Rodrigo GutiérrezLa pobreza, que afecta a más de la mitad de los menores de edad en México, les arrebata la infancia, los aleja de varios de sus derechos y los arroja al mundo laboral forzado e ilegal, donde se encuentra uno de cada 10 niños y adolescentes de todo el país.
“Infancia es destino”, sentenciaba el famoso psicoanalista Sigmund Freud asegurando que los primeros años de vida de una persona definen en gran medida el resto de su existencia.
En México el destino de los niños no es alentador, la pobreza los arropa desde su nacimiento, luego la necesidad y la miseria los lleva a trabajar de forma forzada e ilegal. Su infancia es arrebatada.
Poco más de la mitad de los adolescentes y niños se encuentran en condiciones de pobreza, según el “Informe de evaluación de la política de desarrollo social 2018” del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Poco más de la mitad de los adolescentes y niños se encuentran en condiciones de pobreza, según el “Informe de evaluación de la política de desarrollo social 2018” del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
El Coneval detalla que existen alrededor de 40 millones de menores en México, de los cuales 20.7 millones viven en hogares que experimentan algún tipo de pobreza.
La situación empeora en el caso de los menores indígenas, donde casi el 80% se encuentra en condiciones de pobreza.
Esto en un país donde la pobreza aumentó en 600 mil personas en seis años, al pasar de 52.8 millones de pobres en 2010 a 53.4 millones de mexicanos en la misma situación para 2016, de acuerdo con los últimos datos del Coneval.
Dicho escenario es contraproducente pues actualmente el país se encuentra en una tasa baja histórica de desempleo al abarcar únicamente el 3.6% de la Población Económicamente Activa (PEA), según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Sin embargo, detalles dentro de los datos del Inegi muestran la realidad. El 57.1% de los trabajos en México son informales, es decir, no tienen prestaciones, seguro, regularmente no cuentan con salario fijo por lo que se encuentran en situación vulnerables.
Además, el 7.1% de los trabajadores se encuentran en subocupación, que son aquellos que tienen la necesidad de laborar por más tiempo.
De la pobreza viene, entonces, el trabajo forzado e ilegal.
Así, uno de cada 10 niños y adolescentes en México está dentro del mundo laboral, de acuerdo con el propio Inegi. De estos 62.7% son hombres y 37.3% son mujeres.
Esto significa que en el país hay 3.2 millones menores de edad realizando trabajo infantil.
Por otra parte, el Inegi precisa que existen 2.1 millones de niños que no asisten a la escuela, de los cuales el 43% no acude debido a que trabaja.
Los infantes que trabajan lo hacen en ocupaciones, sectores y lugares peligrosos, horarios prolongados o jornadas nocturnas, así como en empleos prohibidos o con exposición a riesgos.
El instituto también ahonda sobre aquellos menores que realizan quehaceres domésticos en condiciones no adecuadas y sin remuneración, mismos que suman 1.4 millones de casos, de los cuales 51.5% son mujeres y 48.5% son hombres.
Este tipo de labores domésticas, detalla el Inegi, afectan la salud y la integridad física de los menores, pues se llevan a cabo en condiciones peligrosas o en horarios prolongados.
Nayarit (19.7%), Zacatecas (18.9%), Campeche (18.1%), Tabasco (17.9%) y Colima (17.3%) son las entidades con mayor tasa de trabajo infantil. Continúan Guanajuato (16.8%), Guerrero (16.8%), Puebla (16.2%), Oaxaca (16%) y Michoacán (15.4%).
De este top ten de estados con mayor cantidad de menores trabajando, cinco se encuentran también en los primeros lugares de pobreza de todo el país: Puebla, Oaxaca, Michoacán, Guanajuato y Guerrero, quienes ocupan el lugar cuarto, quinto, sexto, noveno y décimo, respectivamente, en el ranking nacional de miseria.
