A casi un mes de las elecciones, la fuerza de la derecha ya demuestra debilidad y nula respuesta para competir, al menos por el segundo lugar. No es novedad desde que empezó la campaña de Meade, un candidato nada carismático y sin capacidad de diálogo. No levanta argumentos, solo la voz y eso no funciona en la política.
Tanta es la frustración del partido tricolor que a partir de miedo quieren convencer que son la mejor opción. Se exceden en discursos de odio contra rivales que van delante de ellos. Dicen que no debe haber ataques y van dos a cero contra los demás aspirantes.
Nadie ataca al PRI y su candidato ciudadano porque los mexicanos ya están hartos del partido y con eso basta para situarlos en tercer lugar. Sus únicos votantes serán los banqueros, aseguradores y empresarios.
Por cierto, al menos tres empresas ya se pronunciaron contra el miedo de un gobierno disruptivo como, por ejemplo, el de Andrés Manuel. Compañías reconocidas en el mundo ya dijeron lo peligroso de un gobierno populista porque no quieren repetir la historia.
Pero vaya curiosidad, se quejaron de devaluaciones de más de ciento por ciento tanto en 1976 como en 1982, y de empleos perdidos en los gobiernos de Luis Echeverría (1970-1976) y de José López Portillo (1976-1982).
¡Fueron mandatos priistas los que llevaron esa pesadilla a las empresas! ¿Y así se ponen del lado de Meade? ¿Así van a cuidar sus activos?
Es verdad que de ganar López Obrador, existe una incertidumbre de qué le hará a la economía de este país. No obstante, ¿qué les cuesta volver a salir adelante? El triunfo de Andrés Manuel se ve cada vez más cercano y no tienen idea de cómo detenerlo.
Sí, también es cierto que derivado de esta incertidumbre los precios de los bienes y servicios suben y no se puede adquirir lo mismo de antes con el mismo dinero. Pero estas empresas comprometen la estabilidad de sus empleados pensando en sus ganancias en el retail.
Miedo, otra vez, con frases como: “te van a correr porque ganó López Obrador y está pegando a las finanzas de la compañía”. Entonces, en lugar de exclamar sobre los peligros de un gobierno populista, deben trabajar por un plan de contingencia ante los riesgos de la incertidumbre económica. Eso se planea desde arriba y diariamente.
Así entonces la campaña de Meade y empresarios contra un AMLO que no pasan, pero deberán tolerar en víspera de su triunfo el 1 de julio. A menos que quieran causar una tragedia electoral y Anaya gane, porque el del PRI solo ha sido un buen servidor público por veinte años.
Utilidades ardientes
Esta semana se lleva a cabo el Hot Sale donde ofertas, promociones y descuentos exorbitantes terminarán con las utilidades recibidas por los trabajadores. Cuidado con lo que compran, no se endeuden con más de lo que ganan porque van a vender lo que necesitan por pagar lo que no urgía. Menos aún si se encarece todo con la llegada al poder de ya saben quién.