Expresidente de Perú acusado por crímenes de lesa humanidad

14 septiembre, 2017

Transcurría el 2006, era un año de suma importancia para la República de Perú. El entonces presidente Alejandro Toledo convocaba a nuevas elecciones para que los entonces 16 millones de personas adscritas al Sistema Electoral, pudieran ejercer su derecho al voto y así poder elegir al nuevo mandatario que ocuparía el cargo hasta el año 2011.

Para la primera vuelta participaron 20 candidatos de distintos partidos políticos, siendo Alan García del Partido Aprista Peruano (PAP) y  Ollanta Humala de la Unión por el Perú (UPP), quienes para el 4 de junio del mismo año, se disputaron la segunda jornada electoral-

Las calles se encontraban prácticamente tapizadas de propaganda electoral, la televisión y la radio transmitían constantemente los comerciales de ambos candidatos, y por su parte gobierno instaba a la población que saliera a ejercer su derecho al sufragio.

Como cualquier campaña electoral en el mundo, los candidatos daban a conocer sus propuestas además de acusarse y señalarse constantemente entre ellos.

Sus apariciones en los medios eran constantes, fue inevitable que Teresa Ávila y su familia vieran a ambos candidatos, de los cuales uno se les hacía conocido, ya habían visto ese rostro antes, no había sido en el periódico, ni tampoco en un programa de televisión. Incluso su voz estaba registrada en su memoria.

Fue entonces cuando Teresa Ávila, originaria del departamento de San Martí, volvió a recordar aquellos días de junio de 1992.

Ávila recuerda las primeras horas de la mañana de aquel jueves 18 de junio de 1992, cuando se dirigió a la base militar “Madre Mía”, lugar al que había ido en busca de sus hermanos Jorge Ávila, Natividad Ávila y su cuñado Benigno Sullca Castro, quienes desde la madrugada del 17 de junio fueron aprendidos y llevados al cuartel por varios soldados.

La familia Ávila recuerda que varios vehículos militares que salieron aquella mañana hacia la casa de Natividad y Benigno. Sus hijos recuerdan que aproximadamente las 4 de la mañana, seis soldados que bajaron de las camionetas ingresaron violentamente y armados a su hogar.

Quienes si alguna orden o mínimo una explicación sacaron a la pareja de la vivienda por la fuerza, atándoles las manos por detrás de la espalda y obligándolos a subir al vehículo, para después dirigirse a la casa de Jorge Ávila, a quién también sometieron.

Las órdenes que tenían los soldados eran claras, debían llevarlos a como der lugar a la base “Madre Mía”. Y una vez que ahí, los tres detenidos fueron arrojados a un pozo de tierra improvisado que los militares habían hecho para mantener a las personas que eran arrestadas.

El país sudamenricano vivía entonces ya 12 años de un conflicto interno armado: El Partido Comunista de Perú-Sedero Luminoso, había declarado en 1980 “una guerra popular” en contra del Estado de aquel país.

Fue una situación bélica terminó en el año 2000, la cual según cifras recabadas por la Comisión de la Verdad y Reconciliación, cobró la vida de más de 69 mil víctimas de desaparición y asesinatos. Lista en la que aparecen los nombres de Natividad Ávila y de Benigno Castro. 

Aquel día que Teresa fue a buscar a su familia a la base militar, el entonces “Capitán Carlos” quien se encontraba a cargo del batallo, le respondió “si yo tendría a tu familia, los voy a matar porque tu familia es una lacra”, diciéndole también que regresara más tarde en la noche a buscar a su hermana y si la llegase a encontrar podía llevársela, palabras que terminaron por atemorizarla más, orillándola a tomar la decisión de no volver.

Las condiciones en las que mantenían a las personas detenidas describen testigos, fueron deplorables, pues las órdenes del “Capitán Carlos” eran que separasen a los hombres de la mujer, que nos les dieran comida ni tampoco agua. Sin mencionar, que en ningún momento se les dijo el por qué, estaban encarcelados. Nunca se les leyeron sus derechos ni los dejaron hablar con algún abogado o familiar.

