Juan Rulfo y el retrato de México del siglo XX

15 mayo, 2017

La mirada de Juan Rulfo expresa una centena de percepciones cual relato ligero y un significado de aquella modernidad de la primera mitad del siglo XX en México. Retrata el tiempo, el desamparo y la muerte, –como en sus obras base El llano en llamas (1953) y Pedro Páramo (1955)– a través del México rural y con la capacidad de captar lo esencial en cada rincón del país; cada arruga de los ancianos, cada grano de polvo que brota de tierra azteca y cada niño del pueblo; el paisaje, las ruinas y los indígenas.

Las tramas son estructuradas como una serie calculada de fragmentos en los que el lector da sentido de inmediato. El mundo que Rulfo capta con su labor fotográfica está íntimamente ligado a su percepción como escritor. No sólo quedó catalogado como un excelente retratista literario, profundo narrador de grandezas y miserias del ser humano, sino que con seis mil negativos atesorados ha transmitido la multitud de las escenas que impactaron su retina.

Con un grandioso el juego de luces, un juego claroscuro fuerte, nítido, que contribuye a reflejar el mismo claroscuro de la tierra; lo examina con una visión inmensamente cristalina, pero inteligente y subjetiva.

Sus fotografías demuestran una comprensión importante del medio fotográfico, indicando en el autor una visión fotográfica personal y acorde con las tendencias de su época y su estilo, teniendo en cuenta que dicha obra se realiza fundamentalmente en la década comprendida entre 1945 y 1955, periodo en la que comienza a escribir cuentos y novelas, una sincronía sobre las raíces y orígenes de la esencia del pueblo mexicano.

La fotografía de Juan Rulfo invita a la reminiscencia personal y la incluye en el sentimiento de la nación tras una visión no convencional, entre la cuarta y sexta década del siglo pasado, según el criterio desarrollista del que pocos escapan, a la Ciudad de México la define el culto al progreso, y al interior del país lo guía el tradicionalismo, la pobreza que sacraliza su falta de opciones, la realidad evadida. De ahí que Rulfo se inspire y le atribuya más importancia a la sociedad rural y precaria de la nación.

JUAN RULFO

Nada puede durar tanto

Para Rulfo no fue difícil hacerse visionario de los negativos y quizá la manera de preservar el legado es siempre a través de las letras y las imágenes. En 1949 publica por primera vez en la revista América (número 59, febrero) fotografías suyas –11 imágenes–. Un año más tarde menciona en una carta de noviembre la preparación de un artículo, con fotografías propias, sobre Castillo de Teayo, para su posible publicación. Aparece la guía «Caminos de México», ilustrada con algunos trabajos suyos. Para 1952 crece como director del número de enero de la revista «Mapa», misma donde publica el artículo ilustrado (con sus fotografías) Metztitlán, bajo el seudónimo de Juan de la Cosa.

JUAN RULFO

De esta manera su obra literaria muestra la vida del México rural con su atraso, sus miserias con una mezcla de mitos, obsesiones y fantasmas del caciquismo mexicano. Es uno de los grandes escritores latinoamericanos del siglo XX que pertenecieron al movimiento literario denominado «realismo mágico», y en sus obras se presenta una combinación de realidad y fantasía, cuya acción se desarrolla en escenarios y personajes que reflejan la peculiaridad del lugar, con sus grandes problemáticas socio-culturales entretejidas con el mundo fantástico.

Pero lo que, en última instancia, le preocupa a Rulfo es la exploración de algo intrínsecamente mexicano; pero cabe mencionar que en su obra lo mexicano funciona como una metáfora de la condición del hombre en general.

“Me gustas más cuando te sueño…”

Rulfo invita a pensar en una estructura similar al sueño, en el cual se atrapan escenas fragmentarias de los tiempos. Es decir, reproduce la estructura de lo imaginario.

Los paisajes retratados muestran escenas vacías de seres humanos; condiciones silenciosas, imágenes bellas, pero no solo exclusivamente como paisajes en sí hermosos y que por este motivo atraen la mirada del fotógrafo. Implican algo más: los lugares donde viven y mueren las personas que las habitan.

Son imágenes que indican en qué medio se mueven los seres humanos, objetivo de Juan Rulfo. Quiere indicar, entonces, que en esos desolados territorios y en esos llanos de polvo seco es donde vive un pueblo, una inspiración para escribir Pedro Páramo, quizá.

RETRATO DE CLARA APARICIO/JUAN RULFO

Otro aspecto importante de su obra fotográfica se concentra en las ruinas del pasado y una división de dos grandes grupos de imágenes; los restos del pasado indígena y el recuerdo de lo español. Estas dos referencias muestran el interés de Juan por los hechos que han marcado de manera definitiva y dolorosa la historia mexicana. El pasado aún está al alcance y lo extirpa de lo que le rodea y que aún pervive. El poder de evocación de un pasado ya no existente, pero que marca el presente.

En sus fotografías de pueblos y retratos en primer plano muestra el lugar que los seres humanos habitan, son lugares pobres, y con gran austeridad de medios indican sus hábitos, sus creencias, su vida cotidiana, muy lejos de la vida moderna de las grandes ciudades mexicanas. Quiere mostrar el presente desde un punto de vista del pasado, para ello mediante imágenes de pequeños pueblos y sus habitantes nos muestra algo atemporal: la esencia del pueblo mexicano.

Rulfo destaca que lo pintoresco es uno de los gozos de la época, el de las colectividades agradecidas con la cámara porque registra sus pasiones, porque se revela la verdadera realidad del mexicano del medio siglo pasado. Rulfo no discrimina ni jerarquiza, nada le resulta indiferente, documenta cualquier hallazgo; el campo, la carencia de recursos, el desbordamiento de las multitudes, las migraciones (tal como los fotoperiodistas lo harían sin ser literatos).

Los retratos de personajes se centran en los indígenas, quienes nunca miran a la cámara directamente; siempre tienen su mirada perdida fuera del encuadre para así mostrar su ensimismamiento y su añoranza por un mundo perdido y que la sociedad moderna no es capaz de llenar con nada de lo que ofrece. Siempre sus retratos muestran a los personajes con una gran mesura y altivez, humanos jamás reniegan de su pasado.

Las fotografías de Rulfo muestran una mirada nacionalista y localista, destacando las características básicas de un país y dentro del mismo, expresando la esencia de un pueblo y su gente.

Si leer su obra literaria es un goce, de igual manera su obra fotográfica tiene un peso específico; indispensable conocimiento para tomar medida exacta de la dimensión artística de Juan Rulfo.

Comments

comments

Soy un periodista que ha escrito sobre política y negocios. Trabajé en MILENIO Diario, Notimex y fundé Cuestione con otros colegas. Ahora soy reportero en El Heraldo de México.

Deja una respuesta

Your email address will not be published.

ANTERIOR

Familias separadas por la Guerra y políticas migratorias

Siguiente

El oficio más peligroso de México

ÚLTIMA ENTRADA

Javier Valdez

La soledad del buen periodismo

¿Por qué el periodismo es importante en México? ¿Por qué siguen agrediendo a periodistas en este País? ¿Quiénes son los responsables de
frojiMXTop

Don't Miss