Síndrome de Estocolmo en el Estado de México

6 junio, 2017

Una vez más el PRI absorbe el poder en el Estado de México y la democracia eligió a Alfredo Del Mazo como gobernador a partir del 15 de septiembre de este año. Con una ligera ventaja sobre Delfina Gómez, el partido tricolor sigue con la hegemonía tras 90 años al frente de la joya de la corona nacional.

Supuestos analistas mostraban incredulidad tras los resultados que demostraron la victoria de Alfredo Del Mazo con sólo 33.72% de los votos totales; sorprendidos estos analistas tras decir que debería ser un triunfo cercano a los 50 puntos porcentuales para determinar así una victoria “democrática”.

Qué error tan grande pensar eso, puesto que la lógica es la primera en asegurar que eso no pasará mientras haya más de dos candidatos. Sumas y restas, pues. Si hay cinco opciones para votar es evidente que disminuirá el porcentaje para acumular ciento por ciento de la participación. Si solo funcionara el sistema político mexicano como el de Estados Unidos –con demócratas contra republicanos– se podría ver una balanza de 50/50 por ciento. Matemática pura, entonces.

Dado que vivimos en una entidad donde hay más divisiones que acciones para los mexiquenses, es evidente que no habrá cambio para los habitantes ni con las promesas de Del Mazo. Es indignante su idea del “Salario rosa”; menosprecia el trabajo doméstico y lo infravalora, lo cataloga como una remuneración simbólica.

Así quiere hacer un “Estado Rosa”, como lo prometió a inicios de abril en su plan de gobierno. Entre otros ejes destaca empleo cerca de casa; y en cuanto a salud, un servicio médico de calidad. Respecto a movilidad, aseguró la creación de 3 nuevas líneas del Mexibús y 2 de Mexicable, en la Zona Oriente, Valle de México y Valle de Toluca; en materia de transporte público, se ofrecería un servicio más rápido, seguro y barato. Apenas hoy volvió a subir el precio de los viajes en el Tren Suburbano.

Es un insulto para los mexiquenses que cada sexenio prometan seguridad, empleos y atención a la salud, pero no porque no lo cumpla, si no que ¡lleva 90 años gobernando y no han hecho nada! Lo peor, los habitantes siguen creyendo en cambios que cada elección se venden baratos para creerlos. No obstante, se presta a un análisis sobre quiénes votan y qué edades, ya que la población adulta sigue siendo mayoría en el padrón electoral.

Y sigue siendo la democracia una forma de gobierno austera para las absolutas necesidades del pueblo. Siempre se ha determinado que no se gana totalmente, quienes votaron por la otra opción nunca se sienten representados por quien la mayoría escogió. No es una decisión, es una resignación para los opositores en cualquier país, estado, municipio o colonia.

La democracia es la mentira más vieja de la política: pretende igualdad en un mundo donde urge la equidad política y social.

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Soy un periodista que ha escrito sobre política y negocios. Trabajé en MILENIO Diario, Notimex y fundé Cuestione con otros colegas. Ahora soy reportero en El Heraldo de México.

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