ALMOLOYA, ESTADO DE MÉXICO., 11JULIO2015.- Personal de la Policía Municipal, Estatal, Ministerial, Federal, PGR, Ejercito, Marina y helicópteros realizan retenes así como un fuerte operativo de búsqueda en los alrededores del penal del Altiplano y carreteras federales tras el anuncio de la fuga de Joaquín Guzmán Loera alias “El Chapo Guzmán”. De confirmar la fuga seria la segunda vez que Loera Guzmán escapa de un penal de máxima seguridad. FOTO: LUIS CARBAYO /CUARTOSCURO.COM

Cárceles en México: centros de exterminio

Lamentos, llantos y reclamos se escuchan mientras, uno tras otro, se vocifera la lista con el nombre de los presos fallecidos durante la matanza en el penal de Acapulco, Guerrero.

Decenas de personas familiares de los más de 2 mil presos, que purgan condenas o penas están siendo procesados, están reunidas afuera del reclusorio a esperas de información, pues desde la madrugada se registró una fuerte riña dentro del penal.

La cifra oficial: 28 muertos, al menos seis de ellos decapitados, y tres heridos.

Sin explicar cómo, el vocero de Seguridad de Guerrero, Roberto Álvarez Heredia, señalo que presos del módulo de seguridad para reos federales salieron de sus celdas y agredieron con armas punzocortantes a reos del módulo tres del centro penitenciario.

Sin embargo, cuando autoridades recuperaron el control del penal, encontraron armas y casquillos .38 súper, así como varios fallecidos con impacto de bala.

Cuerpos apilados, evidencia de la ingobernabilidad. Foto: Reproducción.

La versión oficial dice que la riña fue a causa de “la pugna permanente de grupos contrarios al interior del penal”.

Mientras tanto, una versión publicada por Reforma asegura que los presos fueron ejecutados con la complicidad de custodios en medio de un ritual de la Santa Muerte, el habría sido comandado por Manuel García, «El Meño», y Óscar Silva, del Cártel Independiente de Acapulco, el cual gobierno el centro penitenciario.

Incluso el diario señala que dentro del penal había armas e incluso artefactos explosivos y que, posteriormente al enfrentamiento, los custodios los ocultaron en las áreas de carpintería y sastrería.

FOTO: BERNANDINO HERNÁNDEZ /CUARTOSCURO

Dicha versión coincidiría con un informe interno de la Fiscalía General del Estado (FGE) de Guerrero, al cual tuvo acceso el Semanario Proceso, el cual precisa que no sólo se utilizó un arma .38 súper, sino también fusiles AR-15 y AK-47 ya que en la escena del crimen masivo se embalaron casquillos calibre .223 y 7.62.

Mismo informe precisa que el saldo final de la matanza fue de 34 muertos y 32 heridos.

La cifra real de asesinados y heridos habría sido ocultada por el gobierno de Héctor Astudillo, para así evitar un escándalo mayor ante la crisis de inseguridad y violencia que exhiben el nivel de colusión de autoridades con la delincuencia en Guerrero.

¿Qué sucede en las cárceles en México?

La matanza en el penal de Acapulco no es otra cosa más que el reflejo de la situación en la que se encuentran todos los centros penitenciarios en el país.

“Lamentablemente lo que se vive en el penal Acapulco se vive en otros reclusorios”, afirma Javier Oliva, especialista en seguridad pública.

En entrevista para FrojiMx, Oliva asegura que “todo es parte del ambiente de violencia que vive el país, (donde) no hay un sistema de reclusorios a nivel local y estatal eficiente, por lo que, todo esto deriva en corrupción”.

Para el especialista consultado, casos como el de Acapulco explica la debilidad estructural en los penales.

“Cuando sucede esto (la matanza en el penal de Acapulco) es porque la autoridad lo permite de una u otra manera”.

Javier Oliva, especialista en seguridad pública, Profesor-Investigador en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Foto: Reproducción

En México, los Centros de readaptación social son todo menos eso, lugares donde los reos pueden reinsertarse en la sociedad.

“México carece de políticas de reinserción, una persona que es sentenciada o purga una pena en un penal, cuando sale y le pidan una hoja de no antecedentes penales, no la va a poder dar y no va a poder trabajar”, menciona Oliva.

Y añade: “México no tiene políticas de readaptación de criminales, mientras en Estados Unidos hay 17 procedimientos de reinserción”.

Finalmente, para Oliva la corrupción en las áreas de seguridad y justicia son más que evidentes.

Centros de exterminio carentes de readaptación social. Foto: Cuartoscuro.

