Abrazar historias nos hace cada vez más humanos, nos hace entender que lo que estás por leer, puede ser tú historia, la vida arrancada de las mujeres que tú amas.
FridaGuerrera.
Sentarme a redactar cada semana la vida arrebatada de una mujer es cada vez más difícil, cómo hilar las historias de tantas mujeres que nos han sido arrancadas sin que suene repetitivo, sin que sacarlas de las notas rojas se quede en el libro #NiUnaMás.
Las historias son duras y demasiadas, el dolor de las familias, aunque es el mismo narra la vida única de la mujer que queremos que conozcas cada semana desde este espacio.
El 1 de junio de 2018 uno de los muchos mensajes que recibo a diario fue el de Abi Aguilar, quien escribía lo siguiente. “¡Buenas noches quisiera exponer un caso! Y no se en donde comunicarme contigo espero me ayudes”. Ese mismo día a la una de la mañana del 2 de junio, estábamos hablando por teléfono. Acordamos reunirnos con su familia el domingo 3 de junio.
La casa humilde encañada en Cuautepec Barrio Alto, en la Ciudad de México, la mesa en el centro de la habitación con dos recipientes de guacamole, cuatro pequeños con la sonrisa a flor de labios, quienes, con un hola y un beso en la mejilla, nos dieron la bienvenida.
Dentro de la casa nos esperaba Cristian, Abi, Dulce María y Doña Alejandra, los hijos y la madre de Susana. Las puertas de un hogar se abrieron nuevamente para nosotros, el dolor nos estaba esperando ahí sentando en la mesa, para narrarnos la indignación por el feminicidio de Susana, el cual estaba aún en nuestra base de datos como desconocida.
El 20 de diciembre de 2017 el cuerpo de una mujer fue encontrado en Zinacantepec, Estado de México. La nota textual mencionaba que se trataba de una mujer de entre 25 a 30 años de edad, que había sido dejada abandonada con una bolsa en la cabeza, era el feminicidio mil 715 de nuestro punzante y vergonzoso compendio del sufrimiento y el dolor en 2017.
Fue hasta el 22 de diciembre que Abi, la segunda hija de Susana, acudió a la Fiscalía en Toluca a reportar la desaparición de su mamá, “Cuando llegué me dijo una de las policías, -hija creo que hay un cuerpo que tiene las características de tu mamá, necesito que veas algunas fotos-.
Al reconocer las fotos de tal como encontraron a Susana, Abi tenía que reconocer el cuerpo. Ahí estaba su mami. “Un día antes le había pintado su cabello, fue lo primero que vi, husmeé sus orejas, sus ojos, sus lunares en forma de estrellas”. Ahí estaba mamá, la fuerte, la guía, tendida en una fría plancha, luego de que alguien sin compasión le arrancará la vida.
¿Qué fue lo primero qué pensaste?
“Lo negué, después de verla y aun sabiendo que sí era mi mamá, dije. NO, no es ella, mi mamá va a regresar, no puede ser ella”
Un altar de la virgen de Guadalupe, fuera de la casa de Doña Alejandra la hace recordarle y contarme, “Era mi hija la más guapa, la que siempre se preocupaba por mí, aunque ella vivía allá (Toluca), venía a verme hasta acá, la última vez que vino a verme fue el 10 de diciembre de 2017, estuvo en casa vino a hacer sus flores a la virgencita, le pagó su misa para el día 12, y me la quitaron de esa forma tan cruel”.
Susana nació el 20 de mayo de 1973, tenía 42 años, era madre de tres quienes la recuerdan persistentemente fuerte, siempre hermosa. “Era muy grosera, evoca, su hijo mayor Cristian, su palabra cariñosa para mí era “pendejo”, sin embargo, era su forma de hacerme saber que le preocupaba”. Las lágrimas de Cristian no lo dejan contarme más, la impotencia la refleja en sus manos crispadas.
Dulce y Aby toman la palabra, extrañan a su madre, ansían justicia para ella, que aquel que se atrevió a asesinarla pagué, porque les arrancó a la que les apoyaba, a la que les hacía saber que todo se arreglaba si uno le ponía énfasis a la vida. Ese 20 de diciembre Susana ya no regresó, su nieta mayor sigue esperando a que regresé a verla bailar en su festejo de navidad.
Doña Alejandra ataviada, con su mandil azul, y quien se dedica a vender dulces para subsistir, les reprocha a las autoridades su falta de respuesta. “Que se pongan a trabajar lo único que quiero es justicia, por eso hay tantos asesinatos porque no nos oyen, no trabajan, yo lo único que quiero es justicia, no se vale lo que le hicieron a mi hija”.
Al terminar la entrevista dadivosa la familia nos invitó a comer, compartimos una vez más la sal y la mesa, con el dolor, con la impotencia. En medio del malestar, Doña Alejandra me hace saber, “mi nieta me dijo que usted iba a venir, yo la vi con la niña de Neza (Calcetitas Rojas) y solo quiero que nos ayude a encontrar justicia para mi hija”.
Cuando salimos del lugar la sensación de desolación fue la misma que con cada una de las mujeres de las cuales hemos narrado su historia. Impotencia, soledad, falta de respuesta gubernamental, indiferencia de las autoridades del Estado de México, de todo el país.
Dejamos a una familia llena de esperanza, que espera que la justicia llegue como solo se logra en este país. Gritando, exigiendo. Doña Alejandra concluye. “Si a ellos (las autoridades) les mataran a alguien entonces sí, toda la patrulla pondrían, pero nosotros somos pobres y eso, por eso no nos hacen caso. Para el pobre no hay justicia, al rico sí. No me quitaron a un perro, me quitaron a mi hija. Y les exijo justicia, no solo cuando busquen votos nos prometan, trabajen”
Ese 3 de junio, Susana García Mancilla, asesinada el 20 de diciembre de 2017; Me regaló una flor hecha con sus manos para la virgen que su mami, Doña Alejandra tiene fuera de su casa. Susy me dejó abrazar a sus 3 hijos. Cristian, Dulce y Abi. Hoy arropé a una nueva familia que busca #Justicia.
Dejamos a una familia envuelta por unos fríos muros esperando respuesta, haciendo antesala para lograr la justicia, dando tiempo a que tú, una vez más te sumes a la necesidad de hacerlo posible, hacer que se vea, logrando así que Susi, no sea una más olvidada en el archivo de la indiferencia institucional, y de esta sociedad, atrapada en el mundial o en unas elecciones donde sus candidatos jamás han dado propuestas reales para detener el halo de impunidad que prevalece en este país. De la justicia selectiva.
junio 2018
Quieres contar una historia de feminicidio, desaparición, o intento de feminicidio búscame, ayúdame a visualizarlas.
@FridaGuerrera
fridaguerrera@gmail.com