En una entidad donde el 77% de la población no cuentan con automóvil propio, como lo señalan el Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo (ITDP, por sus siglas en inglés) y la asociación civil El Poder del Consumidor, el uso del transporte público es imprescindible.
Los altos costos, la inseguridad constante y la ineficiencia tanto de los operadores, como de las unidades y las rutas, ha convertido al traslado a través del servicio público de transporte en el Estado de México en todo un suplicio.
Esta es la tercera de tres partes en las que Froji expone la situación en cuestión.
Lee aquí la segunda parte y acá la primera parte
Costoso: de las tarifas más altas del país de un transporte público no tan público
Como gran parte de los mexiquenses, Consuelo viaja todos los días a la Ciudad de México a trabajar. Residente del municipio de Coacalco, ella sale de su casa antes de las 9:00 horas de la mañana. De su hogar aborda un taxi hacía la avenida José López Portillo, el cual le cobra 10 pesos y lo toma por seguridad pues el tramo, aunque sólo es de un kilómetro, no te da garantía de llegar hasta tu destino si lo recorres caminando.
Ya en la López Portillo, Consuelo toma una combi hacia Indios Verdes, que cobra 12 pesos. Posteriormente, usa el Metro que la lleva hasta su lugar de trabajo, cerca de la estación Chapultepec de la Línea 1.
De regreso, el viaje era el mismo. Tomar el Metro hasta llegar a Indios Verdes, donde sube a la combi y finalmente en un taxi llega a la puerta de su casa. Tres transportes distintos para llegar a su destino, lo que significa un gasto de 54 pesos por día.
Sin embargo, la inseguridad constante que Consuelo vivía en sus viajes hacía la terminal del metro provocó que cambiara de ruta.
Ahora, en lugar de tomar la combi, se sube en la avenida José López Portillo al Mexibús, que cobra 6 pesos. Llega a la estación Lechería que hace trasborde con el Tren Suburbano, el cual tiene un costo de 16 pesos. Finalmente, llega a Buenavista donde toma el Metro que por 5 pesos la lleva hasta Chapultepec. Lo mismo hace de regreso. Ahora el costo del viaje diario pasó de 54 a 74 pesos.
El gasto de Consuelo, que en un principio ya era alto, aumento a casi un día de salario mínimo, es decir de 80 pesos.
Como Consuelo, los mexiquenses, además de arriesgar la vida al recurrir al transporte para llegar a su destino, no sólo por los altos índices de asaltos sino también por las negligencias de los choferes, tienen que pagar uno de las tarifas más altas del país.
El promedio del precio en el transporte público en México es de 6.60 pesos. Mientras su vecino, la Ciudad de México, se ubica como la entidad con el menor costo en materia, con 4.50 pesos, el Edomex figura en el cuarto lugar (compartido con Baja California, Baja California Sur y Coahuila) de los estados con la tarifa más alta del país con 8 pesos el pasaje mínimo, sólo por debajo de Querétaro (8.50 pesos), Tamaulipas (9 pesos) y Nuevo León (10 pesos).
En cinco años, de 2008 a 2013, la tarifa de transporte público pasó de 4.50 a 8 pesos, lo cual representa un aumento del 78%.
A diferencia de estados como Tlaxcala, Tabasco y Nayarit, en el Estado de México no existe algún tipo de descuento oficial para estudiantes o adultos mayores, el cual ayude a que el gasto en transporte sea menor, pues en palabras de la senadora Ana Lilia Herrera Anzaldo, presidenta del Grupo Mexicano de Parlamentarios para el Hábitat, los mexiquenses gastan hasta el 25% de sus ingresos en transportarse.
Además, de acuerdo con el estudio “Estado de México: Movilidad 2025”, realizado por el Centro de Transporte Sustentable (CTS), 63% de los pobladores de la entidad ocupa de dos a cuatro transportes en sus recorridos, en tanto, 31% emplea cinco o más.
El mismo estudio señala que un usuario con un recorrido normal, casa-trabajo-casa, puede tardar en el tráfico aproximadamente cuatro horas de su día, lo cual representa una pérdida diaria de 30 millones de pesos en traslados a la Ciudad de México debido a 1.5 millones horas-hombre desperdiciadas.
Por otro lado, los operadores, argumentando un servicio “directo”, cobran precios unitarios elevados; casos como la ruta que va de San Cristóbal, Ecatepec, a metro Cuatro Caminos en los límites de la Ciudad de México, la cual tiene una tarifa de 16 pesos –dicha cifra significa el doble del costo mínimo y un peso con cincuenta centavos más de acuerdo con el precio máximo registrado por la pirámide tarifaria de la ruta- sin importar donde subas, ni bajes; de igual forma las combis de la ruta 68 que salen del Metro La Raza a diversos puntos del municipio de Coacalco y Tultitlan, para arribar al metro cobran de acuerdo a lo establecido, pero de la ciudad al estado te cobra 15 pesos sin importar tu bajada.
Asimismo, diversas rutas que parten de la capital del país hacia la entidad mexiquense los hacen, sin respetar el costo del viaje por kilómetro.
Los conductores de las unidades no mantienen a la vista dicha pirámide tarifaria, lo que les facilita hacer el cobro que apetezcan. La falta de ésta en un lugar visible, así como la alteración del cobro de la tarifa, es una falta grave al reglamento.
Asimismo, ante el alza de los precios del combustible, usuarios del transporte público han denunciado un aumento no autorizado por parte de los operadores, quienes cobran a 10 pesos el pasaje mínimo que debe ser de 8 pesos, así como el incremento de los costos en diferentes trayectos.
Las empresas encargadas del servicio son concesionarias o permisionarias, por lo que el gobierno no ofrece del todo el servicio, a eso se debe la carestía del mismo. Al ser otorgado mediante una empresa privada, sin una administración gubernamental, ni precios subsidiados, el transporte público ya no lo es tanto, pues en realidad no busca satisfacer las necesidades de los usuarios.
El exsecretario de Movilidad del Estado de México, Isidro Pastor, expresó al ser cuestionado sobre el importe elevado del transporte público que el precio de “la tarifa es muy relativa […] el costo depende de la calidad de la prestación del mismo”.
“Si hubiese camiones que solamente llevaran el cupo de las personas que pueden ir sentadas, el precio obviamente aumentaría y abría mejor calidad de éste”, declaró Pastor.
Y agrega: “debemos de preocuparnos para generar un transporte con un costo justo, ¿Cuál es el costo justo? Tendríamos que hacer la rediciones, dependiendo de las distancia y de la implementación de las tecnologías”.
Isidro Pastor defiende la relatividad del costo del transporte de esta manera: “Si una persona vive por donde no pasa el Mexibús o alguna otra ruta, tiene que tomar un taxi, dos o tres unidades, y al final para llegar al metro Indios Verdes o al metro Cuatro Caminos o cualquiera que sea su destino, pues sí, la tarifa base marca ocho pesos, pero con los transbordes termina gastando 25 o 30 pesos, entonces el transporte ya no fue tan barato, el costo de éste no subió, sino que le pareciera elevado a la persona por la falta de rutas.”
Al cuestionarlo sobre el costo elevado de la tarifa del servicio público en comparación a otros estados, el exfuncionario respondió: “son condiciones muy distintas, habría que revisar”.