Uno puede voltear hacia atrás cuantas veces quiera, mirar todos los paisajes, las ciudades, los pueblos, los monumentos y a las personas, pero más allá de que la añoranza y la tristeza invada y, uno quiera regresar al lugar en el que nació, creció y vivió, ya no se puede.
Volver significa tener una sentencia de muerte, así lo refleja la mirada de Sofía Quintana, una mujer transexual, quien solamente por tener preferencias distintas, fue señalada y violentada por las pandillas que gobiernan y operan en Honduras.
Ser asesinada u obligada a prostituirse eran las dos únicas opciones que la chica de 22 años tenía. “Un día unos tipos con una actitud amenazante se acercaron a mí, me dijeron que por el solo hecho de ser diferente, no era aceptada, y que la única forma en la que me dejarían tranquila era que yo accediera a prostituirme para vender drogas.”
Ofrecimiento que en palabras de Sofía, no tuvo que ser pensada para reaccionar rápidamente con un, no. Pues asegura nunca podría aceptar que alguien más la obligara a hacer tal cosa.
Sin embargo, esa no sería la única ocasión en la que la chica originaria de Honduras, sería amenazada.
“Tenía una combi, allá en mi país la gente las conoce como los “rapiditos”, y en más de una ocasión mientras yo conducía, me cerraban el paso, y me volvía a amenazar. La última vez me bajaron, me pusieron de rodillas, con la cabeza hacia abajo, sentí algo frío, era una pistola, y con un tono violento me decían repetidamente que ya me iban a matar, que ya era hora de que yo decidiera: trabajar para ellos o un tiro en la cabeza.”
Y sin que nadie más se asomara a la calle o alguien que pasara y pudiera ayudarle, Sofía tenía de frente a la muerte, ella solamente pedía que la dejaran en paz, pero tenía que tomar una decisión, el negarse significaba quedar tirada en la calle con un disparo y, aceptar simbolizaba envilecerse y vender drogas.
Su respuesta fue la de trabajar para ellos, y fue así como su agresores le perdonaron la vida, pero ella había tomado dicha decisión por un plan improvisado que le había surgido durante el sometimiento, pero que veía como una posibilidad de sobrevivir y no dejarse manipular por quienes conformaban la pandilla.
Sofía estaba dispuesta a salvar su vida, así que una vez que fue liberada y tan pronto llegó a su casa, tomó sus pertenencias más valiosas que pudiera llevar durante el viaje.
“Al día siguiente, hablé y me despedí de mi familia, mi destino fue escapar de mi país, dejando todo atrás con el objetivo de llegar a México, recorriendo un camino largo, lleno de más pandillas que están esparcidas en gran parte de territorio centroamericano y son quienes controlan y operan el negocio no solamente de las drogas, sino también el tráfico de personas, asaltos y secuestros.”
Son Mil 948 kilómetros los que separan a la Ciudad de México de Tegucigalpa, capital de Honduras. Es una distancia parecida a la que se recorre de Sonora a la capital del país. Son trayectos que a pesar de que en un avión pueden recorrerse en prácticamente 2 horas, existen miles de personas procedentes de Centroamérica que a diario buscan cruzar lo más de 3 mil kilómetros que existen entre la frontera norte y sur de la república.
Son hombres, mujeres, ancianos y niños que más allá de estar en busca de un “sueño americano” que les dé lujos, prefieren conformarse con una vida, una que no sea parecida a la que tuvieron y de la que están huyendo.
Y aunque la chica de 22 años, llegó a un refugio para migrantes que está ubicado en la ciudad de Tapachula, Chiapas. Lugar en el que contó parte de su historia a la agencia “Reuters” a finales del 2016, lamenta que no solamente Honduras, sino también El Salvador, Guatemala, estén viviendo niveles alarmantes de violencia.
«Es muy difícil esforzarse por estudiar, tener un futuro y de repente de la nada, vengan personas y te cambien la vida para siempre», así admite que el iniciar una nueva vida en un país que no es el suyo va a ser complicado, y quien al mismo tiempo confiesa a veces dudar si la mejor decisión fue la de haber escapado.
Esto a pesar de que México la ha reconocido como refugiada, pero se lamente pues dice haber vivido momentos difíciles durante su huida, pues vio a muchos migrantes flaquear y regresar a sus tierras.
“Yo llegue a territorio mexicano junto con otros 5 compatriotas, pero solamente a mí me reconocieron como refugiada. Es difícil porque ellos fueron obligados a regresar a Honduras y, hoy sé que dos de ellos fueron asesinados por las pandillas.”
Y a pesar de que Sofía se encuentra a kilómetros de su país, dice no vivir tranquila, pues a aunque tiene un estatus legal migratorio, teme que en cualquier momentos las autoridades le quiten su reconocimiento y la obliguen a regresar a un país que como lo dice ella, está sobre poblado de pandillas y aunque no estés en su territorio, por lo “conectes” que tienen la hacen un blanco fácil.
“México no es un país como Estados Unidos, pero aun así, cada día veo las cosas más difíciles.” Refiriéndose y citando las palabras del hoy Secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, quien aseguró que los migrantes centroamericanos que sea reportados desde territorio estadunidense hacia tierras mexicanas, no recibirá ningún apoyo del gobierno aunque éstos soliciten ser reconocidos como refugiados.
Detenciones Migratorias en México
Honduras, Guatemala y El Salvados son conocidos como “El Triángulo Norte de Centroamérica”, son una de las zonas en el mundo donde mayores niveles de violencia se registran.
