Jenni

Columna Rota: Jenni, una historia de dignidad y valentía

18 octubre, 2019

Desde este año hemos tratado de compartir historias de mujeres vivas, sí, aquellas que logran salvarse de relaciones violentas; nunca habíamos tenido la historia de una mujer que sobreviviera a la violencia de sujetos deleznables como los descritos en la carta de Jenni.

Cuando me contactó por Facebook insistía en que diera a conocer su historia, mi agenda y lamentablemente los casos que no paran de víctimas de feminicidio me limitaban a concretar una cita.

Un día, enojada, Jenni me reclamó diciéndome que no me importaba darle voz porque estaba viva, que solo me importaban las mujeres asesinadas. Eso me hizo darme cuenta de que mi falta de tiempo no me permite abarcar todo y que tal vez ella no era la única mujer viva que tenía esa sensación.

Entonces, le aclaré que no era así y que ella me importaba, que me mandará su historia, así es como hoy celebro y agradezco su reclamo. Te dejo la historia de una mujer que no buscó ser violada, que hoy está en pie de lucha para lograr que la anhelada JUSTICIA, llegue. Gracias Jenni.

Jenni

Estimada Frida:

Quiero compartir mi historia, una más sobre la violencia que sufrimos las mujeres, compartir mi historia no es sólo para que sea conocida, tengo la esperanza que al darla a conocer las mujeres rompan el silencio a pesar de las circunstancias adversas que nos enfrentamos día con día, que no nos vamos a agachar ante el agravio, tenemos que ser conscientes que el tema de violencia contra la mujer es un problema grave que ha lastimado mucho a la sociedad, a las familias de las víctimas y a las mujeres que sufren la violencia en silencio.

También quiero decirles a las niñas, jóvenes y mujeres que no estamos solas, que estamos en pie de lucha por equidad y justicia, que será la semilla que dará fruto para generar un cambio, no lo veremos en el presente pero las futuras generaciones cosecharan el fruto de la lucha de erradicar la violencia y la cultura del machismo que ha sido el causante de esta ola de violencia de género, las mujeres de México exigimos justicia pronta y expedita para todas, que las autoridades hagan su trabajo y no ignoren la violencia, exigimos seguridad, queremos salir y regresar a nuestros hogares vivas y que no se atente con nuestra integridad.

A continuación empezare con la historia, el día de la violación fue el 13 de mayo de 2016, acaba de cumplir 18 años, el agresor, Mario Antonio Ruiz, éramos compañeros de partido, pertenecíamos a la CNOP que pertenece al Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Aquel día me mandó un mensaje invitándome al cine, acepté, el plan era tener una cita, nos quedamos de ver cerca del metro San Cosme, vivo cerca de ahí, llegó por mí en un Ford Focus color gris, me dijo que íbamos a ir al cine cerca de Reforma.

En el transcurso del camino mencionó que le pasara unos papeles de la guantera, en cuestión de minutos nos desviamos del camino hacia Reforma, yo no logré ubicarme ni reconocer el lugar donde estaba, así que le pregunté que si no íbamos a ir al cine y me contestó que primero iríamos a una reunión con sus amigos de la universidad, yo me enojé mucho y me saqué de onda, le pedí que me llevara a un metro cercano para poder ir a mi casa y no desviarlo del camino, pues me había cambiado los planes por completo, pidió que me tranquilizara, que no íbamos a tardar mucho en la reunión y ya después, si no quería ir al cine con él, me llevaba a mi casa.

Llegamos a una bodega Aurrera, el único punto de referencia que recuerdo, ya estaba comenzando asustarme porque no sabía donde estaba, lo único que quería era llegar a salvo a mi hogar. Bajamos del coche y entramos a la tienda, hizo compras para la supuesta reunión, lo que me saco más de onda y me pareció extraño fue que había más bebida alcohólica que botana. Haciendo cuentas era mucho alcohol para solo dos personas, así que vio mi cara de extrañeza y comentó que vendrían muchos amigos y amigas para generar confianza en mí, que no iba ser la única mujer en la reunión, yo no sabía qué pensar ya estaba muy sacada de onda, asustada e incluso molesta, yo solo pensaba en encontrar la manera de regresar a casa. Además, cómo le iba hablar a mis padres que vinieran por mí, si ni siquiera sabía en donde estaba.

