El fin de semana, Andrés Manuel López Obrador visitó Tamaulipas y, a unos días de su estancia en el estado del norte, lo seguimos recordando por una frase memorable: “¡Ya!, al carajo la delincuencia, fuchi, guácala; es como la corrupción, fuchi, guácala”.
Tan fácil que era enfrentar el crimen organizado y otros presidentes dando golpes al avispero. Evidentemente no funciona así, señor López. Menos invitando a los cárteles a “portarse bien” y a “pensar en sus mamás”.
Qué bueno que quiera impulsar los programas para fortalecer los valores familiares y cívicos, pero ese no es el único camino. Eso sí, los aplausos y las risas no faltaron en ese evento multitudinario, donde recibió el apoyo de sus seguidores.
López Obrador estaba fascinado por fuera, pero con un nerviosismo bárbaro por dentro, quizá esperando que ningún matón de Tamaulipas lo estuviera escuchando.
¿Se imaginan que esta fórmula funcionara? Decirle a los asaltantes en la calle: “¡Fuchi, guácala! ¡Piensen en sus mamacitas!”. Y entonces los delincuentes bajan las armas, se disculpan con el o la afectada y rezan porque su mamá no los descubra. ¡Pues no!
En efecto, lo de las mamás fue cierto y tal cual López Obrador pidió “por favor” a los grupos criminales que recapaciten y piensen en el daño que hacen a sus mamás con las malas acciones que realizan. ¡Ternurita!
Sin ofender, pero los delincuentes no estarán pensando en su mamá al momento de delinquir, pues no se tientan el corazón al momento no solo de robar, sino matar, extorsionar, violar o secuestrar.
En fin, tal parece que el presidente tiene miedo del crimen organizado, puesto que a pesar de no haber mencionado el nombre del Cártel del Noreste, el mandatario se dirigió a quienes han impedido que elementos de seguridad en Nuevo Laredo carguen gasolina.
Por cierto, después de que López Obrador asegurara que el “huachicoleo” ya era cosa del pasado, ahora resulta que siempre no, pues no lo ha erradicado en Tamaulipas.
Y si bien el robo de combustible ya no es tendencia, este delito sigue sucediendo y se conocen más sitios donde hay tomas clandestinas, no solo en esa entidad.
En tanto, en ese estado se redujo de 80 mil a 4 mil los barriles robados a diario desde que inició su estrategia contra el “huachicol”, en enero de este año. ¿Servirá la lección de moral que impuso López Obrador en Tamaulipas? Sabemos la respuesta: No.