El viernes, un estudiante de 11 años tomó dos armas y disparó a su profesora de inglés, a un maestro de educación física y cinco compañeros de su escuela, el Colegio Cervantes, en Torreón, al norte del país. Su maestra murió por impactos de bala en la cabeza y tórax, mientras que el alumno se suicidó.

Decenas de teorías han surgido, desatinadas en muchos casos, como cuando ese mismo día salió a decir el gobernador de la entidad, Miguel Riquelme, que el estudiante fue influenciado por los videojuegos y por eso agredió a sus compañeros de la escuela. Ridículo, por decir lo menos, cuando vivimos en una sociedad desatendida y de la cual, solo somos cifras para un Estado clientelar, ese que va más por tener “clientes contentos” con reparto de dinero a diestra y siniestra, que ciudadanos protegidos.

¿Qué llevó a este estudiante a perpetrar tal hecho? Las investigaciones de la Fiscalía deberán dar detalle al respecto de su abuelo, con quien vivía. Y que las armas eran de uso exclusivo del Ejército, además de que el adulto mayor no contaba con permiso para portarlas.

Este caso en Torreón no es el primero, ni (será) el único. Tampoco es la gota que derrama el vaso. Se ha quebrado de tanto soportar un Estado ausente; los fragmentos de este vaso llamado “sociedad” están rotos y se desbordó la desesperación. ¿Ejemplos? Consiguiendo armas por su cuenta y haciendo justicia por propia mano.

Cansados, los ciudadanos tenemos muy pocas respuestas ante tantas preguntas. Pero 30 millones de mexicanos aún tienen esperanzas de algo, ¿de qué? No sabemos, pero ¿qué le hacemos mientras?

Armas

Urgencias

Claudia Sheinbaum anunció la creación de la Universidad de la Salud, en la que pretenden formar 500 estudiantes de medicina y 500 de enfermería, y así complementar el modelo de salud actual, insuficiente, inoperante e inolvidable.

De esta manera se atenderá integralmente a las personas en sus comunidades, sumado a la polémica reciente de la creación del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), que mató al Seguro Popular y todo precedente de administraciones anteriores. Y no es que el Seguro Popular fuera perfecto, tenía sus fallas (como todo en el gobierno), pero le funcionó a mexicanos que no tenían IMSS o ISSSTE, pese a que la salud es un derecho básico.

Al final, habrá que esperar a que tanto la Universidad de la Salud, como el Insabi, sean encaminados a un propósito común: la salud de los mexicanos. Y que ya no puede ser posible que enfermos cuiden de enfermos en los hospitales; es decir, que padres o madres no estén sanos y al mismo tiempo deban quedarse horas al pendiente de la salud de un hijo, hermano o padre internado. Nos estamos acabando y, ni el IMSS, ni el ISSSTE, parece que quieran hacer algo por nosotros más que curar todo con Paracetamol y Penicilina.

La frase desatinada

Jaime Bonilla, gobernador extra large de Baja California, volvió a la polémica. Resulta que el pasado 11 de enero el ex superdelegado de Morena se quejó de que las empresas no pagan impuestos y quienes sí lo hacen son los ciudadanos que no tienen tanto dinero como ellos.

“Les digo a los empresarios que están chillando más que un puerco atorado en un cerco: ‘¿Por qué los impuestos?’. Paga poquito, porque los que menos tienen son los que más pagan y son los que menos servicios tienen”. Y pensar que sin Industria Privada el Estado no puede salir adelante. ¿Tendrá consecuencias echarselos en contra? Obviamente.