Columna Rota: El peregrinar en busca de Justicia

15 febrero, 2018

«No quiero nada para mí:
sólo anhelo
lo posible imposible:
un mundo sin víctimas.»

 

— Fragmento de Fin de siglo, José Emilio Pacheco

 

El 18 de diciembre de 2017, unos días antes de que llegará la navidad, un ejidatario, en el camino viejo a Bocanegra S/N, en el Barrio de Santiago, en  Zumpango, Estado de México, daba parte a las autoridades sobre el hallazgo del cuerpo de una mujer en un cárcamo de aguas negras.

Ahí estaba golpeada, amarrada, estrangulada, una más o una menos, en el Estado de México.

El lugar se presta para que cosas de este tipo sucedan. Sin vigilancia, no se ve mucha gente por ese lado de la Laguna de Zumpango, uno de los lugares donde, por lo menos, tres mujeres fueron encontradas asesinadas después de haber sido desaparecidas en 2017.

Andrea tenía apenas 22 años, era madre de un pequeño de cuatro, vivía con su mamá, luego de dejar a su esposo, el también padre de su hijo, debido a problemas de violencia.

Era muy amiguera, me hace saber su mamá Fabiola Maribel Martínez García.

El 9 de diciembre parecía ser un día como cualquier otro, para la familia de Andrea Yissel.

Aquel día, recuerda Fabiola, Andrea le comentó que iría a un centro comercial cercano a su casa. Se arregló, se bañó, comentó que no tardaría. Eran aproximadamente las siete de la noche, su hermano menor se la encontró en el camino, iba acompañada de Viridiana su mejor amiga, ambas enfilaron sobre la avenida Bicentenario.

A las veinte horas con dieciocho minutos, Andrea le llamó a su mamá de un número que no conocía, “Ya voy para allá mamá”, y preguntó “¿ya llegó mi papá?”, Fabiola le comentó que sí, que ahí la esperaba, fue la última vez que supo de su hija.

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Al día siguiente, las autoridades el Estado de México les tomaron la denuncia por desaparición a las madres de Andrea y Viridiana, fue entonces que ambas familias iniciaron el peregrinar, pegando boletines, con la esperanza de encontrarlas con vida.

El 11 de diciembre de 2017 fue encontrado el cuerpo de Juana Rosas, una chica de 18 años, desnudo, en la Laguna de Zumpango, el temor creció en Fabiola.

Pasaron los días y la zozobra aumentaba en la familia de la joven, su pequeño hijo preguntaba todo el día a qué hora iba a regresar su mamá, ante la falta de respuesta, el padre del pequeño decidió llevárselo con él, eso ayudó un poco a Fabiola, para continuar la búsqueda.

Las autoridades no hacían mucho por buscarlas, entonces ambas familias empezaron a indagar hacía donde se fueron, algunos medios locales daban cuenta de que se habían ido a la feria del pueblo, sin embargo, no fue así, las indagatorias de las familias no daban mucho, solo supieron que se dirigían al Centro Comercial de Zumpango.

Andrea Yissel Romero Martínez, nació el 22 de enero de 1993, era la primera hija de Fabiola, una buena niña, siempre se preocupaba por los demás, le gustaba regalar su ropa, era amante de todo tipo de música, fumaba, “fue siempre mi pelea le decía piensa en tu hijo, ya no fumes”, le recriminaba Fabiola.

El cuerpo encontrado en aquel cárcamo de aguas negras ese 18 de diciembre era el de Andrea, su madre ya no la vio, su tío materno fue quien, hizo el reconocimiento de su niña.

“El estado de descomposición era muy alto, no pude volver a verla, se me cayó el mundo, me arrebataron la vida, ya no sé qué decirle a mi nieto cada vez que me pregunta por su mamá, él niño no sabe que su mamá está muerta, no sé cómo decirle que ya no va a regresar”.

“El cuerpo de Viridiana la amiga de Andrea fue encontrado una semana después, también en la Laguna, ambas fueron asesinadas y dejadas ahí como desechos, no sé qué pensar, algo muy delicado está pasando y las autoridades mexiquenses no está realmente haciendo nada”, denunció el tío materno de Andrea.

ECA/FHM/FAM/034/ 281415/17/12, ese es el número de carpeta de investigación del feminicidio de Andrea, el reclamo de la familia es, ella no es solo ese número, no nos han dado avances del caso, no sabemos nada y pareciera que las vidas de las mujeres, que son asesinadas en este país, se quedan disminuidas a esas cifras.

Un pequeño más se ha quedado sin su mamá, sin el calor de quien le dio la vida; Fabiola ya no tiene a su hija, ya no la ve arreglarse en el espejo ubicado, a un lado de la puerta del pequeño departamento de la familia, lo único que permanece en la pared son las huellas de maquillaje que Andrea dejó cuando tocaba la pared.

Las navidades eran llenas de algarabía, esa navidad Andrea quería pozole para cenar, le encantaba ese platillo.

El 24 de diciembre de 2017 estaban los rosarios de Andrea, ya no hubo cena, ni pozole, la casa, y la vida de esta familia, quedo en la obscuridad sin la presencia de, quien, todos concuerdan era la alegría de la casa.

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Reflexiono,  a dos años que inicie la tarea de revisar las páginas de nota roja, para saber a cuál de nosotras nos han arrancado, la constante sigue siendo la misma, de 7 a 8 mujeres asesinadas a diario, muchas desconocidas que no son reclamadas, otras más asesinadas según las autoridades de estados como Veracruz, Guerrero, Baja California Sur, Chihuahua,  «por el crimen organizado».

La mayoría asesinadas por sus parejas o ex parejas, o predadores que se encuentran agazapados, esperando saltar por su presa, para ultrajarla y dejarla en medio de la nada, asesinada.

El objetivo desde el inicio de este vergonzante compendio es visualizar lo que está sucediendo en el país donde nada pasa y todo permanece sin ser investigado, los infiernos que viven a diario las familias que llevan años buscando a sus desaparecidas, o buscando a los feminicidas de sus hijas, madres, tías, hermanas, no es generar tú lástima, es lograr que sin que te suceda a ti, comprendas que debemos de dejar de acostumbrarnos al dolor de sabernos asesinadas, que no estás exenta de que alguien que tú amas pueda ser la próxima, que debemos de dejar de normalizar la violencia, y continuar en la exigencia de justicia  a las autoridades que hagan su trabajo, y que si no pueden, renuncien.

Me he traslado a decenas de hogares en varias partes de México, que han sido, enlutados por el feminicidio, con la clara intención de que tú las conozcas, contándote sus asesinatos no como notas rojas, que conozcas que lo que aniquilaron fueron sueños, vidas, esperanzas, ilusiones.

La familia de Andrea sigue llena de desesperanza a más de un mes de su feminicidio, aún no saben, quién o quienes, decidieron arrebatarla de su vida.

 

Febrero 2018

 

Quieres contar una historia de feminicidio, desaparición, o intento de feminicidio búscame, ayúdame a visualizarlas.

@FridaGuerrera

fridaguerrera@gmail.com

 

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