El exgobernador de Baja California destinó millones de pesos para las campañas políticas de políticos estadounidenses, tanto republicanos, como demócratas, para hacerse del control del agua entre California y Baja California.
Por: Enrique Martínez Apodaca/Linotipia
Jaime Bonilla Valdez, exgobernador de Baja California y actual senador, es un personaje que no solo ha cultivado sus semillas en la política mexicana, por su doble nacionalidad, llegó a vivir en San Diego y participó activamente en cargos públicos en Estados Unidos como presidente de la junta del Distrito de Agua de Otay.
El senador, como empresario en comunicaciones, creó un par de empresas en California a finales de los noventa y principios de los dosmiles: Quetzal Bilingual Communications y Pacific Spanish Network. Con dichas empresas, Bonilla contribuyó como ciudadano estadounidense a ocho figuras de la política del país vecino.
Por un lado, están los republicanos: Gary Mendoza, Duncan Hunter y Jay La Suer, además de donaciones directas al partido del elefante; por el otro lado están los demócratas: Vince Hall, Denise Moreno-Ducheny, Gray Davis, Bob Filner y Cruz Bustamante.
Aunque a Bonilla se le llegó a reprochar por haber participado como republicano en EU, pero ser de izquierda en México bajo la bandera del movimiento político que encabeza Andrés Manuel López Obrador; el exgobernador donó a más demócratas —y mucho más dinero— que republicanos.
Entre 1999 y 2008, el senador donó 120 mil 350 dólares (un millón 203 mil 500 pesos, con tipo de cambio de 10 pesos mexicanos por un dólar), de acuerdo con registros de pago en poder de LINOTIPIA. De esos cientos de miles de dólares 28 mil fueron para los del elefante y el resto, 92 mil 350, para los del burro.
Lo que resalta en estas cifras que sobrepasan el millón de pesos mexicanos de la época, fue que Jaime Bonilla donó gran parte de esto a una sola persona: Cruz Bustamante.
Entre febrero de 2002 y agosto de 2003 aportó un total de 71 mil 200 dólares (712 mil pesos) a la campaña de Bustamante, quien fue candidato a la gubernatura de California y fungió en esos años como vicegobernador.
También en el 2002, Bonilla dio fuertes aportaciones a quien ocupó la silla grande del estado de California de 1999 a 2003, Gray Davis. Una suma de 6 mil dólares (60 mil pesos) dividida en dos aportaciones. Ese año fue el más filantrópico del hoy senador mexicano; aportó un total de 70 mil dólares, lo que equivale a 700 mil pesos con el tipo de cambio de la época (10 pesos por dólar).
Los 120 mil 350 dólares que el empresario en comunicaciones se gastó durante esa época equivalen a un millón 203 mil 500 pesos, con lo que se pudo haber comprado mil 520 despensas con productos de la canastas básicas al precio de 2008 (791.7 pesos), lo que alimentaría a 29 familias de dos o tres personas por un año.
Agua y dinero: de sur a norte y viceversa
Bob Filner es otro demócrata al que Bonilla donó 10 mil 650 dólares, poco más de lo que aportó directamente al Partido Republicano en elecciones federales (10 mil dólares).
Filner fue alcalde de San Diego por seis meses en 2013, antes de ser denunciado por conducta sexual inapropiada por 18 personas y renunciar al cargo, suceso que el medio estadounidense CBS8 recordó a sus lectores el 11 de abril de 2023.
Antes de su desplome como alcalde, Filner fue congresista de EU desde 1993 hasta 2012, tiempo en el que según la biografía de su sitio web, apoyó al ex presidente estadounidense Bill Clinton (1993-2001) “en una misión internacional para reunirse con el expresidente mexicano Ernesto Zedillo.
“En 2004, con el presidente Vicente Fox, una vez más di un paso al frente para fomentar una mayor cooperación y colaboración entre nuestras dos grandes naciones”.
A inicios del milenio Filner y Bonilla compartieron intereses por los ríos que cruzan la frontera entre California y Baja California.
“He tomado la iniciativa para asegurar financiamiento y apoyo críticos para la Planta Internacional de Tratamiento de Aguas Residuales en el Valle del Río Tijuana. Y he asumido un objetivo similar para el Río Nuevo en el Valle Imperial”, recuerda la biografía de Filner.
