“No deja de ser interesante conocer el apasionado ensueño, la quimera que anima a este luchador ignorante, ‘Mi mayor ambición es pasar mis días en una de esas colonias militares entre mis compañeros que quiero, quienes han sufrido tanto tiempo y tan profundamente por mí. Me gustaría que el gobierno estableciera una fábrica para producir buenas sillas de montar y bridas, porque yo sé hacer eso; y el resto del tiempo me gustaría trabajar en mi pequeña granja, criando ganado y cultivando maíz. Sería bueno, creo yo, ayudar a que México fuera un lugar feliz”.
John Reed
El comienzo de la leyenda…
Ningún personaje en la historia de nuestro país tiene tantas leyendas como Francisco Villa; desde sus inicios como bandolero hasta el día de su muerte, la vida de Doroteo Arango está plagada de incógnitas, que incluso actualmente son difíciles de resolver.
Hijo de Agustín Arango y Micaela Arámbula, José Doroteo Arango Arámbula nació el 5 de junio de 1878 en San Juan del Río, Durango; debido a la muerte de su padre, a muy corta edad se hizo responsable de su madre y sus cuatro hermanos, -dos hombres y dos mujeres-.
Con sólo 16 años de edad, en 1894 la vida de Doroteo dio un giro inesperado, un día que regresaba a casa se percató que el hacendado, Agustín López Negrete quería llevarse a su hermana Micaela con pretensiones sexuales, sin pensarlo, Arango le disparó a su patrón, sabiendo lo que ello implicaba, huyó hacia las montañas.
Al pasar el tiempo, Doroteo Arango emigró al estado de Chihuahua, ahí trabajó de arriero, albañil y vendedor de leche, no obstante, encontró un negocio que le dejaba mejores ganancias, el robo de ganado, posteriormente, se unió a un grupo delictivo comandado por Francisco Villa, -quien rescató a Doroteo cuando fue capturado.
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Fue con esta banda, que Doroteo Arango se volvió famoso hasta convertirse en el sucesor del líder después de su muerte, cambiando su nombre al de Francisco Villa –existe otra versión, donde se dice que el nombre es por su abuelo quien no reconoció a su padre como su hijo-, desde entonces, Pancho Villa se convirtió en el Robin Hood mexicano.
Su vida como bandido le permitió conocer los rincones desconocidos de la sierra de Chihuahua, en el inicio de la revolución, Pancho Villa ya era un personaje famoso, sin embargo, muy pocos conocían su verdadera identidad.
Se incorporó a la revolución por la recomendación del gobernador de Chihuahua, Abraham González, simpatizante del movimiento antirreelecionista, donde conoció a Francisco I. Madero, quien lo redimió de su pasado.
Francisco Villa y la División del Norte
Pancho Villa fue pieza clave para la toma de Ciudad Juárez del 8 al 10 de mayo de 1911, tras la destitución de Porfirio Díaz, Villa mantuvo una vida tranquila, lejos de la vida política, abrió una carnicería con su hermano en Chihuahua; no obstante, tras la rebelión de Pascual Orozco en marzo de 1912, Villa volvió a la lucha bajo el mando de Victoriano Huerta, quien por insubordinación lo mandó a prisión.
Con ayuda de un joven de nombre Carlos Jáuregui, Francisco escapó de prisión en noviembre de 1912 refugiándose en Estados Unidos, volvió de su exilio cuando Victoriano Huerta tomó el poder en la decena trágica, al enterarse del asesinato de sus amigos, Francisco I. Madero y Abraham González, Villa regresó a nuestro país para sumarse al proyecto constitucionalista de Venustiano Carranza.
Tras cruzar la frontera, Pancho Villa reclutaba a campesinos y soldados que se oponían al golpe de estado propiciado por Huerta, se le unieron hombres honestos como Felipe Ángeles, -militar inteligente de carácter bondadoso-, pero también hombres temibles como Rodolfo Fierro, -apodado el carnicero por la crueldad con la que asesinaba a las personas-.
