No permitas nunca por «amor» a un hombre aunque sea el padre de tus hijos que los lastimen. Dayana.
Una de las prioridades de este espacio es evitar que sigan ocurriendo los feminicidios, esta historia está llena de mucha valentía, amor, vergüenza, dolor, impotencia, pero al mismo tiempo de mucho respeto por el coraje de esta madre, quien logró salir de ese círculo de violencia en el que se encontraba, y salvó a su pequeña de seis años.
Una historia diferente a la mostrada en el dibujo que acompaña esta columna, realizado por una mujer víctima de violación a la que nadie le creyó, que cuando fue niña era violada constantemente por un familiar muy cercano.
Tenemos la costumbre de juzgar a quienes padecen de violencia y logran salvarse y alzar la voz, o condenar a las mujeres por no salvar a tiempo a sus pequeñas.
Le invito a que, sin juzgar, lea la siguiente historia, escrita por una mujer viva, que hoy tiene en la cárcel al padre de sus hijos y salvó su vida, la de sus pequeños.
Por seguridad los nombres reales fueron cambiados para evitar revictimizar a esta mujer y su pequeña hija.
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Soy Dayana, te contaré una pequeña historia…
En noviembre de 2009 conocí al que pensaría sería el amor de mi vida: David. Estudiabamos juntos la preparatoria, duramos un año en un hermoso noviazgo, después decidimos tener a nuestro primer hijo, Roberto.
Todo estaba de maravilla, él entró a trabajar para empezar a formar nuestra pequeña familia y yo me quedé en casa.
Durante mi embarazo todo iba de muy bien, un mes antes del nacimiento de nuestro pequeño fuimos a comprar su ropita, cobijas, la cuna. Ya estaba todo listo para recibirlo con mucho amor.
Tras par de meses del nacimiento, David cambió mucho, había ocasiones que no llegaba a dormir a casa, otras llegaba ahogado de borracho.
En una ocasión llegó muy tomado y me dijo que ya estaba harto de mi, que yo no hacía nada en la casa más que estar con Roberto, nuestro bebé, y que ya no me podía mantener, en ese momento mi corazón se rompió en mil pedazos, mi vida que era hermosa a su lado dio un giro inesperado, pero yo no lo podía dejar lo amaba demasiado.
Así pasó el tiempo: él, en su relajó, y yo, en casa con mi pequeño; después de año y medio quedé embarazada de mi segunda hija, una princesita llamada Mica.
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David los fines de semana se iba a ensayar con su banda de rock y no llegaba a la casa después dejó de trabajar y los que nos mantenían eran sus papás.
Cuando estaba a punto de aliviarme no quería que naciera mi pequeña, no por mala madre, si no porque nunca compramos nada para ella como en mi primer embarazo.
Tuve que dejar a los dos al cuidado de David, pues al ver que las necesidades crecían decidí irme a trabajar.
Siempre que yo regresaba a casa, él estaba tomando. Hubo muchos problemas por su vicio, a mí ya me tenía harta su alcoholismo, ya no podía seguir ahí con él.
Intenté salirme de la casa pero no tenía a donde ir ya que desde que me salí de casa de mis papás ellos me cerraron las puertas.
Así pasó el tiempo, yo me acostumbré a trabajar para mantener la casa, todos se daban cuenta de nuestra situación los vecinos, su familia, mi familia, todos. A mí no me daba pena mantener a mi familia yo luchaba porque estuviéramos muy bien (cosa que a él no le importo).
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Después vinieron las infidelidade,s mi corazón se rompía cada que él me decía que ya estaba harto de mí, yo me aferre a él para que mi familia nunca se separara (es la decisión más estúpida que pude haber hecho en mi vida).
Para él no había nada más importante que su alcoholismo, sus amigos en la pulquería a la que iba, cada día todo iba empeorando, él ya mezclaba la cerveza con la famosa bebida llamada cañita, ya estaba muy grave esta situación todos los días tomaba, ya no lo soportaba.
A principios de este año todo cambió en mí cuando lo vi haciendo la peor inmundicia que me pudiera imaginar, David estaba tocando a nuestra pequeña hija.
Me dio mucho coraje, impotencia, cuando lo vi mi reacción fue quitarle a mi hija y decirle muchas cosas, la verdad no recuerdo qué tanto dije.
Él se enfadó mucho y corrió por un trinche que tenía en la cocina y me amenazó con picarme, recuerdo que me jaló de los cabellos levantó su mano hacia arriba con mucho impulso y me dio mucho miedo.
Cuando vi su cara transformándose, sus ojos casi se le salían, fue horrible, yo solo logré darle una patada para que no me hiciera nada, no asimilaba lo que pasaba.
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Al día siguiente les comenté a sus primos y fuimos a hablar con su mamá, quien sólo dijo que lo iba a anexar.
Deje pasar los días pero nunca vi un solo movimiento por parte de ella hasta que el 12 de enero, me di cuenta que no era la primera vez que lastimaba a mi niña, él mismo se había grabado agrediendo a mi hija salía.
Mi furia y asco creció aún más, no lo podía creer, mi corazón se rompió, sentía que me moría.
Esa noche la marque a su prima y le comenté lo que había visto, me dijo que me calmara, que no hiciera una locura.
Me puse a fumar como loca, no podía creer lo que está persona le había hecho a mi hija, me quería morir sólo recuerdo que me desmaye como tres veces no podía reaccionar.
Dios, no sabía cómo manejar esta situación, a mis 27 años no sabía qué hacer.
Al día siguiente me puse a investigar qué era lo que tenía que hacer, me puse en contacto con un abogado, quien no me dio muchas esperanzas para empezar a generar una denuncia.
Después me puse en contacto con mis primas y ellas me ayudaron a hablar con mis papás ya que a mí me daba demasiado miedo de cómo iban a actuar.
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Ese día que hablé con mis papás, ya no me dejaron volver a esa casa, me dijeron que me iban a apoyar en lo que yo hiciera y fue cuando me decidí a realizar una denuncia legal contra el hombre que se atrevió a herir a mi pequeña.
Una noche antes de actuar él me habló y me dijo que regresará a casa que me extrañaba mucho, que le dijera por qué no había llegado a casa y que quería verme.
Decidí proceder legalmente para proteger a mi hija y le hicieran justicia. Hace dos meses exactamente qué no lo veo, él está preso en un penal en alguna parte de este país enfrentado un proceso legal por violación.
No me voy a detenerme hasta lograr que lo sentencien, sigo peleando la custodia y patria potestad de mis hijos para que ese malnacido jamás vuelva a acercarse a mis pequeños.
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Como madres estemos atentas a todo lo que sucede a nuestras pequeñas, a nuestros niños, hablemos con ellos de lo que hacen durante el día y sí una pequeña les dice que algo está pasando, crean siempre en ella, a mí nunca me dijo nada mi nena, porque el malnacido manipuló muy bien a mi niña, pero si lo hubiera hecho jamás habría dudado de ella.
Dejo este testimonio no para que me juzgues, si no para que no te sientas sola, no permitas nunca por «amor» a un hombre aunque sea el padre de tus hijos que los lastimen. Dayana.
Desde FridaGuerrera y Voces de la Ausencia, nos mantenemos pendientes al proceso legar y cerca de está valiente madre que hizo lo que todas las madres deben hacer, anteponer a su hija, antes que a cualquier hombre.
¿Eres madre, padre, hermana, hermano, hija, hijo, de una mujer víctima de feminicidio o desaparición?, ¿o eres una sobreviviente de una relación violenta o intento de feminicidio? búscanos, ayúdanos a visualizarlas y contar sus historias. Voces de la Ausencia.
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