El Instituto Nacional Electoral se ha preguntado desde su creación en 1990: ¿Por qué los mexicanos no participamos en este intento de democracia?
La respuesta que el instituto busca está frente a sus narices, pero parece no verlo. Sin embargo, ayer 25 de abril, se presentó una oportunidad importante para que dicha instancia se diera cuenta: el debate de los candidatos a la gubernatura del Estado de México.
Anteriormente, en FrojiMx adelantamos lo que sería dicho encuentro entre los aspirantes a gobernador de la entidad mexiquenses: únicamente una Liga de Promesas. Y todo indica que no nos equivocamos.
Dicho debate no se diferenció de ningún otro y se trató básicamente de jugar a la guerra sucia, así como de hacer propuestas que quedan únicamente en el qué y no en el cómo.
Al candidato de la coalición PRI, PVEM, PANAL y PES, Alfredo del Mazo, le explotó en las manos una bomba llamada “el Estado de México y las consecuencias der ser gobernado por el PRI por casi 100 años”.
El primo del presidente Enrique Peña Nieto no reaccionó ante los ataques de los demás aspirantes y cuando lo hizo únicamente ensuciaba más al partido tricolor.
Acusando a Josefina Vázquez Mota por una foto donde aparece con el exgobernador PRIISTA Tomás Yarringtón, investigado por narcotráfico y detenido en Italia, o reiterando los señalamientos a la panista de haber recibido mil millones de pesos de la nada por parte del Gobierno Federal encabezado por el presidente Enrique Peña Nieto de extracción PRIISTA.
Por su parte, la candidata del PAN, Josefina Vázquez Mota salió a la defensiva y no hizo más que acusar al Del Mazo y a Delfina Gómez de Morena.
Mientras, el resto de sus competidores (a excepción de la candidata independiente Teresa Catell) han sido elegidos en algún puesto a través del voto popular, la panista no dejó de alardear sobre sus incursiones en la Secretaria de Educación Pública (SEP), donde destacó por pelear y perder políticamente contra la, en ese entontes, líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo; y en la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) donde si bien pasó sin pena ni gloria, también ha sido acusada por diferentes desvíos de recursos destinados a dicha dependencia federal.
En tanto, la candidata de Morena, Delfina Gómez, hizo evidente su falta de presencia frente a las cámaras ante las cuales no dejó de trabarse con un discurso atropellado. No comunica nada. Mientras insistía que los demás aspirantes le tienen miedo y por ello la atacan.
Pero, la exalcaldesa de Texcoco en ningún momento pudo responder de manera certera los señalamientos en su contra, ni pudo sostener sus argumentos en el debate.
Los candidatos del PT, Óscar González, y del PRD, Juan Zepeda, fueron los más congruentes en la más de hora y media de debate; dejaron aún lado las descalificaciones, argumentaron, incluso con papeles, su capacidad para el puesto y sus propuestas no quedaron en el qué, sino que abordaron el cómo.
Sin embargo, tanto González como Zepeda tienen la sentencia en el partido, los cuales no lucen ni siquiera para competir en el tercer puesto de la contienda electoral.
La candidata independiente Teresa Castell terminó siendo ignorada del debate como aquellos a los que, se supone, representa: La ciudadanía.
Al final, este encuentro entre los aspirantes a la gubernatura del Estado de México nos dejó más de lo mismo y de los mismos.
Si usted es mexiquense y ya sabe por quién va a votar, déjeme decirle la gran valentía que tiene, porque lo único que nos han enseñado es que en la democracia se trata elegir entre dos o más platos de mierda.
Y si se pregunta ¿quién ganó el debate?, yo no sabría responderle. Pero lo que sí sé es quien fue el perdedor: el Estado de México.