Según un informe presentado en mayo pasado por la organización Médicos Sin Fronteras, los mayores crímenes que se comente en dichos territorios son: asesinatos, secuestros, extorsiones y violencia sexual, a mano de las pandillas que imperan en el lugar.
MSF ha dicho que de los migrantes que llegan a México, el 40% expresó estar huyendo de la violencia generalizada en su país, pues del mismo número de entrevistados el 43% mencionó haber tenido algún familiar o conocido que fue víctima en algún incidente violento.
Pues en cifras dadas a conocer por la ONU, en los últimos 10 años, han muerto por lo menos más de 150 mil personas a manos de las pandillas, motivos por los que según la organización, 500 mil centroamericanos buscan llegar a la república mexicana para iniciar una nueva vida.
Sin embargo, los migrantes que llegan a México se encuentra con un país que también vive altos niveles de violencia y de crimen organizado, y quienes además son desprotegidos y violentados por las mismas autoridades mexicanas, específicamente el Instituto Nacional de Migración.
Así lo ha dado a conocer El Consejo Ciudadano del INM, quienes a inicios del mes de agosto, publicaron el informe titulado: “Personas en Detención Migratoria en México”, cuya finalidad es informar y dar conocer las conclusiones y recomendaciones a las que se llegaron a través del monitoreo de las estaciones migratorias y estancias provisionales del instituto.
Dicho monitoreo que se realizó en todo el país, fue dividido a través 4 regiones:
- Región Centro: Querétaro, Iztapalapa y Puebla.
- Región Sur: Tuxtla Gutiérrez, San Cristóbal, Comitán y Tapachula.
- Región Noroeste: Torreón, Saltillo, Monterrey y Reynosa.
- Región Sureste: Acayucan, Palenque, Tenosique y el Ceibo.
El consejo aseguró haber estudiado por lo menos 122 casos de migrantes, quienes demandaron los procedimientos de detención y operativos que realizan los agentes de migración.
Ya que según el informe, asegura que existen numerosos episodios de violencia y uso excesivo de la fuerza. A parte de que los policías privan de la libertad a los migrantes, sin que sus derechos sean respetados, y sin que se averigüe el estatus legal.
Asimismo, se dio a conocer la poca capacidad y preparación que tiene los miembro del INM, pues a pesar de que a varios migrantes se les ha otorgado papeles de estancia legal en México, muchos de sus agentes ignoran cuáles y cómo son los documentos que expide el instituto, y vuelven a encarcelar a los migrantes a pesar de tener en su poder dichos oficios.
También se reportó un incremento en cuanto a los operativos que realizan junto con cuerpos de seguridad estatal y municipal, sin embargo, se dio a conocer que dichos proceso carecen de fundamentos legales, pues a pesar de que se basan en un plan de seguridad, sus argumentos son genéricos y pocos sustentables para su legalidad.
Las personas que son detenidas y que provienen de Centroamérica, asegura el informe, en su mayoría son originarias de Guatemala, Honduras y El Salvador. Muchas de ellas que fueron privadas de su libertad, son mujeres embarazadas, padres y madres de familia acompañados de sus hijos que en su mayoría son menores de los 11 años de edad.
Al ser detenidos, su mayoría aseguró que en ningún momento contaron con algún apoyo legal por parte del gobierno, ni de las organizaciones de la sociedad civil, ni tampoco recibieron asistencia consular. Cuestiones por las cuales no pudieron defenderse y fueron sentenciados a ser repatriados a su país de procedencia.
De la misma manera, se demandó las condiciones de los refugios en los que el instituto da a los migrantes, pues muchos de ellos son indignos, carecen de privacidad y muchas de las condiciones en cuanto a necesidades básicas y servicios se refieren, son improvisadas e insalubres para las personas.
Algunos dijeron que el INM, condicionó su estancia en los refugios, así como el acceso a alimentos y medicamentos, a cambio de que aceptaran ser repatriados; a parte de que muchos de ellos fueron sometidos a torturas físicas y verbales por parte de los agentes.
El mismo consejo dio a conocer que miembros de la comunicad LGBTTTI, como en el caso se Sofía Quintana, de Honduras, y otros tantos, más fueron discriminados, acosados sexualmente e incluso sufrieron agresiones físicas.
El Consejo Ciudadano del INM, a través del informe: “Personas en Detención Migratoria en México, exhortó al instituto implementar Garantía Jurídicas, que cumplan con el debido proceso en el caso de migrantes que son detenidos.
Evitar los casos prolongados de detenciones, y dar en tiempo y forma una resolución a las personas provenientes de Centroamérica. Y hacer planes de formación y protocolos que permitan identificar y canalizar adecuadamente a la gente que se quede en el país como refugiada.
Dicho informe recomienda al instituto dar todos los detalles a la población que es detenida para que pueda tener un defensa o reciba la facilidades de hablar con su consulado.
En conclusión el consejo ciudadano recomienda y exhorta al instituto revisar y replantearse los procesos y operativos que realizan, así como capacitar adecuadamente a todo el personal administrativo y de campo a favor de que se eviten la violaciones de derechos humanos.
Según Amnistía Internacional, El 93% de migrantes que solicitan asilo a México son originarios del llamado “El Triángulo Norte de Centroamérica”, y en su mayoría cubren los elementos necesarios para ser considerados como refugiados, sin embargo, ante la poca eficacia del INM, muchos de ellos llevan meses en ser resueltos, o en varios caso antes de una resolución, ya fueron devuelto a su país, de origen.