“Todos nos vamos a morir, ¿pero por qué así, por qué con tanta saña?”, Jacky, hija de María Teresa.
Desde hace poco más de un mes el país se detuvo por una pandemia que tiene asustados a la mayoría que se encerró en su casa, ante el temor de ser «contaminados» y con esto perder la vida.
El 23 de marzo de 2020 ya se estaban tomando medidas para evitar contagios, ese mismo día, en medio de la soledad de un hogar, una mujer fue asesinada e invisibilizada como muchas y a casi nadie le indignó.
Alta, siempre arreglada, llena de energía, corredora, amante de sus pitbull, independiente, cosmetóloga profesional, una mujer en la plenitud de la vida en la que solo era feliz, así me describe Jackie a María Teresa Espinosa Cervantes.
Jacky es la hija mayor de María Teresa, acudí a visitarla el 4 de abril, sí, rompiendo las medidas de sana distancia, la visité en su domicilio, donde una vez más hablamos con el dolor, escuchar nuevamente la voz de otra familia más, «nos mataron a todos».
Su casa se encontraba en Tizayuca, Hidalgo, María Teresa era madre de dos hijos, estuvo casada con el padre de sus hijos muchos años, algo pasó que decidieron terminar su matrimonio.
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La pareja mantenía una muy buena relación, «jamás hubo problemas entre ellos, de hecho la única que hasta ese 23 de marzo le cortaba su cabello a mi papá era mi mamá».
Atenta, escucho el relato de Jacky, acompañado de lágrimas que inundan sus bellos ojos claros y con sonrisas llenas de dolor al recordar a su madre.
«Irradiaba energía, fuerza, siempre nos enseñó a ser independientes, no se dejaba de nadie, defendía todo lo que amaba con las uñas, por eso no entiendo qué sucedió con Ricardo, su última pareja».
«Lo conoció cuando empezó a correr, hace como cinco años, el sujeto la pretendía desde el primer momento, mi madre era muy reservada, sin embargo, me dijo, aproximadamente en junio del 2019, que le daría una oportunidad a Ricardo, obviamente mi madre era una adulta y yo no era nadie para decirle que sí y que no hacer de su vida».
El último día que Jacky vio con vida a su mamá fue el 16 de marzo, el día de su cumpleaños 56, ese día solo desayunaron.
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«Frida, yo ya te seguía, de hecho mi mamá iba a acudir conmigo a la marcha del 8 de marzo, pero su auto no podía circular. No me di cuenta de las señales que había y que no vi, precisamente porque la conocía, porque sabía que era muy fuerte y que no iba a permitir jamás que nadie la lastimara le creía siempre», se reprocha Jacky.
“Antes de él, mi madre siempre estaba impecablemente arreglada, bien vestida, se cuidaba mucho por sus maratones, de hecho me decía a mi que por qué no corría, cuando empezó ese sujeto a vivir con ella su arregló sufrió un cambio, dejó de arreglarse igual”.
“De repente le veía moretones y cuando le preguntaba me decía que el perro la había tirado, o que se había pegado sin darse cuenta. Antes venía a verme seguido, se quedaba en mi casa, comíamos, salíamos juntas, luego dejó de hacerlo, ya casi no venía y si lo hacía era de entrada por salida, y yo no me di cuenta que algo sucedía».
El 23 de marzo sucedió lo que ninguna familia espera que suceda. Una vecina de su madre contactó a una de sus primas por redes sociales, le pidió que fueran al Ministerio Público, ella le notificó, Jacky pidió el contacto y llamó.
Jacky se trasladó al domicilio de su madre, el mundo se vino encima, según la información que le dieron los vecinos, Ricardo había golpeado salvajemente a María Teresa, los escucharon discutir como a las tres de la mañana, llamaron a la guardia privada del Fraccionamiento donde vivía, tocaron la puerta por más de una hora no les abrían solo escuchaban los gritos de súplica de la mujer.
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Cuando por fin el infame abrió la puerta les aventó los perros pitbull, eso lo ayudó a salir de la casa. Los vecinos la vieron ahí, en medio de un charco de sangre.
Ricardo intentó huir, los guardias de seguridad, que ya habían pedido el apoyo de la policía municipal, intentaron evitar que huyera. El sujeto se llevó la camioneta propiedad de Teresa, en la huida, embistió la puerta de seguridad del lugar y enfiló sobre una calle en sentido contrario, chocó y volcó el automóvil, eso fue lo único que detuvo su intento por evadir la justicia.
En la camioneta yacía el sujeto medio desnudo, lleno de sangre, fue puesto a disposición de las autoridades.
Lo que Jacky vio después es demasiado desgarrador para ser narrado, «Frida mi mamá tenía más de 64 lesiones, entre golpes, puñaladas, fue demasiada la saña, no podía creer que fuera mi mamá no se parecía a ella, estaba muy hinchada, lastimada, cuando la vía me mostraron primero sus tatuajes, ‘yo amo correr’ y dos corazones, idénticos a los míos, era mi mami».
Ya se llevaron a cabo dos audiencias, en la segunda audiencia el juez narró cada una de las lesiones y la causa de muerte de Teresa, «él empezó a llorar, me dieron ganas de pararme y golpearlo, su cinismo asesinó nuevamente a mi mamá».
Ricardo ya se encuentra vinculado a proceso por feminicidio.
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«Fuimos juntas a ver a Guns N’ Roses, Rammstein, Metallica, era fan número de Kiss, teníamos muchos planes juntas, quería poner un spa, yo soy fisioterapeuta, ella una gran cosmetóloga, hubiera sido todo un éxito, porque así era todo lo que ella emprendía, Ricardo ya no lo permitió, nos la arrebató, mi padre está deshecho, mi hermano, toda la familia, y lo único que queremos es justicia, sé que aunque pasé 100 años en la cárcel no va a regresar mi mamá, pero jamás volverá a lastimar a ninguna otra mujer».
Escuchar a Jacky, abrazar su dolor, sentir su impotencia y su llanto en ocasiones contenido me hace comprender tristemente que no se ha entendido nada de lo que por años se ha gritado.
Queremos que ya no exista una mujer más que nos arrebatan, una familia más sumergida en la eterna lucha por justicia, ahogada en el infierno de ser asesinada junto a la mujer que aman.
Desde el 19 de marzo que murió el primer paciente de la COVID, en México, se han cometido en este país 181 feminicidios y 60 homicidios de mujeres, 241 mujeres en total han sido asesinadas en un mes en un país donde se sigue negando que el feminicidio también es una emergencia nacional y debe ser tratada como eso.
Veamos que nos dice la secretaría de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, el próximo 24 de abril en su «informe mensual» sobre el tema de Violencia de Género, que además se llevará a cabo por videoconferencia, porque deben respetar la sana distancia, no así la Secretaría de Salud y mucho menos el Presidente que siguen realizando conferencias presenciales. Este no es un tema tan importante como para ser tratado de la misma manera. Ese pareciera es el mensaje.
22 de abril 2020
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