Llegamos a su casa en la calle de Panaderos 47, colonia Morelos, alcaldía Venustiano Carranza, esa información lo supe después de mi agresión, gracias a la investigación privada que realizó mi padre para determinar en donde ocurrieron los hechos con los pocos datos que aporte.

Afuera de su casa lo estaba esperando una persona que ahora reconozco como el segundo agresor, llamado Helmer Henry  López  Núñez (como lo mencioné anteriormente esta información clave que obtuvimos mi familia y yo fue con la investigación privada). Mario me presentó sólo como su compañera de partido y este sujeto ni siquiera mencionó su nombre, pero me saludó como si fuéramos conocidos, lo que me causó extrañeza.

Entramos a su casa, pasamos por la cochera y subimos una escalera hasta que llegamos a su departamento, entramos y me pidió Mario que tomara asiento, él y Helmer comenzaron a conversar sobre ellos y la Universidad, me sentía súper incómoda porque no tenía idea de lo que estaban hablando, no me permitía tener tema de conversación.

Luego llegó otra persona a quien reconozco ahora como David Osvaldo Chávez, la misma dinámica de presentación, Mario dice que somos compañeros de partido y el me saludó como si fuéramos conocidos y no menciona su nombre.

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Mario comentó que tenía un perrito en la azotea y que lo fuéramos a ver en lo que llegaban los demás, mencionó que me iba a gustar mucho, ya que las chicas les gustan los animales, en especial los cachorros, yo le volví a insistir que me llevara a un metro cercano, que no era necesario llevarme a mi casa, que no se preocupara, así él podía seguir con la reunión y convivir con sus amigos, Mario me contestó que me tranquilizara que después de ver al perrito me llevaba a casa, que no era una molestia.

Subimos a la azotea, solo quería salir de ahí, me estaba asustando cada vez más y con la incertidumbre de qué es lo que sucederá después, solo pensaba la manera de salir y regresar a casa.

En la azotea, en efecto, sí estaba un cachorro, lo acaricie para tratar de calmarme y no demostrar nerviosismo. Mario, Helmer y Osvaldo empezaron a drogarse, tenían bolsas de un polvo blanco que parecía cocaína y de una hierba que supuse que era marihuana, además, subieron latas de bebidas alcohólicas, cuando vi eso sentí mucho miedo y nervios, solo pensaba «tengo que salir ya, esto no es el plan inicial», tenía la intención de bajar, pero Mario me interceptó y Helmer sacó su teléfono y puso reaggetón, Mario comenzó a acercarse a mí y querer abrazarme, pegar su cuerpo contra el mío, lo rechazo, bajo corriendo las escaleras y llego al departamento resuelta a irme de ese lugar y volver a pedir de favor a Mario que me llevara a un metro cercano para yo poder irme ya a mi casa, sin excusa, ni pretexto.

Después de varios minutos que pasaron el azotea, Mario, Helmer y Osvaldo bajan alterados. Osvaldo dice que no puede quedarse más tiempo porque su novia lo espera, se despide rápido sin más rodeos y Mario lo acompaña a la salida, regresa y le vuelvo a decir que si de favor me acompañe a un metro cercano para regresar a casa, porque aparte que está en un estado inconveniente para manejar, no le quiero generar problemas y mucho menos arruinar su reunión con sus amigos, en el fondo no me convenció la historia de la reunión de sus amigos y amigas de la universidad, en ese momento yo era la única chica.

Sólo éramos tres personas y era mucho alcohol, además acepte una cita solo con Mario y el cambió los planes al meter más personas a lo que se supone es una convivencia de pareja, me refiero que una cita es solo de dos personas, íbamos a ir al cine, no a reunirnos con sus amigos y mucho menos a tomar, ni tener sexo, lo que hizo fue modificar el plan inicial sin avisar.

