Si ustedes dicen que soy culpable por tonta, por creída, por confiar en quien se supone las amaba como yo, su padre, y en una mujer llena de coraje, lo soy, es mi culpa, pero jamás seré culpable de haber lastimado a mis niñas.
-Alejandra.
Cada uno de ustedes recordará el caso de Yaz y Mitzi, si no puedes dar clic aquí para conocerlas.
Los padres de las niñas fueron detenidos el 27 de agosto pasado, justo el día que llegamos a Puebla para entrevistarnos con la fiscal de Género, María Eugenia Calderón Olimán.
Le pedimos a la fiscal que revisarán con perspectiva de género la situación de Alejandra, madre de las niñas, para evitar cometer una injusticia contra ella, pues según documentos con los que contamos ella no había tenido contacto con Yaz desde agosto del año pasado y cuando murió Mitzi, la menor se encontraba en casa de Rafael, su padre, y Mónica, su madrastra, la cual fue detenida el 03 de octubre pasado.
Por medio de Pati, la madre de Alejandra, me hizo llegar una petición al gobernador de Puebla, Luis Miguel Barbosa, la cual comparto con ustedes, porque para eso es este espacio, para dar voz a las víctimas y como lo dijimos en la primera columna, Alejandra es una víctima del miedo, del señalamiento de la sociedad, de la falta de información ante el temor.
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Aquí el texto íntegro de la petición de Ale.
Buenas tardes señor gobernador, soy Alejandra, la mamá de Yatziri, le pido por favor me permita estar con mi hija en estos momentos necesito darle ánimos, que sienta que no está sola, que estoy para ella.
Que sepa que la amo y que no voy a dejarla sola, yo no sabía por todo lo que había pasado y toda la culpa me la están dando a mí .
No quiero perderla, como a su hermana, por favor, le pido de la manera más atenta me permita estar al lado de ella, solo unos momentos, estoy dispuesta a todas las pruebas que ustedes quieran hacerme para que sepan que no sabía lo que pasaba, que creí en su padre, porque yo pensé que en verdad amaba a mis hijas.
Sé que hay gente que cree en mí, pero los más, los que me juzgan sin saber la verdad, no. Le pido a usted y a su esposa, María del Rosario Orozco Caballero, que por el amor que les tienen a sus dos hijos, me permitan acercarme a mi niña, salvarla, abrazarla.
Por lo que por medio de este escrito le hago saber la verdad y no es por salvarme a mí, es por amor a mi Yatzi, pero sí los jueces, y peor aún, la sociedad perfecta cree y están seguros que soy culpable, pagaré, solo déjeme verla unos momentos, hablar con ella.
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Frida, otra vez no, no quiero perderla (Yaz), también no sabes que impotencia siento de no estar al lado de ella en estos momentos me siento mal el pensar que puede pasar lo mismo que le pasó a Mitzi.
Todo empezó cuando conocí a Mónica en la escuela de Yatzi, por la graduación en el mes de junio de 2019. Ella junto, con otras personas, empezamos a convivir por el mismo motivo.
Las niñas salen y empezamos a convivir más como amistades, ya íbamos a su casa y ahí conoce a Rafael, el padre de mis hijas, se empiezan a hacer amigos y se mandaban mensajes. Él luego la llevaba a su casa en la camioneta de ella, porque según no sabía andar en Puebla.
Semanas después empezamos a tener problemas Rafael y yo, porque ella le metió ideas que Mitzi, mi hija menor, no era hija suya, que yo lo había confesado.
Él creyó todo porque había desconfianza de su parte, tanto que mí familia, ya fuera mis papás o mis hermanos, tenían que ir hasta su casa para poder ir a la mía, me revisaba el teléfono, me preguntaba por qué tenía contacto con tales personas, dudando hasta de mis propios primos, por un pequeño error que tuve antes de tener a Yatzi y Mitzi, eso lo hizo dudar. Según me perdonaba, pero no olvidaba y a cada rato me lo echaba en cara.
Fue entonces que nos separamos, así continuamos y me quedé en casa de su mamá, junto con las niñas. Él empieza a ir los fines de semana por ellas para que no resintieran mucho el no vernos juntos, yo accedo.
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En esas ocasiones se llevaba mucho a Yatzi, pero ella nunca me decía a dónde iban y con quién, la que sí me lo hacía saber era mi Mitzi, era la que me decía «mami fuimos con la mamá de Azul (Mónica)».