La única razón que los soldados daban a los prisioneros y a las familias es que habían sido aprendidos por supuestos vínculos con “terroristas”. Nexos que los militares nunca pudieron comprobar, manteniéndolos así varios días en cautiverio.

Fue así que varios días después de que Jorge Ávila y, el matrimonio: Natividad Ávila y Benigno Sullca Castro fueran detenidos. Varios vehículos volvieron a salir de la base, el miércoles 24 de junio.  

Sin que les dieran alguna explicación del lugar a donde irían, los soldados salieron juntos con los tres prisioneros; la dirección que tomaron fue haca el río Huallaga.

Y una vez que el comando llegó al lugar asignado, descendieron del vehículo y se los llevaron caminando por la orilla del raudal. Los militares iban armados y custodiaban el andar de las 3 personas.

Y aprovechando una pequeña distracción de los hombres uniformados, Jorge vio una oportunidad de salvar su vida. Y sin pensarlo dos veces aprovechó el momento y se arrojó al río. Con las pocas fuerzas que mantenía, le sirvieron para nadar y con ayuda de la corriente alejarse del lugar.

Mientras braceaba y pataleaba dentro del río, se escucharon varios disparos, los cuales nunca supo si habían sido dirigidos contra él, o eran para su hermana y cuñado. Lo cierto es que el “Capitán Carlos” les había ordenado a los cinco soldados que salieron ese día junto con los prisioneros, que a su retorno regresaran sin ellos.

Su otra hermana Teresa Ávila, escuchó por parte de sus hijos que el lugar que coloquialmente era conocido como “el matadero” había amanecido con grandes charcos de sangre. Ella pensó lo peor, sin embargo, y gracias a una mujer que se le acercó le informó que su hermano estaba ya en su hogar, había podido escapar, pero se encontraba mal herido. Noticia que pudo aliviar un poco su dolor.

Cuando finalmente Jorge se encontró a salvo, no demoró en tomar la decisión de huir de la zona. En tanto Teresa a bordo de un bote, recorrió varios kilómetros del río hasta que a lo lejos vieron un bulto que mientras más se iban acercando, la forma de un cuerpo se iba siendo cada vez más clara.

No había duda, vestía con un pantalón azul, camisa color crema y zapatos blancos, eran los mismos que Benigno Sullca tenía cuando fue detenido por los militares; el cadáver aparte de sus señas particulares presentaba marcas de tortura, y  un disparo en la cabeza.

Sin embargo, en ese momento se escucharon varios disparos, situación que evitó que se pudieran llevar el cuerpo, por lo que se tomó la decisión de dejarlo a la orilla del caudal y dejarlo escondido cubierto con hojas. No fue sino hasta otro día cando su familia tuvo que enterrar a Sullca Castro a una lado del río, pues el lugar casi siempre se mantenía vigilado por militares.

De Natividad Ávila jamás se supo nada más y nunca nadie la volvió a ver. Su caso es investigado por Desaparición Forzada, pues hasta el día de hoy no se sabe qué paso con ella, si fue asesinada o dónde quedó su cuerpo.

Tuvieron que pasar 14 años para que los hermanos Ávila volvieran a ver el rostro y escuchar la voz del “Capitán Carlos”, esta vez no era por algún operativo militar en la zona, al contrario, en esta ocasión se encontraba a kilómetros de distancia.

Estaban oyendo y mirando la imagen por televisión del capitán, pero no portaba el uniforme militar, ni tampoco estaba dando órdenes. Vestía de traje y hablaba de política. Y ya no se dirigían a él con el nombre de Carlos, ahora en la pleca de la pantalla aparecía el nombre de Ollanta Humala, candidato presidencial en el 2006, año en el que fue vencido por su adversario Alan García. Siendo hasta el 2011 logró ganar y ser Jefe de Estado de la República de Perú.

