Rodrigo GutiérrezEl llamado de la familia LeBarón y las intenciones del presidente Donald Trump de catalogar a los cárteles de la droga como grupos terroristas han puesto el tema sobre la mesa: ¿realmente lo son?
La familia LeBarón -víctimas de un ataque armado del narcotráfico en los límites de Sonora y Chihuahua, donde fallecieron tres mujeres y seis menores de edad- hicieron un llamado a Washington para que catalogue a los cárteles de la droga como grupos terroristas.
A los pocos días el presidente Donald Trump, en entrevista con el polémico periodista Bill O’Reilly, aseguró que su gobierno le tomará la palabra a los LeBarón y que designará como grupos terroristas a los cárteles de la droga.
“He estado trabajando en ello durante los últimos 90 días, ya sabe que la designación no es fácil, debes seguir un proceso, y estamos en él”, fueron las palabras del mandatario estadounidense.
El anuncio de Trump llamó la atención de la opinión pública en México y del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
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Al respecto, tanto el canciller Marcelo Ebrard como el propio presidente han mantenido una posición de cooperación con Estados Unidos, sin ningún tipo de intervención extranjera, respetando la “soberanía nacional”.
Sin embargo, ¿los cárteles de la droga realmente son equiparables con los grupos terroristas?
Ambas organizaciones criminales tienen prácticas muy parecidas, sin embargo, ambas no pueden ser equiparables, así lo asegura Javier Oliva, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y especialista en materia de seguridad.
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“Ningún cártel del narcotráfico puede ser considerado considerado un grupo terrorista […] lo que mueve a un terrorista son ideales y lo que mueve a un narcotraficante es el lucro”.
En entrevista con FrojiMX, Oliva detalla que una grupo terrorista sea nombrado como tal este debe tener un fin ideológico ya sea político, social o religioso.
“Una organización criminal y una terrorista de ninguna manera son equiparables, aunque compartan la clandestinidad, la necesitan armas ilegales, lavan dinero, utilizar tácticas de amedrentamiento -como realizar videos del suplicio al que someten a sus enemigos- o el miedo que generan a la sociedad donde están operando”.
Javier Oliva recuerda que la primera vez que se catalogó a una organización como “narcoterrorista” fue en 1997 y se trató de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), que nació con fines políticos, pero se financiaba a través de acto delictivos como el narcotráfico y demás acto criminales como secuestros.
Narcoterrorismo
Desde el inicio de la llamada “guerra contra el narcotráfico” han ocurrido diferentes hechos violentos catalogados como actos “narcoterroristas” en México.
Por ejemplo, el 25 de agosto del 2011, un grupo armado incendió el Casino Royale en Monterrey, Nuevo León, dejando un saldo de 52 muertos y 10 heridos.
Los responsables del atentado eran “Los Zetas”, quienes provocaron el siniestro debido a que los dueños del establecimiento se negaron a pagar el llamado “cobro de piso”, es decir, una extorsión.
Otro caso sucedió el 15 de septiembre de 2008 en Morelia, Michoacán, cuando en medio de los festejos patrios fueron lanzadas dos granadas entre la población que celebraba en la Plaza Melchor Ocampo, a un costado de la catedral de Morelia y al Palacio de Gobierno de Michoacán. Por el incidente, ocho personas murieron y más de 100 resultaron heridas.
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La versión oficial señaló de nuevo a “Los Zetas” como los perpetradores de este ataque, aunque versiones periodísticas sostienen que fue “La Familia Michoacana” y fueron estos últimos quienes “culparon” y “entregaron” a los supuestos “zetas” culpables de los granadazos.
El caso más reciente podría ser el del bar Caballo Blanco, en Coatzacoalcos, Veracruz, donde el pasado 27 de agosto, un grupo armado incendió el lugar, dejando un saldo de 28 muertos. Las autoridades responsabilizaron al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) como los responsables de la masacre.
Al respecto, Javier Oliva no coincide del todo en que estos hechos sean considerados terroristas, aunque así lo haya definido, por lo menos en los dos primeros casos, el gobierno mexicano.
“Estos atentados ‘narcoterroristas’ no tienen reivindicaciones ideológicas, ni sociales, ni separatistas, ni de ningún tipo; generan terror en términos de sentimiento, pero no tienen ninguna reivindicación política, ideológica o social”.
Los motivos de Trump
Detrás de las declaraciones de Donald Trump parecen haber más razones internas que motivos reales para combatir la violencia de los cárteles de la droga que en su mayor número causan estragos en territorio mexicano.
Cabe mencionar que el presidente estadounidense se encuentra en un momento clave en su futuro político.
Primero, Trump está en vísperas de que inicien las candidaturas presidenciales y su reelección está en juego. Luego, hay un posible juicio político en su contra, el llamado “impeachment”.
“Lo que hizo Donald Trump fue básicamente tratar de recuperar un poco de su base electoral que le dio el triunfo en las elecciones del 2016”, refiere Javier Oliva.
Para el investigador de la UNAM que los cárteles de la droga sean catalogados como organizaciones terroristas por el gobierno de Estados Unidos es muy poco probable.
Un llamado para México
En el caso que, en efecto, avance la propuesta del presidente de Estados Unidos, México sería el principal afectado.
Las políticas migratorias serían más severas, el discurso contra los indocumentados por parte del presidente estadounidense sería más duro y la relación bilateral entre ambos países se vería afectadas.
Javier Oliva expone la situación de esta manera: “Compartimos más de mil 400 kilómetros de aguas limítrofes, tenemos más de 3 mil 200 kilómetros de frontera, casi 4 mil 500 kilómetros, imaginate lo que entorpecería la navegación, al turismo, al comercio, al libre tránsito”.
Y agrega: “hay 14 millones de personas que viven en las ciudades gemelas México-Estados Unidos, un poquito menos que Guatemala, tenemos un país en la frontera, imaginate lo que implicaría las restricciones al libre tránsito, por poner sólo un caso”.
Por otra parte, Oliva insiste en que las palabras de Trump, más allá de los intereses personales del presidente estadounidense, son una llamada para López Obrador y un crítica a su estrategia de seguridad.
“Es una llamada de atención, sin duda alguna, para que tuviéramos una verdadera estrategia de seguridad, porque no la hay”.
