinatos suman 990 casos.

De enero de 2015 a junio de 2019, las víctimas total de homicidio doloso en tierras michoacanas suman 6 mil 496 casos.

La importancia de las autodefensas es tal que a finales de agosto la secretaría de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, puso sobre la mesa platicas con estos grupos para buscar la anhelada pacificación del país.  

Por ello, el subsecretario de Gobernación, Ricardo Peralta, ha mantenido reuniones con estos grupos en Michoacán y Tamaulipas.

El respecto, el presidente Andrés Manuel López Obrador desaprobó dichas reuniones, rechazó al que se han sumado gobiernos locales, como el michoacano y el guerrerense.

La decisión es complicada pues la línea que divide estos grupos de autodefensas y bandas criminales en diversas ocasiones es muy tenue.

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