Fue así como se conformó la División del Norte, un ejército temido en el norte del país que contaba con equipo de primer nivel, desde armamento hasta trenes hospitales con el equipo más moderno de aquella época, su ataque mortal mediante caballerizas le hicieron ganarse el apodo del Centauro del Norte.
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Desde la batalla de Ojinaga, la División del Norte ocupó ciudades importantes como Torreón, Ciudad Juárez y Zacatecas, sus hazañas le convirtieron en gobernador de Chihuahua; durante su administración, cambió el dinero, abrió más de 50 escuelas, reparó las vías férreas y declaró ley seca en la entidad.
Sin embargo, tras sus inconformidades con el movimiento constitucionalista, decidió tomar un rumbo diferente al de Carranza y se entrevistó con Emiliano Zapata el 4 de diciembre de 1914, juntos luchaban por el ideal agrario y la mejora de condiciones de vida para los campesinos, ambos propusieron a Eulalio Gutiérrez Ortiz para convertirse en presidente.
Las batallas más costosas las tuvo contra la División del Noreste de Álvaro Obregón, en abril de 2915, fue derrotado en Celaya, además, Venustiano Carranza fue respetado como presidente por Estados Unidos por lo que pasó a ser un guerrillero junto al movimiento zapatista.
Su última etapa
Luego del reconocimiento del gobierno norteamericano a Venustiano Carranza, Francisco Villa y lo que restaba de su ejército, cruzaron la frontera el 9 de marzo de 1916 para atacar el poblado de Columbus en Estados Unidos, ahí atacaron sin piedad a hombres y mujeres además de robar equipo militar y equinos para sus próximas batallas.
Esta situación provocó la ira del gobierno norteamericano quien mandó una persecución punitiva comandada por John J. Pershing; expedición que fracasó rotundamente debido a las tácticas que usó Villa, ni los aeroplanos ni el equipo más avanzado de Estados Unidos, pudieron con los montes donde Villa los asechaba.
Finalmente, tras la disputa entre Obregón y Carranza, este último fue asesinado y Francisco Villa tuvo una última oportunidad de redimirse, en ese momento fue Adolfo de la Huerta el encargado de negociar la deposición de armas y le regaló la hacienda de Canutillo, además de dinero y la absolución de todos sus hombres.
En sus últimos días, Pancho Villa vivió tranquilamente como lo había soñado, inauguró escuelas para los niños, cosechaba sus tierras y asistía a las fiestas para bailar, nunca se negaba a ser padrino de los niños de su comunidad, empero, tras una entrevista de Regino Hernández Llergo del Universal, Doroteo Arango mostró su respaldo a de la Huerta, -quien planeaba una rebelión contra Obregón y Calles- además de asegurar que volvería a tomar las armas en caso de que México lo necesitara.
El 20 de julio de 1923, al dirigirse a una fiesta en el Parral en su auto Dodge último modelo, Francisco Villa y sus acompañantes fueron acribillados por un grupo de pistoleros, más de 150 balas se encontraron en su cuerpo, la historia de Doroteo Arango llegaba a su fin…
El legado del Centauro del Norte
Aún después de muerto, el Centauro del Norte no pudo descansar en paz, en 1926 su tumba fue profanada y su cuerpo fue decapitado, además, otras extremidades de su cuerpo fueron mutiladas.
Versiones extraoficiales y fuentes anónimas aseguran que su cabeza fue robada por la secta norteamericana Skull and Bones, y actualmente se encuentra en la Universidad de Yale, ya que, para estos grupos secretos, cortarle la cabeza a un héroe representa restarle poder a todos aquellos que se han opuesto a los intereses imperialistas.
Pancho Villa ha sido el único hombre en toda la historia del mundo que ha tenido la osadía de entrar a Estados Unidos y atacarlo, convirtiéndose así en un personaje único e icónico de la historia mundial.
Es apasionante la historia de Doroteo, un hombre que sin tener “educación”, contribuyó en la reestructuración de un México sumido en la miseria, un hombre que burló al ejército más poderoso del mundo, sin duda alguna ya quisiéramos los mexicanos, que Villa estuviera hoy con nosotros.