Un día me dijo “yo ya no voy con mi papá porque Moni me pellizca de que no me porto bien” (Mitzi, como todo niño era, muy inquieta ), por eso ya no vuelve a ir con ellos, lamentablemente Yatzi nunca dijo nada, no sé si la amenazaban o qué, aún no lo entiendo.
Entraron a la escuela y ambas acudían a la misma donde iban las hijas de Mónica porque el papá así lo quiso, así estaba con Mónica, porque según trabaja para el esposo de ella y tenía que cuidarla.
Todo ese mes las tuve a ambas, me puse a vender lonches porque el dejo de darme dinero para la comida, yo ya no era su responsabilidad, y en su lugar me decía que me pusiera a trabajar.
En septiembre de 2020, Yatzi se va con Rafael, él se compromete con la directora de la escuela a pagar mensualmente la colegiatura de Mitzi, en ese momento la secretaria del colegio, me informa que mi amiga Mónica fue por el dinero de las mensualidades porque ya no iban a asistir Yatzi ni Mitzi.
Incluso hay una hoja firmada con su puño y letra del dinero que recibió de la escuela.
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Le dan los documentos de Yatzi cuando ella no era ni tutora o familiar directo de ella.
Los papeles de Mitzi se quedan, yo pago las mensualidades acudiendo con los padrinos de bautizo de mi niña, para que me apoyarán, y ahí estuvo hasta que yo ya no pude pagar y pedí que la dieran de baja .
En un fin de semana, Rafael se lleva a Yatzi, me dice que ella quiere convivir con su papá unos días. Accedo. Después me dice que ella quiere vivir con él y que ya no me la iba a regresar porque era una persona que no podía cuidar de ella. Entonces, empezamos a discutir al grado que su mamá se metió y me dijo “no, él solo se la lleva unos días y te la regresa”, cosa que no hizo .
Él me mete miedo al decirme que si llegábamos a los juzgados de lo familiar, el DIF nos quitaría a las niñas, yo por no saber bien cómo funcionaban esos asesoramientos en su momento no hago nada.
Opto por irme a vivir a la casa de mi mamá, saco cosas de ambas niñas y mías y empiezo a mandar mensajes a Rafael para saber cómo está Yatzi, que si va bien, que si come, que quería hablar con ella y él me la empieza a negar.
Antes de su cumpleaños le vuelvo a pedir que me dejé ver a Yatzi, que le tenía planeada una fiesta y sus dulces, me la vuelve a negar diciendo que van a salir y que no pueden.
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Así me tiene casi un mes, luego de esto decidí ir a ciudad judicial para pedir guardia y custodia de ambas, llevando papeles, yendo a preguntar qué información me puede dar la abogada y nada, solo me decía que aún no había nada, vuelvo a regresar, iba tres veces a la semana para saber qué podía hacer para recuperarla.
En un fin de semana, acuden unas personas a mí domicilio para llevarme unos papeles de guardia y custodia, promovido por Rafael, como a las dos semanas me habla como si nada para que lo dejara ver a Mitzi porque para el fin de año iban a salir de viaje, le digo que no podía porque mi trabajo no me lo permitía, se enoja y tampoco me deja hablar con Yatzi.
Yo me encargo de los regalos de reyes para Mitzi: zapatos, leche, ropa, todo por mí cuenta y de mí familia que siempre me apoyaba cuando necesitaba algo mí «Michis» (Mitzi).
Llega el día de la audiencia y él acude con Mónica y sus hermanas, según mi abogada, me estuvieron hablando y nunca conteste, ella tuvo que declarar por mí, ese día gana la guardia y custodia de Yatzi.
Ese mismo día notó que Yatzi ya no tenía el cabello largo como solía tenerlo y un poco temerosa, preguntó qué le había pasado y no me dijeron nada, no vuelvo a saber nada de ellos.
Luego, Rafael me dice que ganó la guardia y custodia de Mitzi, le creo. Se la tenía que dar porque la tenía que presentar ante fiscalía porque me estaban buscando.
Vuelvo a ver a Yatzi, pero en esa ocasión sin sus pompitas y llevaba el intestino de fuera con su bolsita. Ella me dice que por mí culpa está así, que no me lo iba a perdonar, cosa que me impactó porque Rafael nunca hizo comentario alguno para que yo supiera lo que le estaba pasando a mí hija, ese mismo día se llevan a Mitzi.
