Los días pasan y yo te sigo extrañando más y más; es tan injusto que alguien pueda robarle la vida a una niña que apenas comenzaba a vivir.
Esto es tan difícil de asimilar. Desde que tú ya no estas, cada día me pregunto ¿por qué te hicieron eso?, ¿por qué existe tanta injusticia?, ¿por qué existen tantos feminicidios y no se hace nada?
Mi niña te amo y te extraño tanto; tanto.
Así pasen los años, este vacío que dejaste en nosotros siempre existirá.
Tenías tantas cosas por vivir, tenías tantos planes que desgraciadamente no se pudieron cumplir.
Solo las personas que han pasado por algo así comprenden lo difícil que es y lo mucho que duele.
¡Te amo & te amare siempre, siempre!
- -Hermana de Pati.
El pueblo de El Oro o de Santa María del Oro, en Durango, como también se le conoce, nació como un pequeño caserío alrededor de las minas en el siglo XVII. La recolección de pepitas de oro era cautelosa; más tarde se convirtió en una de las principales actividades de la región.
Se trata de uno de los muchos lugares de este México lleno de riqueza y al mismo tiempo de sangre, dolor y muerte; en ese rincón del norte del país, nació Patricia Carrero Chapado el 23 de agosto de 2000. Escuchar música, montar a caballo y disfrutar la vista de calles pintorescas eran las cosas que más disfrutaba Pati.
El 8 de agosto de 2017, Luis Felipe, amigo de Pati, la invito a salir “a dar la vuelta”; la joven, de grandes ojos, le pidió permiso a su madre para salir unas horas quien, molesta, accedió. Además, la joven no iba sola, sino con dos amigas más. ¿Qué podía pasar?, pensó su mamá, si ahí nacieron sus hijas, su vida, y casi todos en el lugar se conocían.
Hacia las 14:30 horas de aquel martes, la madre de Pati vio salir a su hija, pero las horas pasaron y la muchacha no regresaba. La angustia de su madre se acrecentaba porque la adolescente de 16 años no se ausentaba sin avisar. Al intentar contactarla, el celular mandaba a buzón de voz, por lo que la familia completa se llenó de miedo.
Las amigas con las que salió Pati contestaron el teléfono a las ocho de la noche y dijeron que Luis Felipe la llevaría de regreso a casa, cosa que no pasó. Por eso, el 9 de agosto acudieron a la Agencia del Ministerio Público para levantar la denuncia por desaparición. Entonces, la foto de una chica con la mano en el mentón y una amplia sonrisa empezó a recorrer las redes sociales, pero hubo poco eco en la réplica de solicitud de su familia para que la sociedad se sumará a la exigencia de encontrar viva a Pati.
Las autoridades, presionadas por la familia, investigaban a Luis Felipe y a las amigas, pero nada arrojaban. Las versiones de Luis Felipe cambiaban; primero decía que Pati se había ido con las amigas; luego, con otro hombre.
Mientras tanto, la familia continuaba su búsqueda. En el río Sixtín encontraron algunas prendas de vestir… el corazón de la familia de Pati se paralizó. Ya era 16 de agosto.
Medios de comunicación locales dieron a conocer el hecho. Ahí estaba una vez más el doloroso encabezado: “Encuentran a jovencita desaparecida, violada en el río”; más allá del encabezado del momento, el dolor de leer lo que los medios decían de Pati, cuando detuvieron a Luis Felipe, en septiembre, acrecentó el coraje e impotencia de la familia.
“Por el estado de ebriedad en que se hallaban los dos hombres, intentaron abusar sexualmente de la jovencita, quien fue víctima de una crisis convulsiva grave que la llevó a perder la conciencia, situación que aprovecharon los agresores para subirla al vehículo marca Chrysler, línea PT Cruiser, modelo 2001, color negro, y llevarla al río Sixtín”. El Sol de Durango
Una de las hermanas de Pati, de la cual omito su nombre por seguridad, me hace saber el enojo que le causa leer las declaraciones: “ella no bebía, me enoja saber que digan que pretendieron violarla, ¡la violaron!, no fue solo Luis Felipe, hay dos más que están prófugos, las autoridades poco hacen por investigar más; tuvimos que poner una queja en Derechos Humanos por la falta total de investigación, no hacían nada desde que desapareció, la gente fue la que nos ayudó a buscar, a encontrar, no fueron ellos. Además, tardamos en tener acceso a la carpeta de investigaciones, ¿qué necesitamos para que nos hagan justicia, para que de verdad castiguen a los asesinos de mi hermanita?”
