Casi termina la última semana de noviembre y parece que es de las más complicadas que ha tenido la administración de AMLO.

Una de las causas fue que Donald Trump, presidente de Estados Unidos, ya le dijo a su homólogo mexicano, Andrés Manuel López Obrador, que los cárteles de drogas en nuestro país son igual que al terrorismo que atormenta a los estadunidenses.

Esto llegó hasta oídos del canciller Marcelo Ebrard, quien salió a defender a México y a AMLO: “México no admitirá nunca acción alguna que signifique violación a su soberanía nacional”, dijo. Por lo que solo se limitó (o lo limitaron) a decir que actuarán con firmeza. Sin avance a la vista, en conclusión.

Esto se suma a la reciente recepción de Evo Morales tan criticada y ciertamente cuestionada. Todo en menos de 15 días. Y en vísperas del primer año de gobierno de López Obrador. De hecho, el presidente “ve bien” lo que va de su ciclo, asegura que “no hemos tenido problemas graves, afortunadamente. En la política se requiere virtud y fortuna, suerte. Hemos pasado por momentos difíciles. Son cinco temas”.

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De estos, los más sonados fueron la explosión en Tlahuelilpan a principios de año, así como la crisis arancelaría con Estados Unidos, la balacera y entrega de la Guardia Nacional de el hijo de El Chapo Guzmán, Ovidio, en Sinaloa, así como lo de Evo Morales y un caso que esta semana tuvo claroscuros en las redes: la tragedia de los LeBarón, en la que tres mujeres y seis niños fueron asesinados el pasado 4 de noviembre en Bavispe, Sonora.

Con el hashtag #LeBarónFueraDeMexico, se reflejó en las redes sociales el grado de odio a ciertos sectores de la población. Su propósito fue desprestigiar a ciudadanos que viven en México y que están hartos de ver morir a su gente. Mexicanos que sentimos empatía con esta familia como la de otras personas que están desesperados porque no hay respuestas a las demandas. Hay prisa para otras cosas que son prioridad del presidente.

Por cierto, el padre Solalinde tuvo la estupidez de cuestionar “de qué lado estaban los LeBarón”. Y todo porque la familia de empresarios tuvo que ir a pedir ayuda al gobierno estadunidense porque del lado mexicano hay sordera selectiva. Otra vez, a causa del hartazgo. Y ese es un ejemplo de tantos.

Violencia, inseguridad, asesinatos, secuestros, feminicidios en ascenso… que también aparentemente no ve López Obrador y su Cuarta Transformación. El lunes 25 una marcha de mujeres que exigen cese la #ViolenciaContraLaMujer se hizo notar en Paseo de la Reforma y cercanías al Zócalo. Monumentos pintados, cristales rotos, reclamos… lo suficientemente válidos para llamar a la acción por parte del gobierno.

No obstante, al Estado le importó más emplayar monumentos, cercar con láminas edificios de gobierno y poner a servidoras públicas bajo riesgo en su nada exitoso “Cinturón de paz”. Eso no va a detener a las mujeres, sépanlo Claudia Sheinbaum y compañía. Es obligación del Estado cuidar y dar certeza de la seguridad e integridad de las mujeres, no a los lugares, que ya los lavaron y despintaron, pero ¿quién nos regresa a las mujeres asesinadas?

El llamado

Por cierto, Julián LeBarón, activista y parte de la familia que fue masacrada hace unas semanas, llamó a marchar este domingo 1 de diciembre “para demostrar solidaridad con las familias de los mexicanos que han sido secuestrados, desaparecidos, asesinados a manos de criminales”, al mismo tiempo que López Obrador tendrá un evento en el Zócalo.

En fin, el mismo Andrés Manuel aceptó que se necesita más tiempo, un año según él, para que se vean los cambios (si un día llegan) en México. Aquí lo esperamos, no como adversarios, sino como periodistas que cuestionan al poder desde hace años.