Miguel Ángel Granados Chapa, uno de los fundadores de la Revista Proceso, decía que el periodismo no era el cuarto poder, sino el contrapoder.
Este fin de semana comenzó a circular la edición 2193 de la Revista Proceso, con la portada protagonizada por el presidente electo Andrés Manuel López Obrador acompañado del lema “El fantasma del fracaso”.
La revista de izquierda por excelencia criticaba al actual símbolo de la izquierda. El resultado fue el esperado: toda una sorpresa, tanto para propios como extraños.
Los fieles seguidores de López Obrador criticaron duramente a la Revista Proceso, amenazaron con dejar de comprarla y cancelar la suscripción que tienen con el semanario.
Sin embargo hubo un señalamiento que me llamó en particular la atención: “deslealtad”.
Varios incondicionales de Andrés Manuel calificaron de desleal la portada de Proceso y hasta la llamaron como una “apuñalada por la espalda”.
Incluso, la esposa del presidente electo, Beatriz Gutiérrez Müller, definió el hecho como un “desenmascaramiento”.
¡Ah caray¡ ¿En qué momento el periodismo –como concepto– tiene que servir a intereses particulares?
La Revista Proceso ha fungido durante 42 años como un semanario crítico al poder y hoy el poder, aunque no sea oficialmente aún, lo tiene ya Andrés Manuel López Obrador.
Si bien, históricamente sus escritores han sido abiertamente de izquierda y hasta militantes, la crítica ha sido pareja.
Julio Scherer, Vicente Leñero, el mismo Granados Chapa, Enrique Meza y otros miembros fundadores estarían satisfechos con esta portada.
Lo que es cierto es que la calidad del semanario, periodísticamente hablando, decayó con el fallecimiento de los escritores mencionados… hasta hoy.
Sobre el texto de Álvaro Delgado solo se puede criticar al semanario, liderado por Rafael Rodríguez Castañeda, que la portada vende más que el interior en sí.
Pero el mensaje de la Revista Proceso es claro: Periodismo sin concesiones.
Sobre el periodismo, el presidente electo únicamente ha llamado inocentemente –si usted quiere verlo así– como “prensa fifí” a los medios que lo han criticado.
Por ello, el tabasqueño tendría que hacer un llamado a sus seguidores para que respeten tanto a la crítica como de quien viene, de lo contrario podrían convertirse en oscuros para la libertad de expresión los próximos años.
Lo cierto, sin embargo, es que hay medios y periodistas que viven de criticar a López Obrador durante los últimos 18 años. Hay que saber distinguir.
En la democracia, la libertad de expresión y la pluralidad de ideas es eje central.