Seis y contando

­—¡Como me duelen las rodillas!— se quejaba en silencio Francisca, mientras se agachaba para abrir una enorme bolsa de plástico transparente, la cual dejaba ver las frituras con las que llenaba otras más pequeñas para venderlas y sacar algo para comer. Se encontraba en el pasillo norte de la estación del metro Indios Verdes, a la altura de la letra F. Aquel día, como en la mayoría de las veces, las ventas no iban del todo bien. La gente que salía e ingresaba de la terminal le compraba a todos los vendedores menos a ella. Se acercaban a Don Hugo, … Sigue leyendo Seis y contando