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Matrimonios infantiles: niñas son convertidas en esposas

A un lado quedan los juguetes, la diversión, la inocencia, la libertad. A cambio, toda una vida con alguien que, en el mejor de los casos, te triplica la edad, además, no lo conoces y ni amas, pues ¿qué vas a saber de amor a tan corta edad? Así son los matrimonios infantiles, cuando las niñas son convertidas en esposas.

Según datos de la organización “Girls Not Brides”, cada año 15 millones de niñas se casan antes de los 18 años. Lo que significa 28 chicas cada minuto. 1 cada 2 segundos.

El matrimonio infantil es una realidad tanto para niños como para niñas, aunque las niñas son las más afectadas de manera desproporcionada.

Aisladas, y a menudo con su libertad limitada, las niñas son frecuentemente privadas de sus derechos fundamentales: salud, educación y seguridad.

Por ejemplo, al no estar ni física ni emocionalmente listas para convertirse en esposas y madres, estas niñas están en mayor riesgo de experimentar complicaciones peligrosas en el embarazo y el parto, contraer VIH/SIDA, sin mencionar la violencia doméstica.

Las consecuencias de estos matrimonios no se limitan a las propias niñas: sus hijos tienen un 60% más de probabilidades de morir en el primer año de vida que los nacidos de madres mayores de 19 años.

Hay muchas causas por las que las niñas son forzadas por sus familias a casarse con hombres mucho mayores, una de las principales es porque los padres creen que, a través del matrimonio, de alguna manera protegen a sus hijas, al mismo tiempo que aumentan sus oportunidades económicas.

Foto: Amnistía Internacional

Pero, ¿dónde ocurre exactamente este fenómeno?

Sucede en todas las regiones del mundo, y se practica a través de culturas, religiones y etnias. En África, en países como el Níger, la República Centroafricana y el Chad se observan las tasas más elevadas de matrimonios infantiles por país. Sin embargo, el mayor número de niñas casadas vive en el sur de Asia, donde el 46% de las niñas se casan antes de los 18 años.

En muchas comunidades donde se practica el matrimonio infantil, las niñas no son valoradas tanto como los niños, incluso son consideradas como una carga para su familia. Casar a su hija a una edad temprana puede ser visto como una manera de aliviar las dificultades económicas al transferir esta «carga» a la familia de su marido.

También está impulsado por los valores patriarcales y el deseo de controlar la sexualidad femenina, por ejemplo, cómo debe comportarse una niña, cómo debe vestirse, a quien debe permitírsele ver, casarse, etc.

Por otro lado, es una práctica tradicional que en muchos lugares sucede simplemente porque ha sucedido por generaciones. En algunas comunidades, cuando las niñas comienzan a menstruar, se convierten en mujeres a los ojos de la comunidad. El matrimonio es, por lo tanto, el siguiente paso hacia dar a una niña su estatus de esposa y madre.

Conjuntamente, y como se mencionó anteriormente, estos matrimonios se encuentran impulsados por cuestiones económicas. Más de la mitad de las niñas de las familias más pobres del mundo están casadas. Dar a una hija en matrimonio permite a los padres reducir los gastos familiares asegurando que tienen una persona menos para alimentar, vestir y educar. Además, en algunos casos, el matrimonio de una hija es una forma de pagar deudas, gestionar disputas o establecer alianzas sociales, económicas y políticas.

Al mismo tiempo, estos matrimonios pueden aumentar en las crisis humanitarias: en un conflicto o después de un desastre natural. Cuando las familias se enfrentan a dificultades aún mayores, pueden ver el matrimonio infantil como un mecanismo que puede ayudarlos frente a la pobreza y la violencia. No es casualidad que nueve de los diez países con los índices más altos de estos matrimonios son considerados estados frágiles.

Foto: Reproducción

Y ¿en México?

En el país la legislación señala que la edad mínima para casarse es de 18 años, sin embargo, existen entidades y localidades donde los adolescentes pueden contraer matrimonio a partir de los 14 años, siempre y cuando cuenten con la autorización de sus padres o el juez puede otorgar un permiso especial o dispensa, aunque esto viole los acuerdos internacionales y a la propia ley constitucional.

De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en el 2015, su último registro en materia, se casaron 35 mil 358 niños y adolescentes en México.

Cuatro de cada cinco niñas y adolescentes de entre 10 y 15 años están casados con hombres mayores a los 17 años, de ellas, el 4.6% se casó con hombres de 30 años o más.

Lo cierto es que el matrimonio termina la infancia de una niña, reduce su educación, minimiza sus oportunidades económicas, aumenta su riesgo de violencia doméstica y la pone en riesgo de embarazos tempranos, frecuentes y de alto riesgo.

El matrimonio infantil perpetúa los ciclos de pobreza, mala salud, analfabetismo y violencia que tienen efectos negativos en el desarrollo general, la prosperidad y la estabilidad.

Las niñas de todo el mundo merecen vivir una infancia completa, ir a la escuela, y estar libres de la violencia, así como de las consecuencias negativas para la salud asociadas con el matrimonio infantil. Elegir para sí mismas y sin violencia, cuándo y con quién se casan.

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Internacionalista por la FES Acatlán UNAM| Baterista y Artista de Haram| Creo en la cultura como instrumento transformador de las sociedades.

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