Columna Rota: Zora solo soñaba con ser feliz

11 marzo, 2019

Zora Elizabeth Carrillo López, la hermana más pequeña de Felipe, Luz Marina, Nadia Verónica y Joel Crispín, era madre de una pequeña de dos años, tenía 29 años y muchas ganas de ser feliz, porque se lo merecía, esa fue la última frase que le dijo a su familia.

Nacida el 29 de agosto de 1989, en Matamoros, Tamaulipas, de padres que fincaron una familia de hombres y mujeres fuertes, que trabajaban siempre por vivir mejor siempre mejor.

Zora es descrita por su familia como una mujer siempre llena de vida, feliz, amaba cantar karaoke (El viejo del sombrerón), bailar, buscando dar a quien lo necesitara, amante de los animales, reía, siempre reía.

Realizar una entrevista vía telefónica siempre es difícil, la contención que se debe dar no es la misma que cuando es presencial, la madre de Zora ni siquiera pudo hablar, el dolor rapaz le apagaba la voz, el día que intentamos conversar fue tanto el sufrimiento que antes de poder hacerlo tuvo que acudir al panteón para nuevamente decirle cuanto la extraña, cuanto lamenta no haber estado a su lado cuando la necesitó. Horas más tardes logramos hablar, toda su familia tenía algo hermoso que decir de ella, y no porque está muerta, sino porque es real.

Zora era una buena mujer que solo buscaba la felicidad. Era el sostén de sus padres, vivía con ellos, ya había construido su hogar en la parte alta de la morada paterna, independiente de ellos, le estaba formando un cobijo a la pequeña Génesis, la bebé que fue el principio de su dicha total, paradójicamente el último cumpleaños de la nena ya no lo pasó viva con ella.

La última noche que convivió la familia con Zora fue una diferente, sin fotos, sin publicaciones en redes sociales (Y eso que Zora, no se despegaba de ellas), ese día fue como si ella supiera que iba a ser la última vez que la verían con vida, expresamente les pidió a sus hermanos que cuidaran a sus papás. Fue una noche hermosa, bailaron, rieron, y se despidió de todos, porque ya se iba a ser feliz. Tomó todos sus muebles, juguetes de la niña, vendió su camioneta, todo se llevó.

Zora se enamoró, ese amor la hizo viajar a la Ciudad de México. Tenía tres semanas viviendo en la capital, estaba enamorada, su pequeña siempre a su lado.

El 16 de octubre de 2018, les avisaron a los hermanos de Zora que la joven madre no era localizada desde el 15 de octubre, ese día había sido encontrada asesinada en un canal de aguas negras. Ahí se derrumbó todo.

La joven de 29 años vivía en Iztapalapa y su cuerpo fue encontrado en San Lucas Amalinalco. Chalco, Estado de México.

Los hermanos de Zora únicamente vinieron a recoger su cuerpo, los trámites concluyeron el 18 de octubre para que sus restos fueran trasladados a su natal Matamoros, Tamaulipas. Hasta ahí llegó el sueño de ser feliz.

Las autoridades aún siguen investigando qué le sucedió a Zora, las líneas de investigación se agotan, la familia atrapada en la distancia del lugar dónde ella fue localizada sin vida, inerte, desecha como algo que no sirve, a kilómetros solo esperan que una vez más las fuerzas de cada uno de ustedes se sumen para buscar justicia por la mujer amante de la vida que buscó la felicidad. Que creía en la bondad humana y que tal vez esa creencia la hizo ser arrebatada de la vida.

Se ha optado mucho por hablar desde las mujeres asesinadas, como si ellas redactaran su vida. Aquí lo que en base a lo que la familia de Zora nos relató, nos atrevemos a tomar para redactar desde Zora su voz y hacerte ver lo que tal vez sucedió.

Me llamo Zora Elizabeth, soy madre de mi gorda, una hermosa nena que el 16 de octubre cumple años, el amor de mi vida, ella solo tiene dos años, pero sueño con verla crecer, y reír, siempre reír a mi lado. La amo, así como amo a mis hermanos, hermanas y padres.

Un día, a finales de septiembre de 2018, decidí mudarme a vivir con quien creo fue el último hombre al que pude amar.

Empecé a ser más feliz que de costumbre, era muy amiguera me encantaba hablar con las personas, aunque adoraba también a esos seres peludos que nos hacen la vida más llevadera.

Cuando me mudé a la Ciudad de México realmente creí que mi sueño más preciado, ser feliz se concretaría. Eso le dije a mi madre al despedirme de ella, que merecía ser feliz.

Hoy es 16 de octubre mi beba cumple tres años y también hoy alguien decidió que mi vida llegaría a su fin. No sé porque me han escogido a mí. Tengo miedo, me llevan a donde no conozco, me aterra pensar en lo que pueda pasarme. Mi niña, qué va a ser de ella, quién la amará, la guiará, la cuidará. Mi esposo avisó unas horas antes a las autoridades que no me encontraba, me buscan, me llaman, pero ahora ya no puedo responderles.

Encontraron mi cuerpo en un canal de aguas negras, en el Estado de México. Tengo frío, no sé aún que pasa, me estrangularon y me dejaron ahí, aniquilada, sin vida. Hoy solo espero que no creas que yo busque mi feminicidio, que entiendas que en este país no nos asesinan por celos, no nos asesina por busconas, no nos aniquilan porque lo merecíamos, nos devastan porque pueden, nos exterminan no por vulnerables, sino porque necesitan ejercer su poder, nos asesinan por la impunidad que hay en México.

Sí, hoy 19 de octubre de 2018, me están sepultando después de que me asesinaron, necesito que te cimbre mi aniquilación y que te unas a esta narrativa, que lo cuentes tú, porque ya no estoy para hacerlo. Que lo grites tú, porque a mí me arrancaron la voz, la vida, y mi sueño más preciado. Ser feliz.

                                                                                                           marzo 2019

Eres madre, padre, hermana, hermano, hija, hijo. De una mujer víctima de feminicidio, desaparición, o intento de feminicidio búscame, ayúdame a visualizarlas y contar su historia. Voces de la Ausencia.

@FridaGuerrera

fridaguerrera@gmail.com

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