El espectáculo del viejo PRI

21 marzo, 2017

En la parte superior del recinto, un grupo de personas, que se identifican con una playera rosa en tono suave, distribuidos de forma estratégica entre la zona de gradas que conforman el Auditorio Metropolitano de Tecámac, alientan a la gente a gritar, aplaudir, a echar porras «al amigo Enrique».

En los balcones del inmueble, las mantas gigantes dan la bienvenida al hijo pródigo de Atlacomulco, al señor presidente «que ha impulsado el desarrollo del Estado de México».

Es el 10 de marzo de 2017, y alrededor de 11,000 personas, en su mayoría mujeres, abarrotan el auditorio; gran parte de los asistentes llevados al sitio con el método priista por excelencia para llenar inmuebles y presumir de gran asistencia a los eventos convocados por sus militantes.

Alrededor de las 12:30 horas, Enrique Peña Nieto hizo aparición en el recinto, mismo que según el periódico Reforma costó 40% más de lo planeado, y tuvo 8 meses de retraso en su terminación.

A la prensa, externaron la invitación para el evento inaugural del auditorio, así como para ser testigos de la firma de un “Pacto por la Vivienda” con el que se busca mantener el ritmo de esta industria. Sin embargo, al iniciar el evento, aquello se pareció más a un inicio de campaña en el Estado de México.

Al poner el primer pie en la arena, como cuando era candidato, Enrique Peña Nieto de inmediato emprendió su andar cercano a la gente. La multitud del recinto comenzó la ovación, incitada no por la espontaneidad de los presentes, sino por estos personajes colocados en toda la arena y que al parecer, su misión se concentró en servir como un animador de fiestas.

El mandatario mexicano correspondió el gesto con señas y abrazos a las personas que más cerca tenía. Conforme avanzaba hacia la parte baja del inmueble, la gente intentaba acercarse. El presidente sin mayor objeción, dejaba que las muestras de cariño “de los espontáneos”, “de su pueblo” lo inundarán.

Como una estrella de pop que se pasea por el recinto donde se presenta, Enrique Peña Nieto saludaba y se acercaba; los asistentes buscaban el abrazo, darle la mano, y en el mejor de los casos llevarse la foto con el personaje.

En mi entorno por lo menos se pueden identificar a 2 personas, que no tienen esta playera rosa, pero que también juegan a incitar a la gente, hacer que los asistentes, a la menor provocación, vitoreen al presidente, ese que a enero, tras el llamado gasolinazo, alcanzó 86% de desaprobación de la ciudadanía.

“Una porra al amigo Enrique…Chiqui ti bum a la bim bom ba, Enrique, Enrique, ra, ra, ra”. Esta rutina se repitió en cientos de ocasiones en el auditorio: el presidente movía la mano, incitaban a la porra; el presidente, se tomaba una foto, incitaban la porra; el presidente se limpiaba el sudor, incitaban la porra; en fin, que cualquier gesto o movimiento del mandatario mexicano, acusado de llegar a la presidencia con un despliegue de compra de votos, era suficiente motivo para engrandecerlo con alabanzas.

En una primera parada, Enrique Peña Nieto llegó a la parte baja del recinto, no podía dejar de agradecer a la gente que pasó más de 1 hora afuera del auditorio para ingresar y aplaudir su presencia. En un arranque de euforia, el presidente trepó por el barandal de una de las gradas instaladas, para tener un mayor acercamiento con “su gente”. El gesto, elevó las ovaciones para el presidente.

El espectáculo de los abrazos, las fotos, y la entrega de cariño por parte de los asistentes duró alrededor de una hora. Al mandatario mexicano le pareció buena idea pasearse por todo el recinto, para que fila por fila, sección por sección, pudiera agradecer a la mayor cantidad de gente posible con un gesto o saludo de mano.

Al igual que en 2012, en el acto le apostaron a abarrotar el recinto con mujeres, esas, que según la secretaría Rosario Robles “son las novias del presidente”.

 

“Las novias del presidente”

Inició el evento formalmente, y los alabas hacia el presidente continuaron.

Eruviel Ávila Villegas, gobernador del Estado de México, fue el primero en tomar el micrófono. Antes de cualquier cosa, el jefe dal ejecutivo estatal, arengó a la gente para dar calurosa bienvenida al presidente: “¡Enrique, Enrique, Enrique!”, vociferó por el micrófono con una respuesta inmediata del recinto que siguió con el vitoreo.  

“Gracias señor presidente por estar una vez más en este gran estado estado que lo vio nacer, este gran estado al que usted ha servido, y que sigue sirviendo desde la presidencia de la República.

“Quiero que sepa que sus paisanos, las y los mexiquenses, nos sentimos muy orgullosos de nuestro presidente de la República”, la ovación se sintió de nuevo.

El gobernador del Estado de México mandó un mensaje a las mujeres presentes. Aseguró que el presidente había asistido ese día, especialmente, para celebrar el Día Internacional de la Mujer, suscitado 2 días antes.

“Hace un par de días se celebró el día internacional de la mujer nuestro presidente viene a celebrar ese día, porque el señor presidente Enrique Peña Nieto celebra los 365 días el día de la mujer; y si es bisiesto, los 366 días”, aseguró el gobernador en un estado, gobernado también por Enrique Peña Nieto, en el que el feminicidio y la violencia de género han alcanzado niveles alarmantes sin respuesta oportuna de las autoridades.

Rosario Robles Berlanga, titular de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) continúo con el discurso:

“Buenas tardes a todas, y digo en primer lugar a todas porque, levanten las manos las mujeres. Ahí están, presidente, las mujeres mexiquenses, sus paisanas que tanto lo quieren. Y además las de Tecámac, que dicen que son sus novias (ovación del recinto), a mí me consta porque cada vez que he venido, eso me dicen”, dijo la funcionaria.

En un momento en que la imagen de Enrique Peña Nieto está deteriorada, y justo meses antes de iniciar las campañas para la gubernatura en Edomex, este evento resultó óptimo para “mostrar la fortaleza” del presidente y la aceptación de su imagen, así como en 2012, cuando era candidato.

 

 

 

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Egresado de la maestría en Periodismo Político de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Ferviente admirador de Vicente Leñero y Miguel Ángel Granados Chapas. Con experiencia en temas de derechos humanos y movimientos sociales. Amante del fútbol.

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