Las cárceles en el país viven en dos eternos contrastes, mientras algunos penales se encuentras bajo el gobierno de los mismos reos, como el caso del penal de Acapulco; en otros estos viven bajo la constante violación de los derechos humanos.

Uno de los testimonios que más evidencian esta última circunstancia es el del periodista Jesús Lemus Barajas, quien bajo acusaciones falsas pasó tres años en el penal de Puente Grande, Jalisco.

El periodista michoacano relata en dos libros, Los Malditos y El Último Infierno, las condiciones que los reos viven día con día en dicha cárcel, la cual define como un centro de exterminio.

Torturas, golpizas, carencia de atención médica, castigos con ayunos por días y hasta incitación por parte de los custodios al suicidio, son algunas de las prácticas “cortesía del gobierno federal” que relata Lemus y que a su vez da un vistazo desde dentro de lo que realmente sucede en los penales.

Jesús Lemus sobreviviente de «los centros de exterminio». Foto: Reproducción.

Las constantes deficiencias dentro de los penales

De los diferentes motines y enfrentamientos registrados en la administración de Enrique Peña Nieto dentro de las cárceles en todo el país, en sólo cinco casos, contando el de Acapulco, dejaron un saldo de 187 reos asesinados.

Los casos: en 2012, 31 muertos en una riña en Altamira, Tamaulipas; 44 asesinados en una pelea en Apodaca, Nuevo León; y 24 fallecidos tras motín en Gómez Palacio, Durango. El año pasado, una riña en el penal de Topo Chico, Nuevo León terminó con la vida de 60 reos. Y el más reciente, la matanza de 28 prisioneros en Acapulco, Guerrero.

En tanto, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha señalado que los penales federales y estatales de México mantienen “patrones comunes y estructurales tales como hacinamiento, corrupción, indebida atención médica y falta de privacidad”.

Además, asegura la CIDH, esto padecen de “ausencia de oportunidades reales para la reinserción social, maltrato por parte del personal penitenciario a cargo de la custodia de las personas privadas de su libertad e imposibilidad de éstas para presentar quejas ante un órgano independientes que cumpla con estándares de independencia e imparcialidad reconocidos”.

La comisión añade que prevalece un “ambiente de extrema represión”, caracterizado por “la utilización de prolongados regímenes de aislamiento, hasta por 23 horas al día, restricción de comunicación con los internos y graves dificultades para tener contacto con el exterior”.

Cárcel de Topo Chico en Nuevo León. Foto: Reproducción.

De acuerdo con el Cuaderno Mensual de Información Estadística Penitenciaria Nacional del la Comisión Nacional de Seguridad (CNS), en el país existen 379 penales con lugar para 209 mil 248 reos, sin embargo, en estos hay 236 mil 886 detenidos, es decir una sobre población de 24 mil 221 presos, lo que significa un 11.58% más del número de internos permitidos.

En tanto, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) en su Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria, califica con un promedio de 6.27 sobre 10 a los penales del país, donde 11 de las 32 entidades federativas del país tiene calificación reprobatoria.

La CNDH destaca, además, carencias en garantizar la integridad de los internos, la existencia de una estancia digna, las condiciones de gobernabilidad del penal y el compromiso de reinserción social con los presos.

Penal de Acapulco con un largo historial de irregularidades

Los antecedentes con lo que cuenta el penal de Acapulco muestra la ingobernabilidad dentro del mismo.

En los últimos seis años el centro penitenciario ha tenido 13 directores, ninguno ha terminado su dirección y la mayoría de ellos es acusado de corrupción, uno se encuentra prófugo de la justicia y otro más fue asesinado.

Además, en esa cárcel se han registrado muertes, fugas, riñas y motines, mientras que dentro de este se han encontrado sexoservidoras, costales de droga, televisores, pantallas, videojuegos, refrigeradores, armas de fuego y blancas, así como gallos de pelea y hasta pavorreales.

Familiares esperan noticias afuera del penal de Acapulco, Guerrero. Foto reproducción.

Por ejemplo: El 30 de noviembre de 2002, 14 reos se escaparon por un túnel que ellos mismos cavaron.

Un mes después, mientras en el patio del penal se realizaba una corrida de toros organizada por el entonces director, José Luis Trujillo Sotelo, un reo se fugó.

Asimismo, el 22 de junio de 2011, en el penal murieron tres reos y ocho quedaron heridos tras un enfrentamiento.

A los cinco meses, el 7 de noviembre de 2011, en un operativo que realizó la policía estatal fueron encontradas 19 sexoservidoras, más de 60 gallos de pelea, dos pavorreales, 100 televisiones de plasma, LED y LCD, videojuegos, botellas de alcohol, armas punzo cortantes y dos costales de marihuana.

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