Por su parte, como se mencionó en un inicio, Jaime Bonilla fue presidente del Distrito de Agua de Otay a principios del dos mil.
En diciembre de 2011, San Diego Unión Tribune publicó los contratos sin licitación que se hicieron a favor de personas vinculadas con Bonilla para impulsar la creación de una planta desalinizadora en Playas de Rosarito, proyecto que el senador quiso continuar como gobernador de Baja California, pero hasta ahora no ha visto la luz.
Cruz Bustamante —mencionado hace unos párrafos por haber recibido donaciones del ex gobernador— cobró 50 mil dólares del Distrito de Agua, misma cantidad que le dieron a Peter S. Silva, quien dijo conocer a Bonilla de eventos sociales; Enrique Morotes, trabajó con Bonilla en la estación de radio Super K 1040 AM, cobró 32 mil dólares; también a Steve Castaneda, amigo de Bonilla, le tocaron 50 mil dólares.
Un personaje de la política bajacaliforniana y mexicana también terminó involucrado en estos contratos con una suma que asciende hasta los 310 mil dólares: Héctor Mares Cossío, quien fue director de relaciones públicas para la empresa mexicana de comunicaciones de Bonilla, PSN, y actualmente es diputado federal por Baja California con Morena.
Mares Cossío es parte en la actual legislatura de la comisión de Recursos Hidráulicos, Agua Potable y Saneamiento de la Cámara de Diputados. En 2012, un año después de los contratos, fue diputado federal por primera vez como suplente de Jaime Bonilla.
Bonilla demandado en EU por difamación
En el 2000, tres personas fueron electas para la Junta del Distrito de Agua de Otay, una de ellas fue el actual senador por el Partido del Trabajo, Jaime Bonilla, quien obtuvo la presidencia de esa institución.
En diciembre de ese año, antes de que iniciara la administración de Bonilla en el Distrito, Thomas J. Harron obtuvo un contrato de trabajo. La junta saliente dejó buenas referencias del trabajo del señor Harron. Sin embargo, cuando Bonilla y sus dos compañeros asumieron la administración en enero de 2001, lo despidieron.
“La Junta no sostuvo ninguna discusión en sesión abierta sobre el desempeño laboral de Harron o su razón para despedirlo”, sostiene un expediente legal por demanda No. D042903.
Dicha demanda fue interpuesta por Harron contra Bonilla y Antonio Inocentes, otro miembro de la junta, porque después de la sesión donde lo despidieron dieron una declaración para el San Diego Union Tribune.
“No es necesariamente por causa [. ] … Es una cuestión de confianza. La junta simplemente no confiaba en [Harron]. Esa es la conclusión básica”, dijo el ex gobernador al medio sandieguino.
Harron los demandó por calumnia alegando que las declaraciones se hicieron “con la intención de herir al demandante personal y profesionalmente”.
“Bonilla tenía animosidad personal y odio hacia el demandante debido a sus negocios previos con el demandante, y debido a la raza del demandante”, cita los antecedentes de la demanda.
“Tenemos que deshacernos de todos los gringos”, era el plan de Bonilla para esa institución, por eso se quisieron deshacer de Harron, argumentó él mismo: por ser “anglo”.
Aunque el actual senador mexicano quiso escudarse en la libre expresión y la libertad de información, debido a que reveló información de una sesión cerrada, la justicia falló en su contra.
Todos los ríos llevan al Caliente
“Otay anticipa recibir hasta 20 millones de galones por día de la planta desalinizadora, que está siendo construida por una empresa privada en México. Por su parte, Otay construiría un ducto hasta la frontera para llevar el agua al país. El proyecto del gasoducto requeriría la aprobación de varias agencias locales, estatales y federales”, cita la publicación de San Diego Union Tribune donde revelan los contratos sin licitación de 2011.
La empresa encargada del proyecto es NSC Agua, en la que los principales socios son Alejandro de la Vega Valladolid, Gough Thompson y Víctor Vilaplana, quienes el 12 de mayo de 2010 se asociaron con Frederick W. McTaggart, David W. Sasnett, Juan Antonio Corrales Pollorena e Ismael Sánchez González, para llevar a cabo la desalinizadora en Playas de Rosarito.
