Más pobres y menos desempleo: la herencia de contrastes de EPN

A menos de cinco meses de que termine su sexenio, Enrique Peña Nieto dejará un México con menos desempleo y, a la vez, con más pobres. ¿A qué se debe que las altas tasas históricas de empleo no coincidan con el enorme porcentaje de la población inmersa en la pobreza?

 

“Hay un gran número de mexicanos que viven al día, preocupados por la falta de empleo y oportunidades, porque el país no ha crecido lo suficiente […] En el México de hoy, lo que no puede ni debe permanecer es la situación de pobreza y hambre en que se encuentra un amplio sector de la población”, dijo Enrique Peña Nieto en su toma de posesión como Presidente de la República.

Casi seis años después de aquellas palabras dichas el primero de diciembre del 2012, son menos los mexicanos que se encuentran desempleados, pero en contraste son más los que se encuentran en situación de pobreza.

En septiembre del 2012, dos meses antes de que Peña Nieto fuera nombrado presidente, 4.9% de la Población Económicamente Activa (PEA), alrededor de 2 millones 308 mil 870 de personas, se encontraban sin empleo.

Cinco años y ocho meses después, en mayo pasado, sólo el 3.2% de la PEA se encontraba en desempleo, es decir 1.7 millones de personas, siendo el nivel más bajo de desempleo desde noviembre del 2006.

Si bien, en materia de desempleo, el gobierno de Enrique Peña Nieto ha registrado altibajos, lo cierto es que la tendencia ha ido a la baja desde agosto del 2014.

Esto de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Sin embargo, estos datos históricos de desempleo no coinciden con el número de mexicanos viven en la pobreza, al contrario, se trata de todo un contraste.

En 2012, cuando Peña Nieto llegó a Los Pinos, 53 millones 349 mil 902 mexicanos estaban en condiciones de pobreza. A los dos años, en 2014, el número de pobres aumentó a 55 millones 341 mil 556, es decir, un millón 991 mil 654 mexicanos más.

Para el 2016, el número de pobres disminuyó a 53 millones 418 mil 151 personas, lo que representa un millón 923 mil 405 mexicanos menos en la pobreza, sin embargo, aún eran 68 mil 249 más de los que se registraban a la llegada de su gobierno.

Esto de acuerdo con el “Informe de evaluación de la política de desarrollo social 2018” del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

Entonces, ¿por qué si hay menos desempleo existe más gente en situación de pobreza?

Básicamente por las condiciones laborables poco favorables y el fracaso de las políticas públicas para el combate a la pobreza.

El mismo informe del Inegi detalla algunas de las problemáticas a las que se encuentran los trabajadores mexicanos.

Primero, 56.9% de los empleos en México son informales, alrededor de 31 millones 62 mil 149 personas.

Este tipo de trabajo se caracteriza por no tener un salario fijo, así como carecer de prestaciones y seguridad social, para el Inegi aquel que labora en el sector informal esta “vulnerable”.

Además, existen cerca de 3 millones 875 mil 944 de mexicanos, 7.1% del PEA, que se encuentran “subocupados”, es decir, tienen trabajo pero no les alcanza con ello por lo que se ven en la necesidad de laborar más tiempo o buscan otro empleo complementario para ganar más dinero.

Sin mencionar que 8 millones 734 mil 517 personas, el 16% del PEA, se encuentra en “condiciones críticas”, principalmente ocasionadas por el tiempo y la paga, laborando más de 35 horas a la semana con un pago inferior al salario mínimo.

Objetivos prioritarios: el fracaso de EPN

Contradictoriamente, siete de los 10 estados más pobres del país tienen una tasa de desempleo menor a la nacional: Guerrero con 1% de su población sin trabajo, Oaxaca con el 1.2%, Michoacán con el 1.9%, Puebla con el 2.1%, Chiapas y Jalisco con el 2.5%, así como Veracruz con el 3.1%.

El combate a la pobreza fue centrado por el gobierno de Enrique Peña Nieto en la llamada “Cruzada nacional contra el hambre”, la cual fue calificada por la Auditoria Superior de la Federación (ASF) como un fracaso.

En la Cuenta Pública 2016, la ASF señaló que la “Cruzada nacional contra el hambre” no garantizó la erradicación de la pobreza extrema alimentaria a 6.1 millones de mexicanos.

Tampoco comprobó que se hayan atendido las carencias de cada una de las personas en pobreza extrema alimentaria que recibieron los beneficios.

FOTO: REPRODUCCIÓN

Además, la ASF precisa que de los 30 programas implementados en la “Cruzada nacional contra el hambre”, tres no contaron con presupuesto y siete no solucionaron ninguna carencia social de los beneficiarios.

Sin mencionar que 18 programas no tienen registro sobre la situación inicial de los beneficiarios.

La ASF expuso que no existe evidencia alguna que los 6.1 millones de mexicanos que se beneficiaron de la “Cruzada nacional contra el hambre” hayan sido, en efecto, pobres extremos alimentarios.

Sobre el Programa Comedores Comunitarios, eje central de la “Cruzada nacional contra el hambre”, la ASF también encontró fallas, la principal: opera solamente cinco de los siete días de la semana, dejando vulnerables por dos días a los beneficiarios.

La dependencia encargada de la “Cruzada nacional contra el hambre” es la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), lideradas en el sexenio de Peña Nieto por tres personajes que generaron polémicas y cuestionamientos en su cargo.

En diciembre del 2012, Rosario Robles fue nombrada como titular de la Sedesol. Durante su administración fue cuando más subió la cantidad de pobres en el país.

EPN: Los compromisos sin cumplir de un sexenio que se va

Además, la misma ASF señaló a varias dependencias, entre ellas a la Sedesol, cuando Robles estaba frente a la secretaria, de desviar más de 3.4 mil millones de pesos en un esquema conocido como “La Estafa Maestra”.

Las dependencias firmaron convenios con universidades para que realizaran un servicio, estas últimas contrataban a empresas para hacer lo solicitado cobrando a su vez una comisión, lo cual es considerado una triangulación que viola la ley.

Por si fuera poco, las empresas contratadas eran “fantasma” y nunca realizaron el servicio contratado.

En 2015, José Antonio Meade llegó a la Sedesol, para bajar los niveles de pobreza, sin embargo, fue señalado por cubrir los desvíos señalados en la Estafa Maestra cuando respondió a la ASF que “desconocía” los documentos de los convenios con las universidades y de estas con empresas fantasmas.

Al año siguiente, en 2016, Luis Miranda se convirtió en el titular de la Sedesol, criticado por su falta de experiencia, prepotencia y cercanía con el Peña Nieto –pues son compadres–.

Esto sin mencionar lo descubierto por FrojiMX: su poca productividad. Documentos obtenidos vía transparencia señalan que Miranda Nava trabajaba en promedio dos días a la semana con un salario de 139 mil 634 pesos mensuales.

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