La caída de Luiz Inácio “Lula” da Silva

El domingo pasado, el ex presidente de Brasil, Luiz Inácio “Lula” da Silva, pasó su primera noche en la cárcel por una condena de 12 años por corrupción. Sin duda es algo que ha llamado bastante la atención en la comunidad internacional.

El caso contra Lula es parte de la investigación de corrupción “Car Wash” (lavado de autos), que ha encarcelado a varios ejecutivos y políticos, y ha puesto en una situación difícil a varios gobiernos de diferentes países, entre los cuales se encuentra Brasil.

Lula había pedido que se demorara la sentencia mientras se seguía apelando contra su condena, que fue dictada en julio pasado. Pero el jueves, después de diez horas de debate, el Tribunal Supremo rechazó su petición por un voto: cuatro contra cinco.

El mes pasado, la firma de encuestas “Datafolha”, realizó una encuesta donde se encontró que más del 80% de los brasileños encuestados creían que Lula sabía sobre la corrupción en su gobierno, y cerca del 50% querían verlo encarcelado.

Sin duda esto explica, al menos en gran medida, el por qué no ha habido manifestaciones masivas populares, y, por el contrario, sólo se han presentado protestas esporádicas.

Lula se entregó a la policía el sábado por la noche. Los brasileños vieron imágenes televisadas en todo el país de cómo un convoy policial guiaba a Lula a un helicóptero y luego a un avión en un aeropuerto de Sao Paulo, desde donde lo llevaron a la ciudad sureña de Curitiba para comenzar a cumplir su sentencia.

«No estoy por encima de la ley. Si no creyera en la ley, no habría comenzado un partido político. Hubiera empezado una revolución», afirmó Lula.

Fuera de la cárcel lo esperaron decenas de simpatizantes, los cuales se enfrentaron con oficiales que usaron granadas paralizantes, gas lacrimógeno y balas de goma para dispersar a la multitud.

¿Qué podemos esperar?

«Lula sigue siendo nuestro candidato, porque es inocente, y porque es el principal candidato para convertirse en el próximo presidente de Brasil«, dijo el líder del Partido de los Trabajadores, el senador Gleisi Hoffmann.

Si bien la opinión pública brasileña se encuentra dividida, lo cierto es que Lula todavía lidera las encuestas.

No obstante, según la ley electoral brasileña, un candidato tiene prohibido postularse para un cargo durante ocho años después de ser declarado culpable de un delito. Entonces, ahora aparentemente tiene prohibido postularse para las próximas elecciones generales de este año.

Raras excepciones se han hecho en el pasado, y la decisión final sería tomada por el Tribunal Electoral Superior, siempre y cuando, Lula presente oficialmente su candidatura.

Según algunos analistas, su encarcelamiento elimina a la figura política más influyente de Brasil y líder de la campaña presidencial de este año, ampliando así la carrera, y dejando una incertidumbre para el próximo gobierno brasileño. Aunado a ello, parece que también se está marcando el final de una era para la izquierda de Brasil

«Su espíritu es lo suficientemente fuerte como para aguantar y está seguro de que el pueblo brasileño continuará movilizándose por su libertad», dijo Paulo Teixeira, un congresista del Partido de los Trabajadores que representa a Sao Paulo.

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