La semana pasada, los trabajadores en la provincia de Ontario, en Canadá, se despertaron con una noticia que los alentó, y al mismo tiempo los puso nerviosos: el gobierno provincial, dirigido por Kathleen Wynne, decidió aumentar el salario mínimo, de 11.40 dólares la hora actualmente a 15 dólares la hora para 2019. Para que se den una idea en México, los canadienses en Ontario pasarán de ganar 148 pesos la hora a 195.
Obviamente, no todo es tan sencillo como parece: en primera instancia, da la impresión de que la gente en Ontario tendrá una vida muchísimo mejor de la que actualmente posee, pero también es importante notar que esta provincia es de las que más cuestan cuando se trata de calidad de vida. De hecho, acorde a un estudio publicado por la Ontario Living Wage Network, el nuevo salario mínimo propuesto, apenas ayudaría un poco a nivelar la balanza de las familias con menos recursos.
Otras personas y empresas críticas de este movimiento han alzado su voz y señalado que, con esta medida, los pequeños y medianos negocios cerrarán o tendrán que recortar personal para poder sobrellevar los nuevos costos. En contraparte, los defensores de la política de Wynne señalan que, con el nuevo salario, la gente con menos recursos comenzará a gastar más, lo que mejorará la economía general de la región.
Éste es el debate que nunca terminará. Ni en Canadá, ni en México, ni en ninguna parte del mundo. ¿Cuánto es lo mínimo que debe ganar una familia? Acorde al Ontario Living Wage Network, en Toronto –la ciudad más importante de Canadá–, el salario mínimo que deberían percibir dos personas adultas que tienen que mantener a dos niños pequeños es de 18.52 dólares la hora.
¿A qué voy con todo esto? Es difícil comparar peras con manzanas, pero si se extrapola toda esta discusión política a la realidad mexicana, uno se da cuenta de que el salario nacional está deshecho. ¿Qué tan desesperante es la situación en México que en un día, una persona con salario mínimo, gana menos que una persona en Canadá –con el salario mínimo– en ¡una hora!?
Con esto no quiero decir que de la noche a la mañana el gobierno mexicano cambie su forma de ser y todos comencemos a percibir veinte mil pesos al mes como mínimo. Sería ridículo porque, eso sí, llevaría al cierre de muchísimas empresas y a un colapso general de la economía. Pero lo que sí puede comenzar a hacerse es a trabajar y colocar una piedra por encima de la otra e impulsar la economía y los salarios, con un plan a futuro bien definido. Y dado que el gobierno difícilmente va a mover la primera pieza, la iniciativa debería provenir de las empresas privadas.
Si un grupo de empresarios decidiera elevar el salario mínimo de sus empleados a equis cantidad, y mostrar con estudios que en el mediano y largo plazo esto es beneficioso para todos –incluyendo la empresa misma–, quizás otras compañías comenzarían a unirse y, eventualmente, el gobierno.
Yo lo sé, estoy en busca de un milagro pues ¿cuántos jefes desembolsan algo más allá de lo obligado en nuestro país? México es el país en el que se lucha con grava para derribar el muro de cemento que a diario erigen los mandamases. Pero se vale soñar.