Dicha planta está en suspensión porque, de acuerdo con Thompson en una entrevista para el Border Hub, hubo desacuerdos entre los socios por la venta de la empresa en la que él no estaba de acuerdo, le redujeron su porcentaje de 25 a 1 y se encuentran en disputas legales.
El primer personaje mencionado resalta por su propio brillo: Alejandro de la Vega Valladolid. Se le llegó a vincular como socio de Jorge Hank Rhon en el Hipódromo de Agua Caliente. También fue por tres años (1992-1995) cónsul honorario de Costa Rica en Tijuana, de acuerdo con el diario La Nación, en cuya publicación del 29 de mayo de 1997 revela que existía cierto interés de los Hank en extender su poderío casinero a ese país.
Sin embargo, la conexión entre De la Vega Valladolid y Hank Rohn no termina ahí. La tercera esposa de Hank, María Elvia Amaya, fue también esposa de Alejandro y a su vez comadre de Guillermo Ruiz Hernández, ex fiscal general en la administración de Bonilla.
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Las empresas gringas de Bonilla
Las dos empresas de comunicación propiedad de Jaime Bonilla que operaron en California son Quetzal Bilingual Communications y Pacific Spanish Network.
La primera fue fundada el 18 de noviembre de 1980, de acuerdo con la Secretaría de Estado de California, y está inactiva desde el 1 de julio de 2010. Pacific Spanish Network fue creada el 27 de enero de 1993 y hasta la fecha su estatus es activo.
Ambas empresas tuvieron problemas con la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC por sus siglas en inglés).
En el 2006 a Pacific Spanish Network se le multó con 10 mil dólares por operar sin licencia. Seis años después tuvo otra multa “por no operar de acuerdo con las disposiciones de la regla que se aplican a su servicio” con una suma de 6 mil dólares.
Luego a Quetzal Bilingual Communications se le multó con 12 mil dólares en 2016 porque violó “intencional y repetidamente las secciones 73.3526 y 73.3615 de las reglas de la FCC”. La primera sección tiene que ver con la responsabilidad de la estación para tener un archivo y la otra sección se refiere a la presentación bienal de un informe de propiedad.
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Bonilla el impostor
De acuerdo con el libro de Jaime Martínez Veloz “El impostor. Crónicas de un infiltrado del FBI”, Jaime Bonilla juró tres veces proteger la constitución de Estados Unidos.
En el libro donde se detalla ampliamente el paso del hoy senador en las arcas del Distrito de Agua de Otay, también se hace mención a la participación de Bonilla como informante del FBI en una investigación que no dio frutos.
El ex gobernador y “Art M. Gastélum, intercambiaron acusaciones de sobornos, relacionados con una obra de electricidad que tenía proyectada dentro del distrito que representaba Bonilla”.
Bonilla denunció esto ante el FBI e hizo de informante grabando conversaciones con Gastélum en las que se le ofrecía un millón de dólares para dar su voto a favor de un proyecto de electricidad.
Sin embargo, Los Angeles Times publicó que “otro miembro del distrito de agua dijo que el presidente (Jaime Bonilla) solicitó el soborno él mismo” cuando el ex gobernador participó en un juicio contra Gastélum.
Bonilla dijo que otro miembro de la junta del Distrito, Fred Cárdenas, lo presentó con Gastélum. Cárdenas “dijo que Bonilla había presionado a Gastélum por un soborno de $1 millón”.
Martínez Veloz cita la entrevista del dueño de PSN con La Prensa San Diego donde dice “haber vivido en la comunidad (de Chula Vista) desde finales de 1977 o principios de 1978, por lo que ha sido un cuarto de siglo”.
El nativo de la colonia Libertad, aquel que fue diputado por el Partido del Trabajo (PT), luego senador y gobernador por Morena, que después regresó a su curul en el Senado y a los meses se cambió al PT de nuevo; el mismo que se coloca en ciertas encuestas publicadas por Facebook como contendiente por el Partido del Trabajo para ser alcalde de Tijuana, ese mismo personaje dijo:
“Comencé mis negocios aquí (Chula Vista), y tengo muchas cosas por las que estar agradecido. (…) Sentí que era hora de dar algo a la comunidad”, cuando fue parte de la junta del Distrito de Agua de Otay en San Diego.