Rodrigo GutiérrezDurante la última década, los niños y jóvenes han estado expuestos en medio de una guerra y las consecuencias que ésta genera, una situación de vulnerabilidad de la cual el Estado mexicano no ha logrado ponerlos a salvo.
Hace ya casi doce años del inicio de la llamada guerra contra el narco, inaugurada por Felipe Calderón y continuada por Enrique Peña Nieto, una estrategia de seguridad de la cual los niños y jóvenes mexicanos no quedaron exentos.
Pobres, reclutados por el crimen, muertos o desaparecidos, los jóvenes y niños en México viven en un presente que no les ofrece futuro alguno.
Primero, la pobreza
En México, la mitad de los niños y adolescentes se encuentran en pobreza, así lo señala el “Informe de evaluación de la política de desarrollo social 2018” del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
El Coneval detalla que existen alrededor de 40 millones de menores en México, de los cuales 20.7 millones viven en hogares que experimentan algún tipo de pobreza.
La situación empeora en el caso de los menores indígenas, donde casi el 80% se encuentra en condiciones de pobreza.
Esto en un país donde la pobreza aumentó en 600 mil personas en seis años, al pasar de 52.8 millones de pobres en 2010 a 53.4 millones de mexicanos en la misma situación para 2016, de acuerdo con los últimos datos del Coneval.
Las entidades con más personas en situación de pobreza son: el Estado de México, Veracruz, Chiapas, Puebla, Oaxaca, Michoacán, Jalisco, Ciudad de México, Guanajuato y Guerrero.
Estos diez estados suman 36.3 millones de personas en condiciones de pobreza, lo que representa el 68% del total de pobres que hay en el país.
De la pobreza a la violencia
Y es la pobreza la que termina derivando en la violencia, por lo menos así lo muestran los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
Pues siete de los diez estados con más pobreza se encuentran también entre las entidades más violentas del 2017.
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Son Guerrero, Estado de México, Veracruz, Jalisco, Michoacán, Guanajuato y la Ciudad de México, las entidades con más pobres y asesinatos en el considerado año más violento del que se tenga registro.
Estos siete estados suman 12 mil 353 víctimas de homicidio doloso, lo que significa el 43% de las 28 mil 730 personas asesinadas durante el 2017.
El reclutamiento del crimen organizado
Ecatepec, en el Estado de México, es el municipio con más personas en situación de pobreza de acuerdo con el Coneval.
A su vez, Ecatepec es uno de los diez municipios donde sus habitantes más se sienten inseguros, según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) 2018 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi)
En el mismo municipio, a uno de cada diez estudiantes de nivel secundaria le han ofrecido trabajar para el crimen organizado.
Así lo señala un estudio realizado por el laboratorio “Pobreza, Violencia y Gobernabilidad”, de la Universidad de Standford, junto con la organización no gubernamental Cauce Ciudadano.
El estudio también muestra la facilidad para obtener drogas para lo menores. Dos de cada 10 estudiantes calificaron de “fácil o muy fácil” conseguir inhalantes dentro de la escuela.
Mientras que para uno de cada diez, conseguir marihuana, cocaína, piedra, tacha, ácidos y cristal en las instalaciones educativas es “fácil o muy fácil”.
Para muchos jóvenes, la escuela también podría ser un escenario difícil. Uno de cada diez estudiantes de secundaria se siente inseguro en la escuela. Mientras que el 60% dice estar solo en la secundaria y 20% asegura que se juntan en «pandilla».
El informe detalla: «Pertenecer a una pandilla está relacionado con actitudes y comportamientos violentos, al igual que con la posibilidad de ser reclutado por el narcotráfico o de ser víctima de acoso policial».
Otra de las amenazas es la normalización de la violencia. Casi la mitad de los adolescentes reportó que se escuchan disparos en su colonia, así como la presencia de pandillas.
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Extorsión y asaltos, los delitos que más se perciben en el entorno social donde viven.
Al menos 21% de los estudiantes de secundaria está de acuerdo con la frase «Prefiero vivir de prisa, aunque muera joven».
Sobre la corrupción, 37% de los jóvenes coinciden en que «El que no tranza, no avanza», así como el 21% piensa que «primero los golpes y luego las palabras».
Las peleas (41%), el uso de armas blancas (21%) en éstas y el comportamiento violento entre amigos (27%) también es una constante en los adolescentes mexiquenses.
Estas «actitudes a favor de la violencia», detalla el estudio, aumentan el comportamiento violento en los jóvenes.
El informe sólo aborda a un municipio de todo el país, pero la problemática llega a gran parte de México, así lo ha señalado la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Los cárteles de droga y otros grupos criminales en México están reclutando forzosamente a niños y jóvenes, particularmente a los de origen indígena, sostuvo en noviembre del año pasado Victoria Tauli-Corpuz, relatora Especial de la ONU sobre los derechos de los pueblos indígenas.
Para estos menores, mencionó Tauli-Corpuz, la opción a elegir es unirse al crimen o la muerte: “En zonas afectadas por la producción y tráfico de drogas, la única elección que les queda a los jóvenes es unirse a estos grupos criminales o ser torturados, desaparecidos o asesinados“.
Morir siendo niño
Del derrame de sangre que ha dejado a su paso la llamada guerra contra el narcotráfico, los niños y adolescentes no se han salvado.
De 2006 a 2016, 12 mil 563 menores de 18 años han sido asesinados en México, de acuerdo con el Inegi.
Los menores de 15, 16 y 17 años son las principales víctimas del homicidio dolosos contra niños y adolescentes en el país.
De este rango de edad, al menos 7 mil 906 jóvenes han sido asesinados en diez años, lo que representa el 62% de las víctimas menores de 18 años.
Sin embargo, hay una peor situación en la que se encuentran los niños y jóvenes en México: Desaparecidos.
En el país hay oficialmente 35 mil 417 personas desaparecidas, de las cuales 7 mil 984 son menores de 19 años.
Esto de acuerdo con el Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED).
Los datos arrojan que dos de cada 10 desaparecidos en México es un niño o joven menor de 19 años.
Las entidades con mayor número de personas desaparecidas son: Tamaulipas, Estado de México, Jalisco, Sinaloa, Nuevo León, Chihuahua, Puebla, Coahuila, Guerrero y Sonora.
Estos diez estados suman el 78.6% del total de desaparecidos en todo el país.
Y al menos seis de esta decena también están entre los estados con más asesinatos y pobres de México.
El Estado de México, Jalisco y Guerrero, que aparecen tanto en el top de pobreza y violencia; Sinaloa y Chihuahua, también en las entidades con más asesinatos; y Puebla que tiene un lugar en los estados con más pobres.
Así es como la receta se repite, así como el destino que le espera a varios niños y jóvenes mexicanos: pobreza, crimen y muerte.
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