Los recientes bombardeos ejecutados por la coalición formada entre los gobiernos de Washington, París y Londres, reavivan los escenarios de conflicto que se creían superados en Siria y con Rusia. La posibilidad de que éste escale vuelve a ser considerada como el preludio de un enfrentamiento mayor. Sin embargo, para considerar lo anterior es necesario tomar en cuenta los diversos factores que rodean al conflicto y se alimentan de él.
El pasado 13 y 14 de abril, se anunció el bombardeo de instalaciones militares sirias en las que se resguardaban y fabricaban armas químicas. La razón de dicho ataque encontró su sustento en el hecho de que el gobierno sirio de Bashar Háfez al-Ásad empleara gas cloro (después se dijo que era gas sarín, y finalmente se comentó que habían sido ambos) en contra de población civil en la ciudad de Duma.[1]
El gobierno estadounidense encabezado por Donald John Trump junto con el apoyo del gobierno británico de Theresa Mary May y del francés Emmanuel Jean-Michel Frédéric Macron calibró entonces sus sistemas de misiles hacia la República Árabe Siria.
El ataque de la coalición estadounidense – británica – francesa está lejos de poner fin a un conflicto que inició en el 2011, cuyo entramado de alianzas e intereses geopolíticos es cada vez más complejo y en el cual el sustento de sus acciones es por lo demás risible, al argumentar la defensa y protección de la sociedad siria.
Sus acciones en realidad están condicionadas por factores internos y externos, lejos quedaron ya de cumplir (y de mostrarse) como potencia, evidencian su incapacidad de solucionar sus propios problemas, así como las condicionantes que estos les imponen; y terminan de mostrar sus verdaderas relaciones entre ellos y con el mundo.
Un ataque condicionado
Lo que inició como una revolución popular dentro del movimiento de la llamada Primavera Árabe se ha convertido en una afrenta entre partidarios al gobierno, contrarios a él, grupos radicalizados y extremistas con intereses e ideologías propias.
Esto condujo a que la intervención inicial de los Estados Unidos tuviera como propósito, evitar que el ejército sirio actuara en contra de los protestantes, posteriormente el propósito fue adiestrar y proveer a un grupo de rebeldes moderados, para que fueran estos los que llevaran el enfrentamiento contra el gobierno, y finalmente se habló de una intervención franca para combatir al grupo extremista del Estado Islámico de Irak y el Levante.
Pero detrás de esta evolución en los objetivos se buscó siempre defenestrar a Bashar H. al-Ásad. En el año 2005, la Federación Rusa y la República Árabe Siria habían signado la renovación de antiguos acuerdos (alcanzados en 1980.)
Dichos convenios (que tenían entre otros propósitos hacer contrapeso a la relación entre los Estados Unidos y el Estado de Israel) se volvieron extensivos en el aspecto gasífero, petrolero, industrial y de infraestructura, siendo la base naval de Tartus un punto medular de las relaciones ruso – sirias, puesto que Moscú hace uso de la base desde 1971 y en ella se encuentra parte de la flota rusa que opera en el Mar Mediterráneo.[2]
La intervención estadounidense, ordenada entonces por el expresidente Barack Hussein Obama II, tenía como principal propósito derrocar al gobierno actual en Siria, poner fin a los acuerdos entre rusos y sirios, e implementar los propios con el nuevo gobierno.
El pasado ataque estadounidense del 13 y 14 de abril, tiene como trasfondo elementos aun más nefastos. Los ataques estadounidenses no tienen otro propósito más que sostener a un gobierno impopular, además de abstraer y justificarse ante el electorado.
Basta recordar que sobre el presidente Donald J. Trump existe una creciente presión política de cara a las elecciones legislativas de noviembre próximo y en las cuales es probable que se termine de conformar un contrapeso significativo a su gobierno, sumado a los escándalos por pago de sobornos (a través de su abogado) para encubrir relaciones y favores sexuales, sin mencionar el insuperado caso de interferencia rusa (y la participación de Cambridge Analytica) en las elecciones presidenciales de 2016.
Adicionalmente, debemos considerar que las acciones estadounidenses están encaminadas a mantener las relaciones con los Estados aliados y vecinos a la zona de conflicto, siendo el caso más ilustrativo la relación con el Estado de Israel. El primer ministro Benjamín Netanyahu había instado ya a los Estados Unidos y al Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte a mantener y realizar acciones militares sobre Siria y la República Islámica de Irán.[3]
El propósito (de acuerdo con Netanyahu) es evitar que el primer Estado tenga la capacidad de desarrollar armas químicas y en el caso del segundo impedir su creciente capacidad nuclear, al mismo tiempo de limitar su presencia en territorio sirio.
La presencia iraní en Siria es un tema que preocupa los israelíes, dado que, desde la fundación del Estado de Israel, Irán no les reconoce y en mas de una ocasión se han suscitado enfrentamientos.