Mario me respondió que me tratara de relajar, que lo acompañara a beber y que para él no era molestia dejarme en mi casa, me dijo que su colonia era peligrosa y más para una mujer, que estaba anocheciendo así que era muy riesgoso que yo saliera a la calle, me ofrece la bebida alcohólica repitiéndome que me tranquilizara, me pide que le diera un trago, estaba muy nerviosa, asustada y desesperada por salir de ahí, sólo quería volver a casa sana y salva, así que le di un sorbo a la bebida, me supo muy raro, le pregunté qué era, contestó que ron con limón y sal, traté de tomármelo lo más rápido que podía pero el sabor era muy extraño y yo solo pensaba salir de ahí con vida, después me empecé a sentir mal, sentía que la cabeza me flotaba y mi cuerpo no me respondía, tenía la sensación de que estaba pesado así que me siento en el sillón y alcanzo a escuchar que Mario decía que me relajara y lo iba a pasar muy bien.

Así que comenzó a tocarme y yo le dije no lo hagas y el pregunto ¿por qué no?, siguió manoseándome, yo trataba de poner resistencia pero mi cuerpo no respondía, así que le dije ¡basta!, me siento mal, quiero vomitar, en ese momento él me toma de la mano, pero en lugar de llevarme al baño, me condujo a su recamara, ahí él se sentó en la orilla de su cama y me obligó a hacerle sexo oral, me estaba asfixiando con su pene y me tomaba muy fuerte de mis cabellos que hasta me dolió mi cuero cabelludo, yo trataba de poner resistencia incluso le roce el pene con mis dientes, él lo tomo muy mal, me tiró al piso y caí de rodillas.

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Antes de caer al piso, me había bajado mi pantalón y mi ropa interior, me estaba sometiendo por la cabeza jalándome los cabellos, cuando trataba de liberarme él ponía más fuerza para lastimarme, volvió a ahogarme con su pene al introducirlo a la fuerza a mi boca, entonces estando sometida, percibo que alguien más se encuentra en la recamara y siento que se coloca detrás de mí y toma mis caderas me introduce con fuerza su pene a mi vagina, sentí mucho dolor, entonces Mario afloja su agarre y alcanzo a voltear y ver la cara de Helmer y le digo ¡no!, ¡¿qué haces?!, en ese momento el sale prácticamente corriendo de la recamara y Mario se acuesta en la cama y como yo no tenía soporte de ningún lado me caí hacia atrás, me quedó unos segundos en el piso en estado de shock, tratando de dilucidar qué es lo que había pasado.

Como puedo subo mis pantalones, aún estaba en el suelo, me cuesta trabajo levantarme, estaba muy adolorida de mis brazos, mi cabeza y de mi parte genital, me acomodo la blusa, me dirijo a la sala, me siento en el sillón y aún estaba en estado de shock.

Después de unos 10 minutos, Mario sale de la recamara y me pregunta que es lo que paso, porque se quedó dormido y no recuerda nada, yo no le contesto, tengo la cabeza agachada, no quiero mirarlo, me sentí tan mal, sucia y destruida solo pedía a Dios salir con vida de ese lugar, como no le conteste y no di paso a una conversación, me dice que ahora si ya puede llevarme a mi casa, salimos de su departamento y en el zaguán nos encontramos con Helmer, él estaba muy nervioso, incluso sudando y desviaba la mirada.

Mario tranquilamente saco las llaves del zaguán porque estaba cerrado, fue una tortura tener que soportar la presencia de mis dos violadores. Parecía que Mario no le importaba, estaba como si nada hubiera era pasado, por fin abrió el zaguán y Helmer salió a toda prisa, se despidió torpemente de Mario y él le dijo que si lo llevaba a su casa, Helmer contestó que no era necesario y se fue caminando después de eso Mario me pregunta dónde está mi casa, yo le contesto que no es necesario que me lleve directo a mi casa, que no se tome la molestia y el solo me dice que si no le decía dónde estaba la ubicación de mi casa no me iba a llevar a ninguna parte, no tuve opción, yo solo quería regresar.

