China y EU, potencias disímiles unidas por un nuevo orden mundial

Para nadie es un secreto el gran poder que tiene Estados Unidos a lo largo de todo el mundo, sin embargo, no es el único país que lidera en el orbe. Al lado de los estadounidenses figuran países como Rusia o la llamada Unión Europea (UE), quienes por varios años han mantenido una importancia y poderío internacional. Y en este liderazgo aparece también China, país que ha logrado posicionarse en el plano mundial.

A finales del siglo XIX, La República Popular de China abrió sus puertas al exterior, lo cual, a largo plazo, generó que su desarrollo económico se convirtiera en el más rápido del mundo.

Lo anterior se vio reflejado en el crecimiento de su Producto Interno Bruto (PIB) per cápita. De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), en 1978 fue menor a los 226 dólares, en 2003 alcanzó los mil dólares, en 2006 se duplicó alcanzando más de 2 mil dólares, en el 2010 se elevó a 4 mil 300 dólares, y a finales de 2014, se elevó a 7 mil 500 dólares. Lo que significa un crecimiento de más del 2800% en 36 años.

Estados Unidos se percató de este desarrollo, por lo que ha buscado la cooperación entre ambos países. Si bien son dos sistemas sociales y políticos antagónicos, con culturas e ideologías completamente distintas, la realidad los ha unido cada vez más.

«China y Estados Unidos, individual y conjuntamente, son tan importantes en la economía global y el sistema financiero, que aquello que hagamos tiene impacto directo en la estabilidad y fuerza del sistema económico internacional», así se refirió alguna vez sobre la relaciones bilaterales, Timothy Geithner, Secretario del Tesoro de los Estados Unidos entre 2009 y 2013.

Los gobiernos de Estados Unidos y China reconocen que, pese a sus diferencias, su destino está entrelazado y por lo tanto su relación es clave en el sistema internacional.

Es evidente que muchas de nuestras actividades cotidianas están fuertemente relacionadas con aportes de Washington y Pekín.

Estados Unidos es un país que posee una serie de características que en conjunto lo hacen influyente. Cuenta con un gran potencial creativo, productivo, económico, social, educativo, militar y tecnológico, lo que le ha permitido aportar una infinidad de cosas no sólo a su país, sino a todo el mundo. Sólo es cuestión de voltear a nuestro alrededor para darnos cuenta que casi todo está relacionado con ellos.

Mientras, la inmersión de China en nuestra vida cotidiana va aumentando con el paso de los años. Si hace poco, su imagen estaba asociada a los juguetes, a los textiles o a los restaurantes, ahora su perfil es otro y más complejo.

Los puntos fuertes de China son numerosos, pero uno de los más importantes es la disponibilidad de mano de obra, ya que le ha permitido ser un competidor casi invencible en materia de manufacturas y exportación.

A pesar de que todo apunta a la necesidad de cooperación y dependencia mutua, la relación entre los estadounidenses y los chinos ha tenido algunos roses.

Uno de los problemas ha sido en relación a las monedas -yuan y dólar-; muchos expertos han afirmado que la moneda china se ha infravalorado.

Ante esto, y consciente de la presencia del dólar estadounidense como moneda predominante en el mundo, China ha intentado lograr la internacionalización del yuan mediante diversas acciones. Ha comercializado con algunos de sus principales socios en yuanes, y además ha firmado acuerdos con distintos bancos centrales para poder utilizar esta moneda.

¿Qué es lo que sigue ahora? Durante su última reunión, los presidentes de ambos países, Donald Trump y Xi Jinping, hablaron sobre la gran responsabilidad histórica que la relación china-estadounidense representa.

Xi afirmó que durante la reunión llegaron a muchos “entendimientos comunes”, y Trump por su parte dijo que «muchos problemas potencialmente malos van a desaparecer».

Estos dos países juegan un papel sumamente importante en el plano internacional. Son exportadores principales en todos los continentes, las empresas transnacionales más importantes son de ellos, están involucrados en gran parte de los acuerdos comerciales en todo el mundo, los bancos más importantes tienen sede en China y en Estados Unidos, etcétera, etcétera, etcétera.

Incluso podemos afirmar que las decisiones y acciones que implementan estos países, sin importar sea de manera conjunta o individual, afectan en gran medida a todo el mundo.

No podemos tener certeza sobre cómo se presentará el futuro, pero si podemos estar seguros de los asuntos que están definiendo nuestro tiempo.

En tanto, China ha aumentado su influencia en todo el mundo, incluso en los rincones donde su presencia había sido tenue, por lo que el mundo quiere saber más de los asiáticos.

Mientras, Estados Unidos, quien después de la Guerra Fría desempeñó el papel de “potencia única”, ha empezado a tener nueva compañía en su liderazgo.

Algo es claro, Pekín llegó para quedarse, y difícilmente va a desaparecer de la escena internacional. Por lo que Washington tendrá que lidiar con ellos.

Cada vez son más claros los síntomas de un nuevo tipo de bipolarismo internacional. Todo parece indicar que estará encabezado por Estados Unidos y China. Cada uno necesita del otro y el mundo necesita de ellos.

 

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