Al escuchar la palabra “brujería” inevitablemente pensamos en una idea antigua que se tuvo durante la Edad Media, sin embargo, aunque resulte difícil de creer en los últimos 17 años (siglo XXI), los casos de mujeres africanas acusadas de brujería (entre ellas niñas) han aumentado en demasía. Muchas de ellas han sido estranguladas, apuñaladas e incluso quemadas vivas.
Hace muchos años, los primeros misioneros en África afirmaron que los africanos no tenían religión, y que únicamente existía la “creencia primitiva” de la brujería, la cual, se creía iba a desaparecer a medida que los africanos se occidentalizaban, urbanizaban, enriquecían y educaban.
No obstante, esto no ha sucedido del todo, incluso se afirma que la creencia en el ocultismo y/o poderes místicos se ha vuelto aún más prominente en la sociedad africana contemporánea. Se dice que la creencia en la brujería es un intento de explicar lo inexplicable y controlar lo incontrolable.
¿Qué puede causar una supuesta bruja?
El poder principal atribuido a las brujas es la capacidad de infligir daño del mundo invisible al mundo visible, es decir, inducir hechizos que provienen de algún demonio o ser sobrenatural. Básicamente, una bruja podría provocarle alguna enfermedad a alguien: malaria, tuberculosis e incluso VIH / SIDA o cáncer; y/o podría causar desgracia general: pobreza, desempleo, fracaso, etc. Además, a menudo se les acusa también de seducir a los hombres para posteriormente causarles innumerables desgracias en sus vidas.
Para lograr estos propósitos se les suele atribuir la capacidad de transformarse en animales (cucarachas, gatos, hormigas, conejos, etc.), esto supuestamente les facilita su actuación frente a sus víctimas.
Por otro lado, en la parte positiva, se habla también de la existencia de un poder místico que sirve para fines curativos, productivos y/o preventivos. Por esa razón muchos africanos recurren al uso de amuletos que les brindan protección para ellos mismos y sus hogares.
Tipos de brujas
A lo largo de todo el continente africano, el término “bruja” ha adquirido distintos significados. En algunos lugares, el término suele estar relacionado con cosas dañinas y/o perjudiciales, no obstante, estas no son las únicas características. A continuación, mencionaremos los tipos de brujas más populares:
- Las inyanga, que son practicantes de la medicina natural y herbolaria.
- Las isangomas, a las que suele relacionárseles con poderes divinos que les permiten predecir el futuro y/o protegerse contra espíritus malignos.
- Las thakathi, que operan en secreto para maldecir a los demás.
Niñas brujas
Las acusaciones de niñas brujas son especialmente comunes en África central y occidental, particularmente en partes de la República Democrática del Congo, Angola, República Centroafricana, Camerún y Nigeria. Se ha informado que, en el Congo Democrático, los canales de televisión religiosa incluso organizan espectáculos semanales en los que se identifican «brujas infantiles» durante públicas reuniones masivas.
La mayoría de las niñas brujas suelen tener entre 8 y 14 años, y según un informe publicado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF por sus siglas en inglés), las niñas (y algunas veces niños) que son más propensas a ser acusadas de brujería suelen presentar las siguientes características:
- Viven con una discapacidad física (por ejemplo, alguna anormalidad física: cabeza grande, vientre hinchado, etc.).
- Tienen una enfermedad física (epilepsia, tuberculosis, etc.), un trastorno psicológico (autismo, síndrome de down, o incluso tartamudez) y/o son niños dotados.
- Muestran un comportamiento inusual que en un contexto específico definido por el discurso de la brujería resulta “anormal”, por ejemplo, son tercos, agresivos, retraídos o flojos.
- Son huérfanos, y algunas veces son enviados a vivir con otro pariente.
- Son albinos.
- Viven en situación de calle.
- Usan drogas.
- Tienen un hermano gemelo o forma parte de hermanos trillizos, cuatrillizos, etc.
La violencia como solución
Una de las consecuencias más graves de estas acusaciones es la violencia, la cual se manifiesta de forma psicológica (humillaciones, desprecio, etc.) o de forma física (encarcelamientos con condiciones paupérrimas, destrucción de propiedades, y/o tortura que a menudo culmina en hostiles asesinatos).
Una vez que eres “fichada” como bruja, prácticamente no hay forma de salir del ciclo de abuso, ya que nadie se atreve a intervenir por temor de que te acusen de cómplice o, peor aún, como practicante de brujería.
La brujería sigue vigente
El mundo actual ha abandonado en gran medida la mentalidad de brujería para la explicación de los fenómenos. La ciencia ha proporcionado curas para las enfermedades, y explicaciones (y a veces soluciones) a los problemas que hasta ahora los africanos atribuían a las fuerzas místicas y/o mágicas de la brujería.
Sin embargo, muchos africanos aún mantienen esta creencia que muchas veces llega a lo irracional y a prácticas dañinas. Millones de personas continúan sufriendo y, tristemente, muriendo como resultado de las acusaciones de brujería y las injusticias relacionadas.
Se trata de un veneno social que parece no tener fecha de caducidad.