Cuando la Familia Ávila vio  que el hombre que había ordenado el asesinato, la tortura y la desaparición de dos miembros de su familia, quería ser presidente, tomaron la decisión de denunciar y sacar a la luz el caso que 14 años atrás había sucedido.

Ollanta Humala durante su servicio en el ejercito Froto: Reproducción

Fue en agosto del mismo año cuando un fiscal formalizo la denuncia penal en contra de Humala, por la desaparición forzada, tortura y asesinato de Natividad y Castro. Pero en el 2009, el Ministerio Publico determinó que no existían pruebas suficientes para avanzar con el caso, ya que según habrían existido contradicciones por parte de los soldados en sus declaraciones.  

Sin embargo, a 11 años de que el caso fue dictaminado, ahora se ha vuelto abrir. Ya que, a partir de abril, han salido nuevas pruebas que vinculan al ex mandatario con crímenes de sobornos y de lesa humanidad.

El periódico El Comercio publicó transcripciones de las conversaciones que sugieren  mantuvieron personas cercanas a Humala, con  Jorge Ávila, en las cuales habrían sobornado a la víctima a cambio de que cambiara su declaración; posterior a eso, soldados y otras víctimas que sobrevivieron declararon también haber recibido una cantidad de dinero.

En la televisión peruana se han trasmitido entrevistas de víctimas y soldados que identifican y señalan al ex presidente Ollanta Humala, como el “Capitán Carlos”. Quién de acuerdo con el testimonio de  6 soldados, les ordenaba torturar a mujeres y niños, degollar prisioneros, desmembrarlos, incluso aseguran que las mujeres que mantenían como prisioneras, él se las ofrecía como un regalo por su servicio.

Actualmente la organización Human Rights Watch ha documentado a través de un informe titulado “Las pruebas que comprometen a Humala han podido documentar varias historias de victimas que aparte de la familia Ávila, también fueron violentadas.

Recopilan testimonios de soldados. Y han podido comprobar que Humala estuvo asignado al Batallón Contrasubversivo 313 de Tingo María como “jefe de patrulla”, que incluye la base Madre Mía, entre el 1 de enero de 1992 y el 1 de febrero de 1993. Mientras que el ex mandatario a pesar de que reconoce la veracidad de las pruebas, asegura que en aquellos tiempos era muy común que otros militares usaran el mismo seudónimo.

A pesar de que HRW ha solicitado a ministro de defensa información como la copia del servicio de Humala, así como una lista de los nombres y seudónimos de los militares a cargo en la ya tan mencionada base, entre otras, la jefa de gabinete del ministro aseguró que dicha información no existe, obstáculos que también ha llegado a toparse la fiscal que investiga el caso.

La organización ha manifestado abiertamente sus sospechas acerca de que mucha información que se recabo durante los 20 años de conflicto armado, fueron incinerados deliberadamente, por lo que se pide que aparte del ex presidente, soldados y funcionarios también sean investigados.

Debido a que Perú debe cumplir con sus obligaciones jurídicas internacionales, ya que, muchos de los delitos constituyen crímenes de guerra cometidos durante el conflicto armado y posibles delitos de lesa humanidad. El país sudamericano forma parte de los Pacto Internacional de Derechos civiles y Políticos y del Convecino sobre Derechos Humanos, entre otros. Los cuales los comprometen a investigar y a llegar a esclarecer los hechos de mejor manera.

 

Comments

comments

Periodista independiente, graduado de la Maestría de Periodismo Político, en La Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Ha trabajado como reportero y editor web, en medios como: Revista Variopinto, y Revolución 3.0.

ANTERIOR

Columna Rota: A Kenny le arrancaron la vida a golpes; tenía sólo dos años

Siguiente

11 de septiembre, la fecha que cambió dos veces el mundo

ÚLTIMA ENTRADA

frojiMXTop