Las diferencias religiosas y étnicas abonan al conflicto y ahora con la presencia de fuerzas militares iraníes en Siria (apoyadas a su vez por la Federación Rusa, para garantizar la paz y estabilidad de la zona) las preocupaciones de Tel Aviv de ser blanco de un ataque desde territorio sirio inquietan demasiado. No es de extrañar entonces que los lobbies de origen israelí asentados en los Estados Unidos hayan tomado parte en los hechos recientes.
La participación del Reino Unido, aunque no sorprende, igualmente es condicionada, y el más reciente caso de envenenamiento del agente doble Serguéi Viktorovich Skripal debe ser considerado.
Las autoridades británicas han señalado que los autores intelectuales de dicho atentado (curiosamente efectuado con agentes nerviosos en forma de gas) habían sido personas de origen ruso vinculados con el gobierno.
El asunto, que derivó en la expulsión de personal diplomático ruso (efectuado primeramente por el gobierno en Washington y replicado después por Londres) explica el actuar británico en contra de un aliado de Moscú.
La casualidad no es vinculante (y mucho menos explica los acontecimientos,) no obstante el actuar británico tiene como intención (al igual que en el caso estadounidense) apaciguar las tensiones en el Parlamento británico en relación con las contenciosas negociaciones alrededor del Brexit (además de la influencia que tuvo -nuevamente- Cambridge Analytica sobre ellas) y que hace unos meses amenazaron la gestión de la primera ministra Theresa M. May[4]. Los ataques aéreos han dado un breve desahogo.
Por su parte, la participación francesa, aunque pudiera considerarse sorpresiva es prácticamente simbólica, (y al igual que en los dos casos anteriores obedece a condicionantes domésticas e internacionales) buscando dar cumplimiento a metas muy específicas, pero que para su caso en particular resultarían más difíciles de alcanzar.
La administración francesa de Emmanuel J-M F. Macron ha estrechado sus lazos con el gobierno británico de Theresa M. May, mostrando su respaldo en el caso de envenenamiento del agente Serguéi V. Skripal, sumado al posible recelo personal que el presidente francés guarda a Rusia (por los intentos de intervención en las elecciones presidenciales de 2017), y los atentados terroristas ocurridos en París adjudicados por el Estado Islámico podrían dar una buena justificación de su participación, pero no es así.
El agitado entorno social (que enfrentaría una reforma laboral a finales de año y el posible aumento de impuestos)[5] ha provocado una caída en los índices de aprobación de gobierno.[6] Los intentos por revertir esta situación se enfocan en posicionar a su país como el nuevo líder de la Unión Europea.[7] Sus avances en este aspecto han sido por demás escasos, por lo que ahora busca situarse fuera de ella.
Igualmente es importante considerar la reciente gira que el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammad bin Salmán bin Abdulaziz Al Saud realizó al país. El saldo final de dicha visita es la firma de importantes acuerdos en materia de energéticos (principalmente petróleo) entre la firma francesa Total y Saudi Aramco,[8] Además de establecer acuerdos entorno a la agenda política tanto de París como de Riad en relación con Irán y su programa nuclear, considerando también el tema sirio.[9] Es pues, que la participación francesa en los bombardeos se encuentra sumamente condicionada por temas domésticos e internacionales.
Intereses geopolíticos
El conflicto sirio cobró notoriedad a nivel internacional a partir de que Rusia y los Estados Unidos se sumaron. Como se comentó anteriormente la razón por la cual los dos Estados intervinieron giraba en torno a los acuerdos alcanzados entre Damasco y Moscú en 2005, siendo el puerto de Tartus un tema medular.
Históricamente, Rusia ha buscado constituirse como una potencia naval, sin embargo, su condición geográfica se lo dificultaba dado que en épocas invernales los litorales rusos se congelan, por lo que era imperativo lograr acceso a aguas libres de hielo.
El anhelo se materializó en el año 2014 cuando logró anexar la península de Crimea y el puerto de Sebastopol que le garantizó acceso al Mar Negro. De esta forma se consiguió una conexión con el puerto de Tartus en Siria y por tanto presencia en el Mar Mediterráneo. Estados Unidos ve en este hecho el precedente por el cual se busca socavar y hacer frente a su dominio mundial en los mares.
Igualmente, los Estados Unidos han fijado intereses geopolíticos muy importantes en la región de Medio Oriente, y fue en la década de 1990 que se identificó en la zona aquellas áreas de importancia consecuencia de sus recursos (principalmente energéticos.)
