Sincretismo Religioso: de Dioses a Santos

29 junio, 2017

México es uno de los países que más católicos del mundo. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el 82% de la sociedad mexicana forma parte de dicha religión. Cifras que año con año han ido disminuyendo, ya que, hace 50 años se estimaba que el 98%de los mexicanos la profesaba.

Pese a esta disminución de la fe, a lo largo y ancho del país se han ido manteniendo festividades y tradiciones en honor a los santos cristianos.

Danzas, gastronomía, música, rituales, quema de cohetes y castillos son algunas de las formas como los mexicanos festejan cada año a los santos patronos. En prácticamente todo el país existen costumbres que se han venido manteniendo desde antes de la época de la conquista, cuando Mesoamérica estaba en su esplendor.

Existen comunidades que siguen haciendo uso de antiguas prácticas que se llegaron a realizar a favor de los antiguos dioses aztecas y mayas, pero que ahora se hace en veneración de las deidades cristianas.

La evangelización en México y América Latina fue un proceso que no tardó mucho en completarse. Tan sólo 3 años (1519-1521) bastaron para que el ejército español se declarase conquistador del territorio que siglos antes habían sido parte del imperio Azteca y de la civilización Maya.

Aquella empresa que era dirigida por Hernán Cortés no solamente tenía por misión la de encontrar tierras y riquezas que beneficiaran directamente a la corona del rey Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico, sino también iniciar con la evangelización de todo el territorio que era ya gobernado por los hombres provenientes de Europa.

Dicha dirigencia era primordial para el ejército español, ya que, mantenía vigente y al mismo tiempo fortalecía la alianza entre la corona y el Vaticano, la cual fue pactada durante el papado de Alejandro VI (Rodrigo Borja).

La ocupación de Cortés y la de sus soldados en territorio mexica fue justificada con el argumento de que tenían la obligación de combatir el paganismo, la idolatría con la difusión de los evangelios cristianos.

Para 1572 ya los jesuitas comenzaron rápidamente a establecerse y a construir conventos en México. Para entonces La Santa Inquisición llevaba 34 años de vigencia en la Nueva España y los pueblos indígenas eran sometidos a la esclavitud.

Tanto las autoridades virreinales como las eclesiásticas se encargaron desde el inicio de la conquista, a utilizar varios métodos para la trasformación de las culturas al catolicismo.

Una de ellas fue combatir la idolatría que mantenían hacia sus dioses. Muchos de los misioneros que llegaron a Latinoamérica optaron por cambiar aspectos culturales de los nativos.

Los frailes vieron como algo viable la opción de aprender la lengua que hablaban en aquel entonces los aztecas, y viceversa; del mismo modo comenzaron a enseñar a todos los pobladores el entendimiento y el habla del castellano.

Así poco a poco los líderes católicos que iniciaron con la evangelización en La Nueva España, empezaron a tener mejor persuasión sobre los indígenas.

La destrucción de estatuas que aludían a la veneración de los dioses de las civilizaciones en Mesoamérica, para después sustituirlos por imágenes católicas de Cristo, de la Virgen y de más santos, así como la construcción de iglesias sobre territorios sagrados, sobre templos y pirámides fueron parte esencial para que los pueblos mexicas pasaran del politeísmo al monoteísmo.   

De Dioses a Santos

En México y parte de Latinoamérica es muy común saber acerca de templos cristianos que fueron cimentados sobre construcciones prehispánicas. Uno de los ejemplos más conocidos es la de la pirámide de Tlachihualtepetl, la cual es considerada la más grande del mundo y está localizada en Cholula, Puebla.

Dicha estructura fue construida entorno al año 300 aC. Y fue inspirada en honor al Dios Quetzalcóatl, hasta el año de 1594, cuando se ordenó construir en la cima la iglesia La Iglesia de Nuestra Señora de los Remedios, que fue hecha en recuerdo a la virgen que abanderó en su conquista a Hernán Cortés.

Así el pueblo que fue conquistado a partir de los años 1519, vio como sus Dioses fueron cambiados por imágenes de santos, y muchos de sus ceremonias también fueron modificadas.

A este hecho se le conoce como “sincretismo” el cual se utiliza para definir el carácter de fusión entre dos elementos culturales y religiosos distintos.

