Tecnología sísmica: la técnica al servicio para evitar daños mortales

26 septiembre, 2017

Tras el más reciente terremoto que azotó nuevamente a México, para dar paso a un segundo trágico 19 de septiembre, que dejó como resultado la caída y daño de edificaciones, provocando la muerte de 333 personas (hasta el momento), cabe preguntarse si se pueden diseñar estructuras lo suficientemente resistentes a este tipo de fenómenos y por qué en algunos puntos del país se implementan y en otros no.

Foto: Reforma. Rescate en edificio en calle Ámsterdam y Laredo en Col. Hipódromo en la Ciudad de México

El investigador y miembro de la Sociedad de la Sociedad Mexicana de Ingeniería Sísmica, Edgar Tapia Hernández, aclara que sí pueden construirse edificaciones resistentes a los sismos. La ingeniería sísmica ha desarrollado esta tecnología, y la cual tiene como factor clave técnicas que ayuden a disminuir la inercia y el impacto de estos fenómenos, con un daño menor a la construcción para así salvaguardar vidas.

Como parte de esta disciplina se han desarrollado dos sistemas: el diseño sismorresistente y el aislamiento de base.

Diseño sismorresistente y el aislamiento de base

El primero, el diseño sismorresistente, se refiere a crear edificios que puedan mantenerse en pie, pese al sismo, y que el daño se genere en zonas que los especialistas elijan para que, posterior al fenómeno, puedan reemplazarse, sin que el daño afecte la estructura básica de la edificación, lo que a su vez permita no perjudicar a la población que se encuentre dentro; contrario a lo que ocurrió la semana pasada con la lamentable cifra de pérdidas humanas.

“Bajo este criterio el edificio debe ser capaz de disipar la fuerza sísmica. Con ello, se identifican algunos miembros estructurales del edificio que permiten la disipación del movimiento a través de cierto grado de daño (…) No se hacen para que no se dañen los edificios (en su totalidad), sino para que se dañen en ciertas áreas donde no perjudiquen a los habitantes.

Debemos diseñar edificios, que se dañen donde nosotros le indicamos, y que después del sismo, simplemente desatornillemos aquella área que estaba hecha para que se dañara, y se reemplace”, explicó en entrevista para W Radio el Doctor por la Universidad Autónoma de México (UAM).

El profesor en la UAM Unidad Azcapotzalco, destaca que la clave no se encuentra en crear edificios rígidos absolutamente exentos de daños, sino con una afectación controlada. Es decir, cuando la población desocupe (o no) la edificación durante un temblor tendrá las mínimas afectaciones.

En tanto, el segundo sistema conocido como aislamiento de base, está enfocado en reducir la cantidad de excitación que alcanza un edificio durante un movimiento telúrico, a través de amortiguadores que generan otro tipo de vibración, pueden ser de plomo o goma, por citar algunos, según especifica el ingeniero civil Francisco López Almansa en una investigación realizada para la Universidad Politécnica de Cataluña.

Sistema de aislamiento. Amortiguadores colocados bajo una edificación.

Esta tecnología la podemos ver aplicada en edificios como el Taipei 101 (de 106 pisos) ubicado en la Isla de Taiwán, con un amortiguador al interior del mismo con un peso aproximado de 662 toneladas.

Amortiguador en el interior del edificio Taipei 101.

Al respecto, el Dr. Tapia Hernández ejemplificó, en la entrevista radiofónica para la conductora Martha Debayle, que este tipo de sistemas equivale a colocar ruedas o balines debajo de los edificios para disminuir la fuerza del sismo que se transmite a las construcciones.

“Qué tal si le ponemos algo a la estructura que le ayude a disipar la fuerza generada por el sismo, unas ‘rueditas’ en la base o en alguna zona de éste, por explicarlo de forma sencilla.

Esta base es un tipo de sistema con frenos. (…) Este sistema de aislamiento puede ir sobre los cimiento los ‘balines’. Sobre la cabeza de la cimentación pueden colocarse estas ‘rueditas’ o sistema de aislamiento para que la fuerza sísmica no llegue a las trabes y columnas que conforman el edificio”, resaltó el también vicepresidente del Colegio de Ingenieros Civiles de México.

Esto se puede utilizar de forma específica en edificios con una cantidad importante de pisos y peso que sostiene.

Pero… ¿por qué no todos los edificios se hacen así?

Porque es un sistema muy caro, incluso este sistema puede ser más costoso que el propio edificio. En México tenemos edificios que sí funcionan así, pero son los ‘menos’”, añadió sobre este tema el Dr. Tapia.

Adicionalmente, comentó que los inversionistas -en el mejor de los casos-  optan por otro tipo de sistema de resistencia en los edificios, como columnas y trabas más grandes o sistemas de contraviento, en lugar de hacer una inversión inicial tan grande, en la cual la recuperación no esté garantizada.

Foto: Arturo Ángel. Residencia San José ubicado en la Col. Portales y el cual fue inaugurado hace 9 meses

Por otro lado, el especialista señaló que las reglas para este tipo de edificaciones en México están contenidas en el documento denominado Normas Técnicas Complementarias para Diseño Sísmico, que están planteadas para construcciones a prueba de sismos que se hagan en el país.

Una muestra de la tecnología resistente a los movimientos sísmicos, la tenemos en la llamada Torre Mayor en la Ciudad de México, que cuenta con 98 amortiguadores que liberan silicio para disipar la energía producida por un terremoto convirtiéndola en una de las más seguras en el mundo.

Foto: Berenice Fragoso. Torre Mayor de la Ciudad de México

Ante esto cabe preguntarnos qué es lo más importante para nuestra seguridad al habitar una vivienda o establecernos en un edifico de trabajo, considerando que nos encontramos en un país donde estos episodios sísmicos son constantes.

Además de cuestionar si los inversionistas y empresarios de bienes raíces se preocupan por este aspecto una vez que edifican y venden alguna de sus propiedades al público que habita un país ubicado entre dos placas tectónicas (de Cocos y Norteamericana) que generan esta alta actividad.

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