El “hombre de palabra”, Andrés Manuel López Obrador, entregará su primer informe de gobierno como presidente de México el próximo 1 de septiembre. Hasta ahora, hemos escuchado y visto sus spots de “no es para presumir pero…” donde celebra que cumple sus promesas.
Pero el balance es diferente a lo que el mandatario ha dicho, quizá con “otros datos”, en sus propias palabras. Porque no sabemos si en su informe vaya a presumir que canceló el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) en el Lago de Texcoco, el Seguro Popular, el programa Prospera y las estancias infantiles… y todo por capricho.
Eso, más recortes presupuestales al deporte, ciencia, cultura y el desabasto de medicamentos, además de haber crecido 0.0% en el segundo trimestre del año, que seguramente es para presumir… Así como el alza en desempleo, homicidios, feminicidios, inseguridad, violencia desmedida y lo que venga en estos días.
No olvidemos los millones de pesos que dio a los centroamericanos, mientras cientos de mexicanos siguen en pobreza, con miedo e incertidumbre en espera del cambio prometido en el país.
Pues eso será el primer informe de la Cuarta Transformación, con datos que deberán ser realistas, basados en el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), y del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, que mide la incidencia delictiva. ¿O va a desconfiar de dichas dependencias y dará sus “otros datos”?
Como siempre, dirá que el gobierno anterior le dejó un “cochinero” que trata de limpiar “de arriba para abajo”, entre otras muchas frases que escuchamos cuando ganó la presidencia, o cuando asumió el cargo en el Zócalo. Andrés Manuel es el hombre de los discursos embaucadores y esperanzadores, sabe cómo encantar al pueblo con palabras que no dicen nada.
La duda es: ¿qué más tiene que informar? ¿No se supone que en sus conferencias mañaneras proporciona información que deben llevar los medios? ¿No dicta la agenda el presidente López Obrador? ¿Con qué saldrá este 1 de septiembre?
Lo que sabemos es que a Andrés Manuel le gusta que aplaudan todo lo que dice y hace, así como que todos deben seguir sus pasos, si no, se vuelven sus opositores o traidores.
Esta semana López Obrador “hizo un Peña Nieto” en su mañanera al cuestionar “¿a poco la prensa no aplaude?”, luego de haberse reunido con Carlos Slim y con el presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Carlos Salazar Lomelín.
No señor. Los periodistas no estamos para aplaudir las decisiones del gobierno federal, para eso tiene a su “pueblo bueno”.
Al final México no va bien y es gobernado por un solo hombre que no escucha más que su voz interna destructora.