En ellas los esfuerzos estadounidenses estarían dirigidos a garantizar el acceso a estos, mediante el establecimiento de relaciones con gobiernos afines (Israel, principalmente) y la vigilancia sobre administraciones no afines (Irán y Siria) y aunque en la actualidad lo anterior es un tema importante, es de un imperativo mayor la vigilancia de las rutas por las cuales transitan (tanto hidrocarburos, mercaderías y buques (de la armada estadounidense) siendo entonces el canal de Suez el punto más importante, puesto que es allí por donde cruzan embarcaciones provenientes de la península arábiga.
Pero no solo han sido los Estados Unidos y Rusia los únicos que han participado activamente en el conflicto, potencias regionales como la República de Turquía también lo ha tenido.
Ankara ha sido un dinámico mediador en el conflicto sirio, limitando además sus posibles incursiones militares sobre el país. Lo anterior es de consideración tomando en cuenta que las ciudades de Aleppo e Idlib (considerablemente dañadas por la guerra) se encuentran muy próximas a la frontera turca. Lo anterior se explica porque Turquía no ha sido autorizada por el gobierno sirio para actuar sobre el terreno, además que se busca evitar un conflicto con Irán (con quien comparte frontera) como consecuencia de la mala coordinación en algunas incursiones.[10] Pero más significativo es la relación que el Estado turco guarda con la OTAN, Rusia y la Unión Europea.
Turquía es miembro de la organización atlántica desde 1952, y durante el conflicto sirio ha mantenido al mínimo la posible participación de la organización.
Aunque no se ha confirmado el tránsito de buques de la armada rusa a través de los estrechos turcos (Dardanelos y Bósforo), el paso por ellos es obligado entre los puertos de Sebastopol y Tartus (usados por la armada rusa.) Finalmente, aunque el acuerdo de adhesión entre Turquía y la Unión Europea ha quedado prácticamente olvidado es un viejo y muy anhelado deseo turco.
La participación de Irán en el conflicto sirio a sido importante, como consecuencia que, en los acuerdos de Astana, Teherán junto con Rusia fueron designados para mantener la paz y seguridad (relativa) en Siria, haciendo más que necesario contar con instalaciones militares dentro del país. Igualmente, el aspecto energético se hace presente puesto que el gas iraní ha tenido como destino Turquía[11] y es muy probable que desde allí también tenga como destino Siria. De esta forma Irán complementaría sus esfuerzos por constituirse como una potencia regional de importancia gracias a que también desarrolla un ambicioso programa nuclear que pone en alerta a Israel y al gobierno estadounidense.
Es igualmente importante considerar el papel que Israel ha tenido dentro del conflicto sirio. Desde su fundación en el año 1948, los conflictos con los Estados árabes vecinos han sido continuos y en la mayoría de ellos el aspecto territorial ha sido una constante,[12] siendo entonces los enfrentamientos con la República Árabe de Egipto, el Estado de Palestina, la República Libanesa, el Reino Hachemita de Jordania y Siria los más significativos. Como consecuencia de lo anterior Tel Aviv tiene como un imperativo geopolítico defender el actual territorio sobre el que se encuentra asentado y además mantener una constante vigilancia sobre las fronteras poco claras y reconocidas.
Es por lo anterior que la presencia militar iraní en territorio sirio es un motivo de alarma significativa, pues se considera que en este hecho la integridad territorial de Israel se ve comprometida.
Es igualmente importante destacar que el ejército israelí no tuvo participación en los pasados bombardeos, aunque en ocasiones anteriores ha bombardeado instalaciones militares sirias e iraníes.[13]
Es entonces que dentro del contexto del conflicto en Siria se enmarcan y convergen distintos intereses que se suman o cambian, haciendo al problema cada vez más complejo y longevo.
Una nueva realidad
El pasado bombardeo no modificará en ninguna forma el conflicto en Siria. Aun con los residuos de gas, la estela de los cohetes y la polvareda, el panorama se muestra definido, complicado y largo. El actuar estadounidense, británico y francés fue condicionado (e impulsado) por el complicado entorno interno de cada país.
En el caso de los Estados Unidos, la creciente presión política y social sobre el presidente Donald J. Trump tuvo un factor de peso decisivo, en complemento de los compromisos internacionales que su gobierno (y pasadas administraciones) contrajo con países aliados, tal es el caso de Israel.
El Reino Unido se encuentra igualmente condicionado como consecuencia del proceso contencioso que tiene con la Unión Europea en relación con el Brexit, (con el cual sus ciudadanos no están del todo a favor) la supuesta participación de agentes rusos en el caso Skripal, sumado a los posibles reacomodos en la Corona. Su actuar en Siria le ha dado un poco de tiempo para analizar sus opciones al interior. El actuar francés obedece a los recientes compromisos adquiridos con la Casa Saúd de Arabia Saudita, los problemas de política interna, el apoyo prestado al Reino Unido (por el caso Skripal) y los intentos fallidos de convertirse en un líder dentro de la Unión Europea e incluso a nivel mundial. De todos los participantes, París es el que menos consiguió con la incursión.