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No me dice cómo está Mitzi, Mónica solo me manda fotos y videos de la niña, pero no me dejaba hablar con ella cuando preguntaba mucho por mí.
El 29 de junio Rafael me llama para decirme que Mitzi había fallecido, que no podía presentarme ni al velorio, ni al panteón, me culpaba por la muerte de ella.
Posteriormente, me marca para decirme que Yatzi está muy mal, que ya no aguanta, que se quiere despedir de mí. Ese día acudí a la casa de la mamá de Rafael, porque una sobrina de él me dijo que en verdad Yatzi estaba muy grave.
Llegó y no me dejan acercarme a ella porque le podía dar un ataque. Dos horas después, él llega y me dice que necesitábamos 25 mil pesos para poder internarla en un hospital privado, porque como ya tenía expedientes en el Hospital Ángeles y el del Niño Poblano, me iban a detener porque todo arrojaba a que yo fui la causante de todo.
Intentó ir al hospital y me lo impiden, así se quedó ella toda la noche, estuvo vomitando y no dormía, solo le daban agua y yogurt para que comiera.
El 20 de agosto, Rafael decide, después de varias llamadas, llevarla al hospital de la Margarita, sin documentos porque el señor no los tenía. Le pide a Mónica que la llevará en su camioneta, que ya había hablado con un conocido que aceptara el ingreso de Yatzi sin documentos.
Mónica me dice “cuando entres, te va a estar esperando fiscalía por los antecedentes que hay”, yo le respondo que no me importa, que no he hecho nada y si lo había hecho lo tenía que pagar, que pasará lo que tuviera que pasar.
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Una vez en la Margarita, enfermeras y doctoras de urgencias me dicen que si sé la gravedad del asunto, que si sabía cuántas veces había ingresado mí hija en menos de un año, qué cómo era posible que yo estuviera ahí después de lo que le hice, me hicieron varias preguntas sobre las operaciones que llevaba, que no supe responder, todas las respondió Mónica.
Llega la doctora de pediatría urgencias, le toma fotos a Yatzi de cómo había ingresado y pide que le avisen a Ministerio Público y a Fiscalía, así estuvieron, desde ese momento yo no me separo para nada de Yatzi, día y noche estuve con ella, solo me separaba de ella cuando su papá llegaba.
Rafael quería que le diera los 25 mil para cambiarla de hospital porque en cualquier momento iba a ir el Ministerio Público. Grabe todas las conversaciones que tenía con el
Llegó la fiscalía, les redacto todo tal cual y después llega el DIF de Puebla, me entrevistan y les digo lo mismo, me dicen que cómo había podido aguantar tanto, que necesitaba ayuda psicológica, me dejó los números y los horarios en los que yo podía comunicarme.
Mónica nos dice que necesitábamos un amparo para Rafael y para mí, para que no nos detuvieran, cosa que no accedo. Llega fiscalía y me dice que necesitan una copia de los papeles de Yatzi para su expediente y salgo una vez abajo del hospital me dicen que tenía la orden de aprehensión por abandono de persona y violencia familiar.
Hoy estoy aquí, dentro de un penal, esperando que alguien crea en mí, no sabía lo que pasaba con mi niña, tuve miedo de sus constantes amenazas de Mónica y Rafael, no soy víctima, pero tampoco una hiena, quiero justicia para mis dos hijas, y la buscaré aún aquí encerrada.
Pueden juzgarme todos, no me importa, mis niñas fueron lastimada por alguien que planeó todo esto, para y por qué, no lo sé.
Hoy solo quiero estar cerca de mi Yaz, de mi niña, tal vez sea el último momento que no tuve con Mitzi porque no me dejaron.
Si ustedes dicen que soy culpable por tonta, por creída, por confiar en quien se supone las amaba como yo, su padre, y en una mujer llena de coraje, lo soy, es mi culpa, pero jamás seré culpable de haber lastimado a mis niñas.
Alejandra.
Somos una sociedad acostumbrada a juzgar a las madres, porque no se fijan, porque no se dieron cuenta, pero pocos nos detenemos a pensar en todo ese encono de violencia que esas madres vivieron, antes de que se atreva una vez más a juzgar a Alejandra, detenga su juicio e imagine el dolor de esta mujer.
Yo le creo, y exijo a Miguel Barbosa, revise su petición, esperando tenga un poco de empatía con ellas. Estoy segura por la experiencia que Alejandra no es culpable.
Octubre 2020.
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