El viernes 24 de agosto de 2018, María Fernanda Cervantes Hernández se despidió de su mamá, era fin de semana y le tocaba ir a casa de su papá, le dio un beso en la frente y, como todos los días, le hizo saber que la amaba.
Al medio día, Fernanda le avisó a su madre que su papá ya le había mandado el Uber que la llevaría a su casa.
Fernanda y Claudia vivían juntas en Ecatepec de Morelos, Estado de México sí, en el municipio más peligroso para ser mujer en este país.
Ese dís, Fernanda se trasladó a la Unidad CTM Risco, en la Alcaldía Gustavo A. Madero, en la segura Ciudad de México. Ella era la tercera hija de Claudia, la más pequeña, nació el 22 de octubre de 2000.
Aunque sus padres no lograron tener una buena relación como pareja, como padres eran los más amorosos, con una buena y solidad relación con sus dos hijas y su hijo mayor. Fer vivía con su mamá y cada fin de semana acudía con su papá.
“Era una niña desde muy pequeña, entregada a su escuela, siempre de excelentes calificaciones, con una conducta intachable, desde muy pequeña se inclinó por el karate, era ya cinta negra, estudiaba el tercer semestre de la Licenciatura en Criminalística, en la Universidad de Ecatepec, todos los días al llegar de la Universidad, acudía a su entrenamiento frente a mi trabajo, no era una niña que anduviera buscando problemas”, detalla Claudia.
Ese viernes, Fernanda llegó con bien a casa de su padre, con quien también tenía una muy buena relación, el sábado 25, Fernanda pidió permiso a su papá de salir, no tardaría, él le otorgó el permiso.
Pasaron las horas, la hermana mayor de Fernanda, la cual ya vive con su pareja, le marcó, pero ella le respondió a través de mensajes, haciéndole saber que estaba con unos amigos. Llegaron las ocho, nueve de la noche del 26 de agosto, Fernanda no aparecía.
Preguntando cerca de la colonia, el padre y la hermana de Fernanda se enteraron que habían encontrado el cuerpo de una mujer en uno de los andadores, su hermana preguntó a los vecinos si se trataba de Fer, pero los pocos que se atrevieron a responder le indicaron que no era, pues solo vieron que la mujer estaba desnuda y que encima le había dejado la ropa.
Sin embargo, Claudia la reconoció, era el cuerpo de su hija: “me la enseñaron cubierta con una sábana solo me mostraron la cara, les pedí me mostraran los pies, sus piecitos eran inconfundibles, sí era mi nena”.
Fernanda no tenía amigos en la zona, era muy reservada con eso, Claudia no entiende en qué momento conoció a ese sujeto que la llevó a una reunión “de amigos”, muy cerca de la casa de su padre, afortunadamente me hacen saber algunos chicos que acudieron a la “fiesta”, señalaron que Mario Alberto, un sujeto de 27 años, había llevado a Fernanda a la reunión.
Me detallaron que en un momento cuando Fernanda se levantó para irse a su casa, el sujeto salió con ella del lugar, para después aparecer violada y asesinada en un andador muy cerca de la casa de Mario Alberto.
El hombre de 27 años fue detenido el 11 de octubre de 2018 y se encuentra en proceso, sin embargo, Claudia está segura que el individuo no actuó solo: “Frida, mi hija era cinta negra, sabía defensa personal, se habría librado muy bien de un solo sujeto, él no lo hizo solo, estoy segura”.
El caso está catalogado como feminicidio, sin embargo, las autoridades, igual que en cada doloroso caso, mantienen una constante: la revictimización de Claudia y de la misma Fernanda, sugiriendo que Mario Alberto era novio de Fer, cuando es no es verdad.
“Quieren dejarlo así, Frida, ya no quieren investigar más y yo no puedo permitir que suceda eso, porque además estoy segura que no es la primera vez que este sujeto ataca a alguien, me preocupa que siga atacando a más niñas como mi Fer, por eso te busqué, porque necesito que el resto de la gente conozcan que las autoridades de la Ciudad de México, no tienen el más mínimo interés en crear justicia para mi hija”.
Mario Alberto está detenido en el Reclusorio Norte, cuenta con un abogado particular, hasta el momento se ha negado a declarar algo, solo piden prorrogas para dar muestras de su “inocencia”, el juicio está estancado.
“Por eso te busqué, Frida, porque quiero que se conozca lo que este asesino le hizo a mi hija y que las autoridades siguen dándoles siempre privilegios, como si quitarle la vida a mi hija fuera algo que a nadie le importe, también porque hubo una nota donde mencionaron que mi niña tenía una relación con él, eso no es cierto”.
La historia de Fernanda no es muy diferente al resto de las que hemos redactado en este espacio, una niña de 17 años que debería vivir en libertad, con la seguridad de que nada malo le puede suceder, una adolescente sana que creció en una familia imperfecta como muchas la cual no es culpable de lo que le sucedió, una mujer llena de sueños rotos, violada y asesinada cruelmente por uno o varios sujetos por el simple hecho de que no pasa nada o a pocos les importa, donde a diario nuestras adolescente reciben el mensaje claro asesinar a una mujer en este país se puede.
Tenemos que entender que nadie sale de casa buscando ser brutalmente violada, que ninguna andamos buscando que nos asesinen, que queremos vivir con libertad, con seguridad, con tranquilidad.
Que tú hombre, si eres de los que piensan que puedes asesinarnos, debes entender que naciste de una mujer, una mujer como la que decidiste morder, golpear, violar, destazar, calcinar, arrebatar porque te sientes poderoso, porque te sientes dueño de nuestras vidas.
Y debes tener claro que seguiremos levantado la voz, abrazándonos, cuidándonos entre nosotras, en lo que tu aprendes que el problema no somos nosotras, son ustedes y que terminaremos como sociedad, como mujeres, como especie, como mujeres con esa impunidad, sí esa que tranquila se pasea por las calles del aún México indolente.
enero 2019
Eres madre, padre, hermana, hermano, hija, hijo. De una mujer víctima de feminicidio, desaparición, o intento de feminicidio búscame, ayúdame a visualizarlas y contar su historia. Voces de la Ausencia.
@FridaGuerrera
fridaguerrera@gmail.com