Ahí estaba una vez más un caso plagado de irregularidades. En Durango se han acrecentado los feminicidios; desde el 1 de enero a la fecha han sido asesinadas 22 mujeres, pero solo cuatro de estos asesinatos están clasificados como feminicidio; el de Pati no es uno de ellos. También se ha solicitado la Alerta de Género en la entidad, pero no ha sido otorgada por la Secretaría de Gobernación.
Nuevamente, recordemos qué es el feminicidio;
“Comete el delito de feminicidio quien prive de la vida a una mujer por razones de género. Se considera que existen razones de género cuando concurra alguna de las siguientes circunstancias:
La victima presente signos de violencia sexual de cualquier tipo;
A la víctima se le hayan infligido lesiones o mutilaciones infamantes o degradantes, previas o posteriores a la privación de la vida o actos de necrofilia;
Existan antecedentes o datos de cualquier tipo de violencia en el ámbito familiar, laboral o escolar, del sujeto activo en contra de la víctima;
Haya existido entre el activo y la victima una relación sentimental, afectiva o de confianza;
Existan datos que establezcan que hubo amenazas relacionadas con el hecho delictuoso, acoso o lesiones del sujeto activo en contra de la víctima;
La victima haya sido incomunicada, cualquiera que sea el tiempo previo a la privación de la vida;
El cuerpo de la víctima sea expuesto o exhibido en un lugar público.”
Pati fue violada -hecho confirmado por los forenses- por tres sujetos cerca del puente del poblado La Cofradía, Durango. Fue arrojada aún con vida al río, pues murió ahogada, pero previo a eso fue severamente golpeada y, según dictámenes, intentó defenderse. Cuando la encontraron estaba casi desnuda; solamente tenía puesta la blusa guinda con la que salió de casa y las pulseras que usaba. Su cuerpo fue trasladado a Gómez Palacio, la embalsamaron, fue velada unas horas y sepultada. ¿No es feminicidio?
Luis Felipe, de 26 años, fue detenido el 10 de septiembre de 2017, la familia de Pati ni siquiera fue notificada, se enteraron por el periódico.
En esos días, en Puebla se encontraba desaparecida Mara Fernanda Castilla Miranda. El 15 de septiembre el cuerpo de Mara, desaparecida el 7 de septiembre de 2017 en Puebla, fue “encontrado”, abrazada por una fría sabana que escondía el sufrimiento, el dolor, la incomprensión de una vida, de una mujer, de una sonrisa.
La indignación desde que desapareció fue una ola de enojos, de impotencia, de ira. El saberla desaparecida puso de manifiesto que, aun tomando las medidas de seguridad necesarias, Mara fue violada y dejada como un papel que se tira después de ser usado.
Marchas convocadas en siete estados y la Ciudad de México el 17 de septiembre nos mostraron una vez más por qué estamos inmersos en pequeños infiernos que conforman México, cuando la bestialidad nos indigna a todos y todas y el infierno y la exigencia de justicia debería ser magno.
La hermana de Pati me cuestiona: “¿Por qué, Frida?, ¿por qué solo se pide justicia por algunas?, ¿por qué no por todas?, ¿por qué no se convocó a una marcha nacional por mi hermana, o por todas?, ¿por qué solo algunas se ven y la gente se indigna?”.
Con la voz quebrada hace un llamado a la sociedad en general: “indígnense por todas, ayúdennos a pedir justicia para cada una, no dejen de lado a las demás, todas nos duelen, a todas nos arrancan, a todas las familias nos dejan vacías, rotas, en medio de la incertidumbre. Pati era una chica que vivía, que respiraba, que no buscó que la asesinaran, ¿por qué la gente no alcanza a ver eso?, ¿por qué no le dan la misma importancia a mi hermana”?
No supe contestarle…
Hoy, hay una familia más en México esperando justicia, una familia que vive con temor, ya que las autoridades no les brindan protección. Aún hay dos “asesinos libres” que a los mandos de Durango no les interesa encontrar. La familia completa de Pati ha tenido que tomar sus propias medidas de seguridad, aunque el Estado está obligado a dárselas. El mensaje que la familia recibe es de total falta de interés, la hermana de Pati comenta que “tal vez están esperando a que asesinen a otra de nosotras y entonces nos quedemos callados porque el miedo hará su trabajo”.
Noviembre 2017
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@FridaGuerrera
fridaguerrera@gmail.com