Quizá debas buscar un nuevo amor,
Uno que no llore en tu ausencia,
Que no te piense de mañana,
Ni mucho menos antes de la siesta.
Que no te sueñe cada noche
Caminando entre cerezos,
Que no deseé a cada instante
Cientos de miles de tus besos.
Que no confunda tu piel de nata y satinada
Con la dulce calidez de la mañana,
Ni tus enormes ojos de miel tostado
Con la primera taza de café temprana.
Que no vea en tu cabello
El vaivén de las nubes por la madrugada,
Ni mire en tu cuerpo de destello
La más cómoda de las almohadas.
Que no anhelé perderse en tu vientre cada vez que dormía
Y que al abrirse tus ojos para él no comience su día.
Que no te repita su sentir con elocuencia,
Ni que sea torpe en el arte del amor,
Que no deje todo para después,
Ni que siempre te esté pidiendo perdón.
Que no caiga en la demencia
Cada vez que intenta besarte,
Ni que casi rompa tus huesos
Al momento de abrazarte.
Que no te dedique canciones
Que no puede escribirte,
Ni que garabateé poemas sin tones
Poco antes de dormirse.
Que no piense en el futuro
Cada vez que hablas del pasado,
Ni que te haga promesas
Como un loco enamorado.
Alguien que llene tu corazón enorme
Con calidez, sensatez y honor,
Y no un loco incomprendido
Que se cree el santo patrono del amor.