Quetzalcóatl, Tlaloc, Tonantzin, Tezcatlipoca, Huitzilopochtli, Chalchiuhtlicue, Otontecuhtli, son algunos de las deidades más importantes que tuvieron el pueblo azteca y que poco a poco fueron cambiados en imagen por las europeas.

Actualmente se estima que el Vaticano venera a más de 7 mil santos, de los cuales algunos de ellos tomaron el lugar de los Dioses prehispánicos.

A lo largo de la historia se ha podido saber que existen varias tradiciones y sitios sagrados, donde actualmente miles de feligreses rezan en pro de algún personaje cristiano, sin sabes que esos mismos lugares fueron templos donde se  rendía culto a los dioses mexicas.

Festividades como la de Tezcatlipoca: el señor del cielo y de la tierra; se le realizaba rituales al sol, en pro de que se dieran las cosechas. Misma fue sustituido por “El señor de Chalma”; imagen de un cristo crucificado, ubicado en el Estado de México, y que es venerado desde 1539 en la cueva que antiguamente albergaba la imagen del Dios Azteca.

El mismo Quetzalcóatl. deidad más importante de dicha civilización mesoamericana, también fue sustituido por Jesús. Por su parte, Huitzilopochtli: Dios de la Guerra, fue señalado por los primeros católicos en México como la contraparte de cristo, por lo que lo relacionaron con la imagen de Lucifer.

Una de las imágenes que actualmente tiene más seguidores en México y parte del continente es la de la Virgen de Guadalupe, misma que desde su supuesta aparición en 1531 ha estado en el centro del debate.

Por una parte la episcopado mexicano se ha negado a reconocer que es parte del sincretismo que vivió el país a partir de la llegada de los españoles, todo eso a pesar de que reconocen que en cerro de Tepeyac, existió un templo en honor de la Diosa Tonantzin, cuyo nombre significa “nuestra madre venerada”.

Era considerada la divinidad de la fertilidad, patrona de la vida y de la muerte. Y aun después de iniciada la evangelización en la Nueva España, muchos de los indígenas siguieron llevando ofrendas en favor de la Diosa Madre.

A pesar de que no se sabe con exactitud una descripción del templo, debido a que el lugar ha sido modificado con el pasar de los siglos y que actualmente es parte del territorio donde se encuentra la Basílica de Guadalupe, se tiene certeza histórica de que el Tepeác, es el mismo donde se veneraba a Tonantzin.

Fray Bernardino de Sahagún en varios de sus escritos asegura en ese lugar hombres y mujeres llevaron durante muchos años ofrendas para la diosa azteca y aun después de que se iniciaran las tradiciones de festejos católicos, los indígenas se dirigían a la Virgen de Guadalupe como lo hicieran con la divinidad de la fertilidad.

Otra cuestión que se ha venido investigando junto con la veracidad del Ayate guadalupano, es demostrar la existencia del indígena pintor, Marcos Cipac, quien se cree es el autor de la imagen de la virgen, lo cual niega categóricamente la iglesia católica. 

Sin embargo, fray Francisco Bustamante sostuvo en 1556 que el realizador de dicha pintura fue el artista quien también se le conoce con el apellido de Aquino.

En un texto llamado “la guadalupana: tres imágenes en una”, publicado en el año 2002 por la Revista Proceso,  se afirma que la imagen del ayate, está formada por tres imágenes superpuestas, una de las cuales fue pintada por Marcos Aquino en 1556.

Dicha investigación, cita la revista, fue encabezada por Leoncio Garza-Valdés, quien afirma que la primera imagen encontrada se percibe una virgen cargando a un niño en su regazo, mientras que la segunda se observa a una mujer con rasgos más indígenas, y se dice que probablemente fue hecha en el siglo VII por Juan de Arrue.

Estudios que fueron hechos en 1999, solicitados por el mismo clero mexicano, encabezado por Norberto Rivera Carrera, pidieron en primera instancia mantener en secreto los resultados de dicho trabajo, peticiones a las que se negó el investigador y pidió que todo fuera abierto hacia el público.

Gracias a lo cual se supo que la iglesia católica había solicitado en 1982 un estudio y una restauración a José Sol Rosales, quien en su informe concluyó que dicha imagen fue pintada por manos humanas, y cómo habría sido su preparación, la base de colores que fueron utilizados y los repites que anteriormente fue sometida.

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Periodista independiente, graduado de la Maestría de Periodismo Político, en La Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Ha trabajado como reportero y editor web, en medios como: Revista Variopinto, y Revolución 3.0.

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