Usted es libre de participar el próximo domingo 10 de abril en la consulta de Revocación de Mandato, que en la sombra se ve una ratificación asegurada. Es un ejercicio manipulado, innecesario, viciado, con un mandatario con casi 60 por ciento de aprobación ¿A qué le teme? ¿En realidad está “sólo”?
Andrés Manuel López Obrador se ha quejado que no hay difusión de este “ejercicio democrático”, cuando todo el país tiene anuncios del Instituto Nacional Electoral (INE) promoviendo la participación. Otra cosa es que alguien no haya salido de su Palacio para notarlo.
Sea cual sea el resultado, el titular del Ejecutivo debe cumplir con su mandato hasta el 30 de septiembre de 2024, pues hizo un juramento ante la constitución (para lo que le importa) y cumplir por el periodo que fue electo en 2018.
Pero el partido del presidente, Morena, está nervioso, ya que perdió en las elecciones de 2021 el control total de las cámaras. La mitad de las alcaldías de la capital. Y nunca fue culpa del INE, presidido por Lorenzo Córdova. Es que Andrés Manuel detesta la autonomía e inteligencia de los órganos independientes y la libre decisión de la gente.
Ese INE, que certificó su triunfo en 2018, hoy es su peor enemigo. Históricamente, para López Obrador el Instituto Federal Electoral (IFE), hoy INE, nunca ha garantizado la democracia. No sale de su idea de que hubo “robo” en todos los comicios que ha organizado.
Pero mucho más importante que este ejercicio de la Revocación de Mandato, es la presentación del proyecto legislativo más fuerte del tabasqueño: Una reforma electoral. Y si nos ponemos teórico-paranoicos, el 10 de abril veremos un esbozo de una probable reelección en 2024…
“Que se logre que haya elecciones limpias y libres, y que no haya fraude electoral (…) que encontremos, sí los hay, mujeres, hombres íntegros, rectos, demócratas, sinceros, para que sean los que conduzcan los procesos electorales”, argumentó el mandatario federal ante su iniciativa.
Con esta idea en su tintero, López Obrador busca que ya no haya “jueces con actitudes tendenciosas» en lo electoral. «Consejeros y magistrados que no tengan vocación democrática”, en clara alusión a Ciro Murayama o el mismo Córdova.
Entre los cambios a la ley electoral que propone, se establece que los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial presenten 20 candidatos “verdaderamente independientes, de inobjetable honestidad”, para tener un total de 60 ciudadanos con paridad de género. Quien tenga la mayor cantidad de votos emitidos por parte de la ciudadanía, sería el o la nueva presidenta del INE.
Temible atentado contra la autonomía, independencia y apartidismo. Así, el pueblo es el que va a elegir a los consejeros electorales y a los magistrados de manera directa. Tristemente, una reforma con la que ahora se puede decir “al diablo con las instituciones”.
Irónicamente, el Presidente dice que piensa cómo impulsar esta reforma, y respetar la constitución (¿ahora sí?) para no infringir el periodo de veda (¿la qué?) en los seis estados donde se llevarán a cabo comicios en junio.
Tranquilos morenistas. No se les olvide que el 3 de abril de 2014, la Cámara de Diputados eligió a Lorenzo Córdova como el consejero presidente del INE por un periodo de 9 años, por lo que le queda un año en el cargo. Así se empieza a armar una reforma electoral “como anillo al dedo” para López Obrador y compañía.
De nuestro lado, como ciudadanos, nos queda defender, a capa y espada, al INE y a la democracia que sigue construyendo este país.