La acción conjunta de los tres Estados alcanzó un 25% de efectividad. Lejos está de mostrarlos como líderes mundiales e incluso evidencia su capacidad militar (cosa peligrosa y delicada, pensando en su potencial nuclear.
Seguramente La República Popular China y La República Popular Democrática de Corea – Corea del Norte- se habrán percatado bien del asunto.) Se convirtieron, además, en los mejores promotores de los sistemas de defensa balística sirios, aunque proporcionados por la milicia rusa, hecho que hace que también valga la pena detenerse a examinar el actuar de Rusia en el conflicto.
El despliegue de Rusia en Siria ha sido limitado, centrándose en mantener al gobierno del presidente Bashar H. al-Ásad y a evitar que su posición en el puerto de Tartus se vea comprometida de alguna forma. Se ha dedicado únicamente a prestar apoyo aéreo, además de no permitir que sean elementos de su propio ejército los que lleven la carga del conflicto.
Lo anterior es muy importante de destacar dado que, en los recientes hechos, sus buques, aviones y el posible personal que pudiese estar en territorio sirio no fueron alcanzados por los ataques de la coalición británico – estadounidense – francesa.
Esto fue muestra entonces que ninguna de las tres potencias occidentales está dispuesta realmente a entrar en un conflicto franco y abierto con Moscú (guardando las respectivas reservas de cuan efectiva y rápida sea su respuesta,) la línea roja se ha marcado entonces en evitar un ataque entre potencias, que pudiese alcanzar sus instalaciones o personal haciendo ver entonces que el conflicto no puede considerarse análogo a la época de la Guerra Fría y mucho menos es el preludio de una supuesta tercera guerra mundial.
Por supuesto que el conflicto puede ir escalando y convertirse en una lucha que involucre a más Estados, pero no tendrá las implicaciones de una guerra mundial.
En todo caso será un conflicto regional de mayor escala, y en el que muy seguramente intervendrán Israel, Irán y Turquía (principalmente) como consecuencia de la incompatibilidad (o amenaza) a sus respectivos intereses geopolíticos esbozados con anterioridad. Aquí el grado de comunicación y entendimiento que tengan tanto Washington y Moscú con sus respectivos aliados será de suma importancia.
El conflicto en Siria desafortunadamente continuará hasta que los intereses geopolíticos de los involucrados no se redefinan (o se renegocien,) haciendo además necesario que éste deje de ser usado con fines políticos al interior de ciertos países. Es necesario entender todos y cada uno de los componentes del conflicto, para comenzar a buscar una solución tangible y duradera.
Fuentes de consulta
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[1]Clarín. Siria: el infierno se desata en un hospital de Duma. Recurso disponible en línea en: https://www.clarin.com/mundo/siria-infierno-desata-hospital-duma_0_HJPcKR2jz.html (Consulta: 20/04/2018)
[2] Morales González, Alberto, ¿Qué interese tiene Rusia en Siria? Instituto Español de Estudios Estratégicos, [21 de mayo de 2013] p. 4. Recurso disponible en línea en:
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[3] The Times of Israel. Netanyahu praises West for Syria strike, urges similar policy against Iran. Recurso disponible en línea en: https://www.timesofisrael.com/netanyahu-praises-west-for-syria-strike-urges-similar-action-against-iran/ (Consulta:17/11/2016)
[4] The Guardian. Labour should oppose Brexit deal to bring down PM – McCluskey. Recurso disponible en línea en: https://www.theguardian.com/politics/2018/jan/30/labour-should-oppose-brexit-deal-to-bring-down-pm-mccluskey (Consulta:17/11/2016)
[5] Bassets, Marc. El País. Macron supera una nueva jornada de huelgas y protestas en Francia. Recurso disponible en línea en:
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[6] The Diplomat. Emmanuel Macron faces a wave of strikes and protests in France. Recurso disponible en línea en: https://www.economist.com/news/europe/21740442-will-he-stand-up-strikers-or-let-his-reforms-die-emmanuel-macron-faces-wave-strikes (Consulta:17/11/2016)
[7] Suanzes, Pablo R. Emmanuel Macron apela al renacimiento de la «soberanía europea» ante la Eurocámara. Recurso disponible en línea en:
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[9] i La Vanguardia. Macron y Mohamed bin Salman acuerdan una «estrategia común» en Oriente Medio. Recurso disponible en línea en:
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[10] Shapiro, Jacob L. Geopolitical Futures. The West Rebukes Russia in Syria. Recurso disponible en línea en:
[11] Barcelona Centre for International Affairs. La política exterior de Turquía. Recurso disponible en línea en:
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[13] Shapiro, Jacob L. Geopolitical Futures. Op. Cit.