En el trayecto a mi casa no cruzamos palabra, cuando llegamos a mi casa en la colono San Rafael, alcaldía Cuauhtémoc, yo me disponía a bajar del coche, Mario me jaló del brazo y me obligó a que me despidiera de él, cuando llegué a casa de mis papás lo primero que hice fue entrar al baño y darme una ducha, me sentía muy sucia, solo quería limpiarme.

Cuando llegaron mis papas me preguntaron porque había lavado mi ropa y les contesté que tuve un accidente, porque estaba en mis días, no insistieron en hacerme más preguntas, pero no estaban convencidos con mi respuesta, al día siguiente fui al médico para revisión y tomar precauciones sobre las enfermedades de transmisión sexual y el médico me dio la pastilla del día siguiente.

Meses después de mi agresión, mis papás ya sabían lo que había pasado, me llegaron unos mensajes en mis redes sociales con amenazas, los perfiles que logro recordar son Marvin Martin y un tipo que se hacía llamar Joaquín, esos individuos me dijeron que mi partido me puso, o sea el PRI, y que ya estaba dentro de una red de prostitución protegida por el partido y por el gobierno del expresidente Enrique Peña Nieto, la red de prostitución estaba bajo el control de Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, incluso  salió un reportaje en MVS noticias, sabían todo de mí, en donde estudiaba, quien era mi familia y que yo era cuadro del partido, es decir una dirigente en formación dedicada al activismo político, diario me hostigaban y me insultaban, recibía amenazas de que si no obedecía las ordenes que me daban iban a hacerle daño a mi familia, yo me asusté muchísimo porque me mandaron una foto de mis sobrinas y una ubicación real en donde se encontraba mi abuelita, ellas viven en Puebla, también en una ocasión Mario me intercepto cerca de mi casa, me jala fuerte del brazo amenazándome de que si yo abría la boca, todos iban a saber lo piruja que soy, me amenazó con difundir un supuesto video donde estamos los dos y que nadie me iba a creer era su palabra contra la mía , después de eso se subió a su auto y se fue.

Tras tres años me atreví a romper el silencio, sé que no es mi culpa lo que pasó, pero aun así lo recuerdo y me duele mucho.

El hecho de que este en pie de lucha no significa que no lastime e incluso rompa en llanto, sé que es un camino difícil porque en este país ser mujer parece que es un castigo, porque todo lo que te suceda, tú lo provocas y es tu culpa, me he enfrentado a la revictimización, al hostigamiento y acoso sexual de la policía dentro de las instalaciones de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México (PGJCDMX) y la omisión e indiferencia de las autoridades que tal parece que investigan a la víctima en lugar del delincuente, aún tengo miedo de que mis agresores vuelvan a atacarme, pero gracias al apoyo de mi esposo y familia he logrado salir adelante, como lo mencione anteriormente las mujeres exigimos justicia, equidad y seguridad, no vamos permitir más injusticia ni violencia, las mujeres nos enfrentamos diariamente al peligro, muchas salen a trabajar o a estudiar, de que sirve esforzarse  por salir adelante si no vas a regresar con vida ,de que sirve ser una ciudadana mexicana protegida bajo el amparo de la Constitución si no aplican la ley a los delincuentes: no podemos tapar el sol con un dedo, lo único que nos queda es luchar para dejar un precedente de que la mujeres de México alzamos la voz para exigir justicia por las victimas que aún no se atreven a romper el silencio y por las que lamentablemente no están con nosotras.  ¡Ni una niña, jovencita y mujer violentada más!

Jenni.

#RompéElSilencio #JusticiaParaTodas #NosotrasSinMiedo #NoEstásSola #NoTeCalles #NiUnaMás

                                                                                                               octubre 2019

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