No es para nadie un secreto que África ha sido un continente que históricamente (e incluso actualmente) ha enfrentado toda clase de problemas: económicos, sociales, políticos, religiosos, etc. Por ello, la idea de que una persona afirme que puede cambiar esta situación resulta bastante “atractiva”. Esto, aunado al papel sagrado que se les asigna una vez en el cargo, ha logrado la existencia y el establecimiento de dictadores en esta región.
¿Cómo se propicia más fácilmente esta situación?
Básicamente, la existencia de crisis económicas, vacíos de poder, situaciones de emergencia e incluso problemas ficticios han favorecido el surgimiento de esta figura política, que en un principio pudiera parecer una especie de salvador o superhéroe que llega a traer estabilidad a una región donde ésta pareciera imposible.
Muchos de ellos han logrado llegar al poder mediante medios democráticos gracias a la legitimidad que fueron adquiriendo poco a poco, sin embargo, otros lograron posicionarse a través de golpes de Estado, revoluciones, y otros mecanismos disfrazados de democracia.
Por otro lado, para mantener estos gobiernos dictatoriales a lo largo del tiempo, el uso de la fuerza ha sido una herramienta tradicional empleada para intimidar a la oposición, silenciar a los disidentes y perpetuar su permanencia en el cargo.
Dictadores que siguen en el poder
Aunque resulte un tanto imposible de creer, aun en pleno siglo XXI, todavía son muchos los presidentes que han logrado prolongar su mandato por muchos años, donde, evidentemente, su avanzada edad no ha sido impedimento para ello. A continuación mencionaremos algunos de ellos.

- Omar al-Bashir de Sudán
Edad: 73
Años en el cargo: 24
Bashir ha sido acusado de genocidios, crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra. También se dice que durante su mandato, Sudán acogió campos de entrenamiento antes del 11 de septiembre para Osama Bin Laden para entrenar a miembros de al-Qaeda.

- Teodoro Obiang Nguema de Guinea Ecuatorial
Edad: 75
Años en el cargo: 38
El señor Obiang Nguema es el líder más antiguo de África, subió al poder en 1979 después de derrocar la dictadura brutal de su propio tío. Ha gobernado con puño de hierro, y no ha dejado espacio para la disidencia o la oposición. Teniendo en cuenta que Nguema nunca ha ganado una elección con menos del 90 por ciento de los votos, las probabilidades de que sea destituido son pequeñas.
- Yoweri Museveni de Uganda
Edad: 73
Años en el cargo: 31
En 2005, la Corte Penal Internacional supervisó un caso en el que se acusaba a Uganda de invadir el Congo y masacrar a sus civiles. Museveni ha defendido rotundamente sus acciones como un medio para mantener la paz, pero, según Human Rights Watch, «la Unidad de Respuesta Rápida de la policía de Uganda frecuentemente opera al margen de la ley, llevando a cabo torturas, extorsiones y, en algunos casos, ejecuciones extrajudiciales».

- Isaías Afewerki de Eritrea
Edad: 71
Años en el cargo: 26
Afewerki no ha establecido ninguna constitución formal para proteger los derechos de su pueblo; dos tercios de su país están desnutridos, y todos los hombres a los 18 años deben ingresar al servicio militar por un período de tiempo indefinido, a menos que prefieran ser encarcelados o asesinados.
- Paul Biya de Camerún
Edad: 84
Años en el cargo: 35
Las fuerzas de seguridad del Estado han sido acusadas de una serie de actos atroces, que incluyen el asesinato de hasta 100 manifestantes en 2009, y detenciones arbitrarias e ilegales para evitar que los activistas políticos de la oposición celebren reuniones. En 2008, Biya cambió la constitución por lo que es inmune al enjuiciamiento una vez que deja el cargo.
Primavera Árabe
Fue una serie de protestas antigubernamentales, levantamientos y rebeliones armadas que se extendieron por Medio Oriente a principios de 2011. Básicamente fue una expresión de profundo resentimiento ante el envejecimiento de las dictaduras árabes, la ira por la brutalidad del aparato de seguridad, el desempleo, el aumento de los precios y la corrupción que siguió a la privatización de activos estatales en algunos países.
Algunos expertos han afirmado que la Primavera Árabe fue un fracaso solo si se esperaba que décadas de regímenes autoritarios pudieran revertirse fácilmente y ser reemplazados por sistemas democráticos estables en toda la región, por otro lado, también ha decepcionado a quienes esperaban que la eliminación de gobernantes corruptos se tradujera en una mejora instantánea en los niveles de vida.
Es cierto que no todo fueron fracasos, y tal vez pueda hablarse de ciertos éxitos que produjo este movimiento, sin embargo, y a pesar del sufrimiento que los regímenes dictatoriales han infligido (y siguen infligiendo) a los países africanos, todavía hay muchos de ellos dispersos por todo el continente.
Los africanos están más preocupados por satisfacer sus necesidades económicas que por tener derechos políticos. Alemayehu G. Mariam del periódico “The Huffington Post” afirmó que la democracia liberal podría llegar a África solo después de que se haya logrado un desarrollo económico significativo, y por tanto, cualquier introducción prematura o imposición equivocada de la misma por parte de Occidente podría dañar a los africanos.