Daniel CallejasTerminaron los debates con más ataques que propuestas por todos lados. Todos pierden, por su negligencia a ofrecer algo a la ciudadanía que va a votar el 1 de julio. Por sus ataques entre sí y planteamientos insostenibles.
Con clara ventaja (en encuestas), López Obrador se perfiló en el tercer debate del INE con evasión a preguntas e ideas poco concisas. Se sabe ganador por el hartazgo del pueblo, no por ser el mejor candidato, quizás.
En tanto, Ricardo Anaya tuvo un debate con antesala de escándalo por la publicación de videos que parecen fundamentar la denuncia por lavado de dinero atraída por la SEIDO. Sus vínculos con los hermanos Barreiro no fueron tocados en el debate, por lo que su presentación fue mejor que la anterior.
Sin embargo, corre la información que Anaya será detenido por la PGR para presentarse ante la justicia por los cargos que se le infieren, toda vez que ya salieron a la luz pruebas casi contundentes de los actos delictivos.
En caso de detención, por supuesto que no llegaría a ser considerado para la presidencia. Aquí entra la maña y agudeza del PRI a través de sus aliados, ya que el presidente de la Mesa Directiva del Senado, Ernesto Cordero, fue quien denunció a Anaya.
Cordero fue seleccionado para esa curul por el revolucionario institucional hace unos meses, a sabiendas que en algún momento les sería útil.
Más aun con la necesidad de votos del candidato José Antonio Meade, que de salir Anaya de la contienda muchos sufragios anti Morena transitarían al ex secretario de Hacienda.
Una sorpresa política de esas que nos tiene acostumbrados la autoridad electoral, como permitir que “El Bronco” participara en la contienda con firmas falsas.
De “El Bronco” nada podemos decir tras el debate. Un candidato risible, chistoso, con propuestas basadas en la ignorancia, pero que quiere cambiar la mentalidad del mexicano. Se agradece la postulación de un independiente, pero no a base de trampas.
Así se fue el tercer y último debate, con un formato interesante para enfrentar cara a cara a los adversarios. Incluso, hasta los gritos y amenazas de Anaya versus Andrés Manuel fueron relevantes. Pero no terminaron en nada cuando el panista dijo que de comprobar la corrupción de López Obrador le pediría renunciar a la candidatura.
Entonces Ricardo debería renunciar por vergüenza propia ante los escándalos que lo involucran.
Eso es casi tan terrible como necesidad de empatía con los mexicanos por parte de Meade para referirse a la Selección Mexicana. Más nefasto aún, hablando de sus logros en el pasado como servidor público.
Ojalá no llegué tan lejos hacia atrás, cuando la gente se hartó del partido que representa luego de 70 años al frente de México.
El voto es el verdadero significado de las preferencias, no las encuestas. A esperar.
Apuntes de un Centinela: Se le acabó la fuerza a la mano derecha…
