Columna Rota: Viridiana, un feminicidio más en las investigaciones que no existen

30 marzo, 2018

Si me detengo me alcanzan los monstruos de la tristeza, de la nostalgia.

– Celia Del Palacio, escritora, profesora, historiadora e investigadora mexicana

 

Doña Catalina Juárez Hernández y Don Humberto Martínez Martínez son un matrimonio con 36 años juntos. Con sus altas y bajas como todos.

Ahora me tocó conocerlos a ellos. Su modesta casa está encallada en Cuautepec barrio bajo, en una colonia como muchas que llenan los cerros de la zona conurbada de la Ciudad de México. Sus colores: rosas, verde y amarillo.

Doña Cata y Don Juan son padres de tres, dos hombres y una mujer. Viridiana es su segunda hija, la preferida de su papá, “era tremenda desde chiquita, teníamos el carácter muy parecido, por eso chocábamos”, comenta Doña Cata.

Sus padres la recuerdan como alguien muy dura, pero risueña, tenía una carcajada que contagiaba a todos. Era muy amiguera, pero siempre responsable con su hija, una pequeña de diez años.

Hace un par de años, Viridiana se fue a vivir a Zumpango, Estado de México, con su pequeña hija.

Su mamá también se fue a vivir cerca de ella, sin embargo, a pesar de la cercanía entre madre e hija, discutían mucho.

Una semana antes de desaparecer, Viri había discutido severamente con su madre, se distanciaron y se dejaron de ver por unos días.

“Ella jamás ofrecía disculpas, raramente en esa ocasión ella fue la que me buscó”, recuerda la madre. “Me empezó a llevar a mi trabajo todos los días, era algo inaudito.”

El 9 de diciembre de 2017, Doña Cata pasó a ver a Viridiana. Acostumbrada a que no le dijera lo que hacía, Doña Cata, la vio como siempre, por la noche caminó a casa de su hija nuevamente, sin embargo, una vecina le informó que no había llegado, estaba con su amiga Andrea. La madre no se preocupó, no había por qué.

Al día siguiente nuevamente le hicieron saber que las amigas no habían llegado a casa. Fue entonces que ya juntas, Fabiola Maribel Martínez García, madre de Andrea Yissel y Doña Cata, fueron a intentar interponer la denuncia por desaparición de sus hijas.

“Han de andar en la feria, o de fiesta, verán que al rato regresa”, fue con lo primero que se encontraron en la Agencia del Ministerio Público de Zumpango. Adrián, el tío de Andrea, quien las acompañaba fue el que exigió interpusieran la denuncia.

Desde el día 10 de diciembre, fecha en que se reportó la desaparición, la madre de Andrea le hizo saber al comandante Espíndola que la jovencita sé comunicó desde un celular desconocido para decirle que ya iba de regreso. Ese teléfono hasta la fecha se encuentra activo.

Ambas familias denuncian que el comandante a cargo se mantuvo omiso. No hizo nada para agilizar las averiguaciones, al contrario, pedía dinero a los padres de las jóvenes para gasolina y otras cuestiones para así poder realizar las indagatorias, sin embargo, nunca aportó nada a la investigación.

Las imágenes de las amigas estaban por todos lados en la zona de Zumpango, en redes sociales empezaron a compartirla las familias y amigos.

El 18 de diciembre de 2017 fue encontrado el cuerpo de Andrea, en un Cárcamo en el camino viejo a Bocanegra S/N, en el Barrio de Santiago, en Zumpango, Estado de México. “Si desaparecieron juntas, deben aparecer juntas” pensaba Doña Cata.

En su desesperación la familia de Viridiana pagó para que gente del pueblo de Zumpango drenará el cárcamo donde fue hallada Andrea.

“Ellos no hicieron nada (las autoridades), no llamaron a protección civil, a los bomberos, nosotros tuvimos que pagar, fueron días agotadores, sin comer, sin tomar agua, nos quedábamos a dormir en los autos, la incertidumbre era absoluta”, comentan ambas madres.

El 21 de diciembre inician con el desazolvé del cárcamo, nada, continuaron los días subsecuentes y no la localizaban. Los ejidatarios ya no quisieron continuar. Llegaba la navidad y había que preparar todo.

El 26 de diciembre Doña Catalina acude nuevamente ahora con diésel, grasa y lo que la gente ocupaba para continuar la búsqueda de Viri.

El 27 de diciembre la encontraron en el mismo lugar, la diferencia: Viri estaba completamente desnuda.

La saña contra Viridiana fue mayor que en Andrea. Aunque ambas fueron asesinadas, con Viri la crueldad fue excesiva.

Viridiana Martínez Juárez tenía 32 años, era madre de una menor de diez que ahora se ha quedado sin su mamá.

A cuatro meses de los terribles hechos las autoridades mexiquenses no han realizado nada por encontrar al o los responsables de los feminicidios de ambas mujeres.

En esta ocasión las familias me comunican del maltrato (revictimización) que les dan el Fiscal Regional de Feminicidios en Cuautitlán México, Agustín López y la Lic. Xóchitl Eunice su MP (Ministerio Público) que se supone su función es “defender a las víctimas”. Me hacen saber de la corrupción que impera en torno al caso.

Doña Catalina fue diagnosticada hace dos años con Fibrosis Medular, la cual se agudizó después de haber encontrado asesinada y dejada como una basura a su hija. La madre estuvo internada 15 días después de enterrar a su Viri.

Juan, el padre de la joven, recuerda: “Siempre me tomaba de la mano para caminar, era muy ligerita, bailaba, reía, se la pasaba tomándose selfies”.

Los padres de Viridiana no han visto jamás la carpeta de investigación, solo les entregaron el acta de defunción. Un papel que no dice nada, sólo está llena de números, otra vez dígitos. En eso queda reducida una vida. Una mujer.

Ambas familias quieren justicia, limpiar las memorias de sus hijas y hacerle saber a todos que ellas no salieron para que las asesinaran, salieron a recoger un dinero cerca de sus domicilios a una plaza comercial. Pero en este país, hasta salir a la tienda a las nueve de la mañana es peligroso.

Los padres de Viri, ya cansados y en la tercera edad, esperan no morir sin ver justicia. Valientes. Están decididos a encontrarla. Aunque en México la justicia ya es una utopía.

Marzo 2018

Quieres contar una historia de feminicidio, desaparición, o intento de feminicidio búscame, ayúdame a visualizarlas.

@FridaGuerrera

#VocesdeLaAusencia

fridaguerrera@gmail.com

 

 

 

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