Heiji MorimotoFue en el año de 1997 cuando el mundo se maravilló con una escena ambientada a inicios del Siglo XX, donde un gran barco; el más grande que había visto la humanidad hasta ese momento, se partía dramáticamente a la mitad y rápidamente era tragado por el océano Atlántico.
Y fue en el mismo filme “hollybudence”, donde todos se conmovieron por la historia de amor entre dos jóvenes: Rose y Jack, quienes trágicamente eran separados por la muerte, a consecuencia del accidente que había sufrido el trasatlántico.
Un filme basado de una historia real en el que murieron mil 514 personas, de las 2 mil 223 que abordaron el coloso que zarpó de Inglaterra el 10 de abril de 1912. Sin duda, un acontecimiento aparatoso que era conocido por muchos, pero que a raíz de la película se popularizó más entre la sociedad.
Sin embargo, muy pocas personas conocen el caso de los otros 5 “titanic”; como los llaman la organización Médicos Sin Fronteras, los cuales en los últimos 3 años se han hundido en el mar mediterráneo, en el que han muerto más de 12 mil, niños, abuelos, padres y madres de familia, que en un acto de desesperación intentan huir de la violencia que impera en su lugar de origen.
O de las naves que MSF tiene en aguas internacionales, para rescatar y ayudar a todos los migrantes, 56 mil hasta el momento. Estos barcos de búsqueda son: Dignity1 con 6 mil 312 personas asistidas, Buorbon Argos con 12 mil y el Aquarius/SOS que ha ayudado a más de 7 mil 200 personas.
Las historias de estas embarcaciones no tienen una película que haya sido producida y financiada por productores de Hollywood, tampoco han salido en las planas de los grandes medios de información en el mundo.
Y más allá de la ficción, estas naves del mar llevan miles de personas que son Forzadas a Huir de sus hogares y de sus países de origen. Las causas: la guerra, la violencia generalizada, las catástrofes naturales, la persecución y la mala calidad de vida.
Y muchas de estas cuestiones se encuentran focalizadas en países que desde hace ya varios años, viven un ambiente de guerra y de violencia que han cobrado la vida de millones de personas.
Siria, Irak, Afganistán y Sudan del Sur son solo algunos de las naciones en las que más de 63 millones de personas, según cifras de las Naciones Unidas, han tenido que migrar a otros países, muchos de ellos con destino a Europa, buscando un solo propósito, el de salvar sus vidas.
Pero el viaje que emprenden la miles de familias, es un desplazamiento que conlleva muchos obstáculos, que son la falta de comida, de agua, de medicamentos, de dinero y de utensilios para cubrir las necesidades básicas que hace que la travesía sea aún más pesada para ellos.
Todo esto es difícil de asimilar, hoy en día la mayoría de la población entiende muy poco del porqué de la guerra en medio oriente. Saben que a diario caen bombas, y que muchos sirios e iraquíes migrantes, quieren cruzar diariamente a Europa.
Pero realmente muy pocas personas son conscientes de todas penurias por la que pasan todos los refugiados que huyen de sus ciudades.
Razón principal por la que Médicos Sin Fronteras ha impulsado la exhibición interactiva “Forzados a huir”, la cual con ayuda de tecnología multimedia, está planeada para profundizar en la comprensión pública acerca de la desesperada situación que viven millones de personas en el mundo.
Dicha exposición hace un recorrido guiado por expertos de la organización, quienes informan de los trabajos que realizan y de los retos por lo que pasan los migrantes.
Ubicada en el bosque de Chapultepec (en la entrada de los leones) a partir del 26 de abril hasta el 7 de mayo. Cualquier persona puede visitar y conocer no solamente fotos y videos tomadas “médicos”, sino también, saber cómo trabaja la institución y ser de alguna forma testigos de las historias de personas que han muerto y sobrevivido en su travesía por llegar a países como Italia o Grecia.
Durante el recorrido las personas pueden tocar y ponerse los chalecos salvavidas que utilizan los refugiados, pero que son comprados en el mercado negro, y que muchos son inservibles, razones por las que muchos saben que será difícil de sobrevivir, por lo que como última voluntad en caso de morir, graban en su chaleco: su nombre y un teléfono donde puedan dar aviso a su familia.
O conocer en la carpa interactiva los campos de refugiados donde viven hoy en día los millones de desplazados.
Tener de frente a una madre de familia que narra la historia de cómo su familia tomo la difícil decisión de abandonar su hogar, su lugar de origen. Escucharla decir los días cuando por medio de las noticias, veía lo que sucedía en otros lugares del mundo había guerra, y ella aliviada agradecía el que su familia no estuviera pasando por lo mismo.
Hoy ella vive en un campo de refugiados, en algunos momentos tuvo que hacer filas por horas para conseguir un poco de comida para sus hijos, y ahora narra la manera en la que se han tenido que adaptar e iniciar una nueva vida.
En palabras de Gerald Massic, director de MSF México y Centroamérica, el trabajo que realiza la organización cada día se ve más difícil de realizar, debido a que los demás países están cerrando sus fronteras.
“Hoy estamos presenciando el mayor desplazamiento forzado de personas desde la Segunda Guerra Mundial. Hoy, más de 60 mil refugiados sirios están varados en el desierto en el noreste de Jordania, enfrentando la deshidratación y el hambre”.
Denunciando al mismo tiempo por parte de Massic, las políticas que han implementado países europeos, que impiden que la gente huya de la guerra y de la violencia, “acorralándonos en un limbo legal que los criminaliza.”
Sabiendo todo esto tal vez la historia de James Cameron si tenga algo de similitud con el personaje interpretado por Leonardo DiCaprio y las personas que huyen de Siria, Irak, Sudan del Sur, o de la misma Honduras, y es que al final de cuentas eran migrantes que buscaban una nueva vida.
O como lo interpreta Gerald Massic, la exposición es para que todos comprendan porque tantas personas que hoy huyen a Europa y a América, no son nada diferentes a nosotros, por qué consideran más seguro el mar que la tierra, el desierto que el hogar.
