Apuntes de un Centinela: Jubilar al Dinosaurio (II)

2 junio, 2017

Para entender un poco mejor las elecciones y el rumbo de la democracia con el objetivo de ganar la presidencia en 2018, en hicimos un análisis sobre la situación del partido tricolor los últimos tres sexenios.

En el 2000, Arturo Montiel encabezó el triunfo tricolor en el Estado de México con 42.44% de los votos, casi siente puntos por encima del candidato panista en coalición con el Verde Ecologista –posterior amigo inseparable del PRI– José Luis Durán, vinculado con la política mexiquense desde entonces. Muy lejos estuvo la alianza PRD-PT, con Higinio Martínez Miranda y 21.99% de los votos.

Incluso quiso replicar la candidatura en 2006, pero declinó por Roberto Madrazo –exgobernador de Tabasco (1995-1999)– para evitar una división en el partido. Quizá fue un error, puesto que Madrazo hizo lo mismo en 1999 al apostar por el sinaloense Francisco Labastida, quien también vio su derrota en las elecciones del nuevo milenio. Ni siquiera ser secretario de Gobierno de Ernesto Zedillo le funcionó como publicidad por un éxito grande.

En aquellas elecciones, Vicente Fox Quesada ganó con 42.52% de los votos en competencia con Cuauhtémoc Cárdenas de la alianza PRD, PT y los extintos Convergencia, Partido Alianza Total y el Partido de Sociedad Nacionalista, quienes obtuvieron 16.64% de los sufragios. Labastida consiguió 36.11% en los comicios y su derrota fue la primera para el partido tricolor en la historia del país.

Para 2005 el PRI asumió con Enrique Peña Nieto la gubernatura del estado por encima del candidato de Acción Nacional, Rubén Mendoza, quien falleció en 2016 en Playa del Carmen. Además de la participación de Yeidckol Polevnsky, con 24.25% de los votos para la coalición PRD-PT que abanderó.

Pero el PRI en 2006 volvió a perder sus aspiraciones por las elecciones mayores al postular a Madrazo contra la “Coalición por todos” conformada por el PRD, PT y el extinto Convergencia encabezados por Andrés Manuel López Obrador; el tabasqueño quedó cerca del expresidente Calderón, quien ganó con 35.9% de los votos, 243 mil 934 votos más que El Peje, que a la postre acuso de fraude electoral y regaló folclor al Paseo de la Reforma con un plantón de meses con miembros de su partido.

El candidato priista no llegó ni a los 10 millones de votos y registró 22.26%, una derrota muy marcada y que no era buen preámbulo para la siguiente elección presidencial.

Sabemos los resultados de 2012 y las consecuencias de la designación de Enrique Peña Nieto en estos años de gobierno. Quizá está cada vez más cerca la jubilación del partido tras las críticas e insultos al primer mandatario, además de la incógnita de quién será el candidato elegible.

Suenan el nombre de Enrique Ochoa Reza, líder del partido, no obstante, le falta carácter –a menos que lo trabaje los próximos meses– para asumir una competencia tan importante y aún más con los probables rivales a los que se enfrentará: Andrés Manuel, de Morena; Margarita Zavala o Rafael Moreno Valle, de Acción Nacional quizá con una alianza con el PRD.

Luis Videgaray ya se descartó y el titular de la SEP, Aurelio Nuño, muestra algo de ganas de ser aspirante por el tricolor; basta ver la constante promoción del Nuevo Modelo Educativo impulsado para corregir o enderezar el camino de los docentes y estudiantes del país, recurso estratégico para erradicar poco a poco la ignorancia; problema que acusa más de la mitad de la población.

José Antonio Meade no será un diplomático, pero sabría de relaciones económicas y comerciales con los países representativos de la región: Estados Unidos y Canadá. Además de su buen carácter con la prensa y el visto bueno de su trayectoria en la política nacional.

De José Narro podríamos decir que salió de la rectoría de la UNAM y de ahí lo perdimos en la Secretaría de Salud, aunado a que ya se destapó para ser presidenciable, mas no es viable que lo elija el PRI para contender.

Misma situación sucede con Miguel Ángel Osorio Chong, voz y acción en los problemas más fuertes que Peña Nieto no pudo resolver. Ejemplo, el caso del Politécnico y la reducción de plazas que finalmente no se dio tras el diálogo que llevó a cabo el secretario de Gobernación, arremangado y bajo la lluvia aquella tarde afuera del recinto que comanda. La gente lo quiere, pero él quizá ya le fue suficiente arreglar lo que Peña Nieto no quiso o pudo resolver.

 El pueblo se levanta en votos

México no solo es un país sexista, sino además intensamente racista. El EZLN anunció junto con el Congreso Nacional Indígena su intención de participar en las elecciones presidenciales de 2018 con una mujer indígena como candidata independiente.

María de Jesús Patricio Martínez, “Marichuy”, fue nombrada vocera del Concejo Nacional Indígena de Gobierno y con ello una posible aspiración como candidata independiente para las elecciones de 2018. Es el EZLN y “Marichuy”, como lo destacó The New York Times en una de sus editoriales y parafraseando a Malcom X, “la persona más despreciada, desprotegida y negada en México, es decir, la mujer indígena, sea candidata a la presidencia de México, volvieron a recordarnos lo que recordaron mediante las armas en 1994: que millones de mexicanas y mexicanos viven marginados y explotados, bajo condiciones inhumanas.”

Es así que la vocera de origen nahua y gran conocedora de la medicina tradicional se suma a la lista de candidatos y repertorio de manifestaciones políticas hacia 2018. Si no ganara “Marichuy” al menos pone en relieve la importancia de la participación independiente y la obligación de los partidos en pensar para la ciudadanía y las diversas comunidades del país, con voz y acciones más allá de lo que imaginan.

Los independientes podrían cambiar la política mexicana a largo plazo.

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Soy un periodista que ha escrito sobre política y negocios. Trabajé en MILENIO Diario, Notimex y fundé Cuestione con otros colegas. Ahora soy reportero en El Heraldo de México.

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