En México son asesinadas, aproximadamente, entre siete a ocho mujeres y niñas todos los días.
La saña con la que las asesinan es cada vez mayor, mujeres dejadas en desagües, canales de aguas negras, lotes baldíos, matorrales, encobijadas, enmaletadas, en bolsas de plástico, quemadas, descuartizadas, violadas.
También son asesinadas en el único lugar seguro que tienen, sus hogares, exterminadas por parejas, ex parejas, amigos, padres, hermanos o desconocidos.
La dolorosa realidad es que al ser arrancadas son exterminadas junto con sus familias, las sonrisas se vuelven fingidas, las lágrimas no dejan de fluir, en muchas ocasiones los integrantes de estas familias deben buscar un rincón para verter su llanto pensando en no lastimar a quienes aún están a su lado, o tal vez como Sacrisanta Mosso, se quedan solas sin volver a escuchar “mamá, te amo” y sólo una mascota acompaña su soledad, esa soledad eterna.
Cuando llegan cumpleaños o fechas importante como el 10 de mayo, cumpleaños, o estos días navideños donde la algarabía sobra en el resto, la ausencia es como una pesada loza que, aunque los veas sonreír mantienen en el corazón, los recuerdos se agudizan.
Desde que inicié contando las historias de algunas de nuestras mujeres para quitar las frías cifras y mostrarles sus vidas, sus sueños rotos, arrebatados, con la finalidad de que usted las conozca, sienta y piense, qué pasaría si fuera usted, parte de estas VOCES DE LA AUSENCIA.
Esto es sólo una forma más de conocer lo que cada una de estas familias padecen.
Desde Frida Guerrera agradecemos que día a día acompañe el trabajo que realizamos, sin ningún otro fin más que crear conciencia, convirtiendo en imperativa la exigencia de JUSTICIA a las autoridades y que ya detengan esta barbarie.
Desando que el próximo año tanto dolor se detenga, que dejen de asesinarnos, para entonces contar historias de vida, de mujeres vivas, no aquellas que ya no están.
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